lunes, 29 de octubre de 2012

CAPITULO 63.




La retuvieron unos segundos para ponerle el micrófono. Se quería ir corriendo, pero ya estaba totalmente jugada. Lo único que podía hacer era rezar por no hacer ningún papelón.

- Ahora sí, está pronta… Ella es Mariana Espósito, tiene dieciocho años y es la novia de Peter…- ya estaba ubicada al lado de Peter.- Hola Mariana ¿Cómo estás?
- Muy bien, gracias.- hace bastante que no hablaba en inglés, pero sin embargo, fluía en un tono natural.
- Al fin… ¡Cómo te hiciste rogar, querida! Todas queríamos conocer a la belleza, saber que tenía que atrapó a Peter…
- Bueno, no sé si belleza, pero gracias…- se rió.- Y yo tampoco sé porque atrapé a Peter, pregúntenle a él…- él le sonrió.
- Bueno, él ya nos dijo ¿No? Toda esa descripción tan enamorada… ¿Y vos Lali, qué te atrapó de Peter? Además de lo buen mozo que es, claro.- todos se reían al son.
- Me atrapa su forma de ser… Yo sé que delante de las cámaras puede parecer como un tipo bastante extrovertido, pero la realidad es que es muy tranquilo, sencillo. Él siempre disfruta de cosas muy sencillitas de la vida y me contagió eso, el vivir un paso a la vez.
- ¿Por ejemplo de qué cosas sencillas disfruta Peter?
- Y… que le haga un masajito por ejemplo, o estando en su casa con su mamá, se lo vé muy feliz así.
- ¿Te llevás bien con la mamá de Peter?
- Si, muy. La verdad es una genia Luz, la mamá de Peter. Tenemos una relación increíble, ella me escucha muchísimo, no siento ese típico rechazo de una suegra con su nuera. Me aceptó desde un primer momento. Es muy importante para mí contar con el apoyo de la familia de Pitt en la relación.
- ¿Y vos, Peter? ¿De qué cosas disfrutas en la relación?
- Disfruto mucho de llevarle el desayuno a la cama o preparar salidas... Me gusta mucho regaloneárla.
- Ah, sos todo un romántico... ¡No lo dejes ir, Mariana! A muy pocos hombres les gusta regalonear a sus mujeres.
- Obvio, no lo suelto más.- abrazó el brazo de Peter y él se rió.
- Igual, yo tampoco la tengo que soltar a ella, eh...
- ¿Por qué? ¿Qué hace por vos?
- Cosas que de repente otra chica no haría. Por ejemplo, yo ésta madrugada estuve haciendo una sesión de fotos... llegué a las cinco de la mañana al hotel y ella me estaba esperando despierta. - la miró con una sonrisa.- Además, tengo que reconocer que soy excesivamente celoso, muy celoso, y ella se la re banca. Aunque estoy intentando mejorar y ser menos celoso, me cuesta horrores.
- ¿Y por qué? ¿Por qué tan celoso?
- No sé, me sale así. Ella tiene a muchos chicos dando vuelta, compañeros de trabajo, en el colegio... y me pone medio loco verla rodeado de otros. Igual, como te decía, lo estoy intentando mejorar, no tengo motivos para ser celoso porque confío muchísimo en ella.
- ¿Y vos, sos muy celosa Mariana?
- No sé, eso pregúntenle a él. Yo no me considero muy celosa.
- No, no es tan celosa... O se la aguanta bien. Más bien se lo toma con humor, a veces hace chistes sobre las modelos con las que hago campañas... Pero sabe que es mi trabajo y no interviene.
- Qué lindo un amor así ¿No? Vamos a un corte me está diciendo el señor productor, y después de la pausa seguimos hablando. No se despeguen de la pantalla.- sonrió y se apagaron las luces de las cámaras.
- ¿Cómo te sentís? - Peter la miró enseguida.
- Bien ¿Por?
- Perdonáme, yo sabía que no tenías que venir, te iban a forzar a estar acá.
- Nadie me fuerza, lo hice porque quise.... Y me siento muy cómoda, no pensé que iba a ser tan fácil.
- ¿Si? - sonrió.
- Si.
- Dentro de unos años, si tenemos suerte, vamos a volver con un chiquito o chiquita, a presentar a nuestro hijo y no a la pareja...
- ¿Ya estás pensando en eso? - se rió.
- Sí. Mientras te escuchaba hablar, tan copada enfrente de las cámaras, se me vino esa imágen a la cabeza.
- Igual, falta todavía unos cuantos años eh. Yo quiero terminar alguna carrera o tener trabajo estable, por lo menos.
- Obvio.- dejó un beso en su mejilla.

.......................

Entraron a los besos. Él tenía sus manos en los bolsillos traseros del jean de ella, ella una en su cuello y la otra llevando la valija con dificultad.
El avión había llegado a Argentina cerca de las once. La actividad había estado complicada en el aeropuerto, algunos periodistas se habían enterado de cuando llegaba Peter, pero la seguridad del aeropuerto había colaborado.
Ahora llegaban a su hogar, más enamorados a como se habían ido, y le había insistido en que se quedara algunas horas antes de ir a ver a Luz.

  • ¡Lali! – llamó su atención Emilia. Paró la mano, pidiéndole que esperara.- ¡Lali!
  • Mm, pará.- solicitó.
  • Lali.- le habló una voz masculina. Le pegó en las manos a Peter para que las sacara y se giró exaltada.
  • Papá.- lo miró sorprendida y luego a su madre.- ¿Qué hacen acá?
  • Dijimos que íbamos a venir ¿No? Lo que no esperábamos es que te hubieras ido de viaje tan lejos.
  • Eh... hola.- abrazó a su padre y dejó un beso en la mejilla de su madre. Esta última miraba a Pedro con curiosidad.
  • ¿Y él es...? - su padre lo miró con una sonrisa.
  • Él es Pedro, mi novio.- solo ella reconocía el pánico en sus ojos.- Ellos son Salvador y Gimena, mis padres.
  • Mucho gusto.- les dio un apretón de manos.- Lali habla mucho de ustedes.
  • Por camara web me parecías conocido y ahora también ¿De dónde sos?- quiso saber Gime.
  • Soy modelo, a lo mejor es por eso.- le dio una sonrisa.
  • Es el de la chomba verde, ma.- se rió y ella lo miró con interés.
  • Mirá vos... Katie y Andrea se mueren.- sonrió.
  • Viniste quemadita, ché.- le sonrió Emilia.- ¿Cómo la pasaste?
  • Increíble.
  • Nos disgustó un poco que no estuvieras en tu cumpleaños... vinimos en esas fechas por eso.- confesó su madre.
  • No sabía que venían, me hubieran avisado.
  • Dejála, Gime. Está bien, es su cumpleaños y lo puede pasar como quiera ¿Lo disfrutaste, hija?
  • Si, mucho.- y Peter le sonrió.- Israel es increíble. Tienen que ir.
  • Bueno, yo... me voy y los dejo charlar tranquilos... Más tarde te llamo.- con la mirada le pidió que no lo retuviera.
  • Te acompaño al ascensor... Decile a tu mamá que después le voy a llevar lo que le traje. Ya vengo.- miró a sus padres y salió. Peter ya llamaba al ascensor. - Te juro que no sabía.- se rió.
  • Está bien, no me molesta. Fue un poco inesperado y sorpresivo, nada más.- ella se colgó de su cuello.
  • ¿Después volvés?
  • Me da cosa.- confesó.
  • Ya sé. Voy a dormir a tu casa, así mis padres no pagan un hotel y se quedan acá ¿Te va?
  • ¿No te van a decir nada?
  • Soy grande ya, Peter.- obvió, él dejó un beso en su labio superior.
  • Bueno, dale. Llamáme más tarde ¿Si?- respondió con una sonrisa y él se fue.




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miércoles, 24 de octubre de 2012

CAPITULO 62.




- Buen día…- Manuela bajó abrazada a su novio y cara de sorpresa.- Amanecieron antes que nosotros, qué raro…
- No dormimos.- confesó Pitt, la miró con una sonrisa.
- ¿No dormiste? Sos tarado eh… Vas a estar re bobo en la conferencia, Peter.- y para la relación laboral que había, se llevaban demasiado bien.
- No estoy cansado, tengo mucha energía. ¿Qué tenemos además de la conferencia?
- Cuatro entrevistas.
- ¿Cuatro?- puso cara de dolor.
- Si. Ya veo que voy a tener que usar mucha tapa ojera.- sostuvo su cara para mirarlo bien.
- ¿De dónde sacaron tantas entrevistas?
- De Lali, obvio.- se rió.- Si no supiera que no te gusta la prensa, hubiéramos planeado mejor a quien le dábamos la exclusiva de tu relación. Lo que podríamos planear…es la aparición televisiva de Lali.- lo metió al pasar.
- ¿Qué? – los dos.
- Hoy tenés que ir al programa de Helen.- miró a Peter, él asintió como entendiendo.
- Es… como Susana Giménez acá.- Maximiliano vio su cara desconcertada.
- Y nos quiere dar cinco ceros en dólares por vos.
- ¿Por mí?- se sorprendió Lali.
- Nadie va a comprar a mi novia.- se fastidió Peter.
- Eso es decisión de Lali. Igual, no lo dije de ese modo, quise explicarle a Lali la dimensión de todo esto.
- Yo no…no… perdón por la plata que les hago perder, pero no… La tele es mucho, no…
- No te preocupes, Lali. No estás obligada… la plata va y viene.- se encogió de hombros.- Lo que sí, tenés que ir con nosotros, o pasar todo el día sola.
- Si, voy con ustedes.- sonrió.
- Entonces ¿Vamos a aprontarnos? ¿Tenés formal, para la conferencia?
- … Algo voy a encontrar.

……….
- ¿Terminaste, estrella?- golpeó la puerta despacio, aunque ya estaba medio abierta. Peter estaba sentado en una silla con su nombre, adentro de un camerín con su nombre en la puerta, mirándose en un espejo. Manuela se rió, y salió.
- ¿Vas a burlarte por mucho tiempo más? Okay, tengo la cara deshecha y me tienen que maquillar ¿Y?- consultó y se rió otra vez.
- No tenés la cara deshecha… por eso me hace gracia.- explicó.
- ¿Querés comer algo? Agarrá, te debes de estar muriendo.- señaló la mesa con comida. Ya había sido la conferencia y dos entrevistas, ahora estaban en el canal televisivo y después tendría una entrevista más. Todo eso había sido sin parar en ningún momento, desde el desayuno.
- No, estoy bien.- sonrió, sentándose.
- ¿Cómo hacés para estar tan linda siempre?- quiso saber.- Pasamos todo un día sin comer, nosotros dos no dormimos absolutamente nada… yo estoy empezando a sentir el peso ¿Cómo vos te ves tan radiante?
- No sé, se ve que los dieciocho me pegaron bien…Cuando llegues lo vas a entender.- aseguró, burlando su minoría de edad.
- Salgo con una chica más grande que yo… eso es de chico malo.- sonrió como si le gustara la idea.
- Ay si, chico malo… dos meses te llevo.- obvió.
- Five minutes.- se sintió la voz inglesa de Manuela golpear la puerta.
- Bueno, mejor me voy a acomodar… voy a estar atrás de las cámaras, con Manu.- avisó.- Suerte.- le dejó un beso en la boca y él sonrió.

Presentaron a Peter, todas gritaron como locas, entró, saludó con su sonrisa al costado, se sentó en el sillón rojo y charló un rato. Peter hablando en inglés era una de las cosas más sexys que habías visto en su vida. Helen era una mujer cincuentona, al parecer con muchos años sosteniendo aquél programa. Y no era la primera vez que Peter estaba allí. Helen lo dejaba en claro a cada rato.

- Eras tan jovencito…
- No pasó tanto.
- ¿A qué edad es que empezaste, Peter?
- A los catorce. Ahora ya tengo diecisiete… solo pasaron tres años. Aunque cambió mucho en mi vida.
- ¿En tu vida personal?
- Si, sobre todo. Tuve que adaptar mi vida de siempre a todo el trabajo que me llevó ser reconocido. No solo me costó a mí, sino a mi familia, a mis amigos… les mando un saludo a ellos, siempre me bancan en todas.
- ¿Y del corazón, cómo estás, Peter?
- Bien, por suerte…
- ¿Más específicamente…?- y todos se rieron.
- Creo que más específico que eso no puedo ser… En el tema de amor estoy en mi mejor momento.
- De novio…
- Si. Y muy feliz.- la miró disimuladamente, ya que estaba parada detrás de la cámara que le apuntaba a él. Le dio una sonrisa y él se la devolvió.
- Contános un poco más… Lo confirmaste hace muy poco, por lo que tengo entendido.
- Si... Es que quisimos mantenerlo para nosotros, no arriesgarnos a tanta exposición.
- Bueno, contános. ¿Hace cuánto estás con Mariana?
- Ah, pero vos estás informada, le sabés el nombre y todo… - todos se volvieron a reír.
- Y claro… todas las mujeres queremos saber qué tiene ésta chica que atrapó al soltero más codiciado.
- Bueno, tampoco el soltero más codiciado…- él y su humildad.- Bueno, se llama Mariana… estamos hace tres meses, casi.
- ¡Bastante guardadito lo tenías! Éstos rumores empezaron hace un mes, apenas.
- Si. Y bueno, lo que tiene, es difícil de explicar, a veces ni yo mismo puedo.- levantó los ojos y la miró. Por la posición parecía que estaba mirando a la cámara.- Ella siempre me banca en todas… es muy diferente a las demás porque desde el primer momento me demostró que no buscaba la fama, porque es tan increíble que se la puede conseguir por si sola. Es sencilla… hermosa, tiene la sonrisa más linda del mundo y me hace reír mucho.
- Ah, pero ¡Estás muerto de amor!
- Sí, estoy muy enamorado.- y ella le sonrió muerta de amor.
- ¡Ahí está! ¡Con razón tanta inspiración! – y se agarró al cuerpo de Manu que se rió y se soltó un poco.- Bien guardada que te la tenías, Peter…- las cámaras giraron hacia ella y sintió un millón de hormigas en el estómago, se quería ir corriendo.- Por favor, que venga al living, Peter.
- No le gustan mucho éstas cosas, lo que pasa…- él la miró de ojos brillantes.
- ¡Pero mirá que linda que es! Dale, vení Mariana…- pidió. Miró a Peter, él se lo pidió con la mirada. Miró a Manuela, ella asintió convencida. Respiró hondo, y avanzó dos pasos. [ HYPERLINK "http://www.lifestyleasia.com/c/images/articles/original/10/105415.jpg

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sábado, 20 de octubre de 2012

CAPITULO 61.




- Tengo frío... - se quejó Manu frotándose los brazos. El cielo se había nublado un poco.
- ¿Vamos? - la miró.
- ¿Te querés ir?
- Digo, si hace frío...
- ¿Nos arreglamos y vamos a comer, Peter? - él era quien estaba a cargo de los planes del día.
- Sí, dale.

Volvieron al hotel, estaba refrescando. Eso a Peter lo tenía de mal humor, pero lo convenció cuando le dijo que así, podría estrenar los regalos de sus amigos.

- ¿Estás? - él hace un ratito que jugaba con un almohadón sentado en la cama.
- Si. Pará, sacáme una foto así la subo al twitter y se la muestro a los chicos para que se pongan contentos de que me gustaron sus regalos.- le pasó el celular.
- ¿Es necesario?
- Sí, dale.
- Es que estás muy linda.- la hizo reír.
- Dale, tarado.
- Bueno, pero la subo a mi twitter.- sacó su celular y sacó la foto con ese. Salieron de la habitación y él ya estaba subiendo. https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu3kxfxrq4Glg47fJMMk2U3RYktyKjWicOrAjTzdyMVt4uZu1yR6Q2ETj4s3RyU3JlX5MHnRm4gZhf2m-mA-5RlK-8Iv0yyoItovLjz6OdSNMZBnpAzn5FdkS0As7cx_Ak_M5Yul3j2P1w/s1600/201010_what-goes-around-comes-around_03.jpg "La linda cumplañera que ya estrena sus regalos." Le avisó que había enviado el enlace a los twitters de sus amigos.

El restaurante era enorme, todo de vidrio y frente al mar. Manuela le contó que Peter había mirado por catálogo todos los restaurantes de la zona (porque habían muchos) y que había elegido ese. Cuestión que para su fecha de cumpleaños estaba lleno: él había hecho un berrinnche tremendo hasta que le habían conseguido la mesa para cuatro. Mientras Manu relataba todo ésto, las mejillas de Peter se encendían. Dejó un centenar de besos en su mejilla y le agradeció el berrinche.

Ella como siempre se pidió un plato de pescado; Manu y Maximiliano se pidieron un plato típico del país, y Peter, como la mayoría de las veces, optó por la carne.
Y a la hora del postre, ella cantó que quería helado pero Pitt no la dejó; le hizo un gesto al mozo y éste vino con una bandeja entre manos.

- Feliz cumple, mi amor.- le dijo, mientras el mozo dejaba la bandeja en la mesa. Era una torta en forma de corazón. Feliz Cumple decía, y tenía 18 velas. Tenés que pedir los deseos, le recordó Maxi. Apretó los ojos fuerte, siempre lo hacía para desear. Estuvieron ahí un rato más y después volvieron al hotel para una siesta. Más tarde volverían a salir.

- ¿Qué hacés?- Peter salió del baño y ella estaba en el balcón.
- Recordaba.
- ¿Qué cosa? - puso las manos en el barandal, con ella encerrada entre sus brazos. Miraba la costa que se veía a lo lejos.
- Todos mis cumple. Estaba tratando de acordarme si tuve uno mejor que éste.
- ¿Y tuviste?
- No.- vio su sonrisa.- Para mis padres los cumpleaños siempre se limitaron muy a lo material. Ni siquiera a recordar el día en que nací. Éste año fue más profundo... Te preocupaste por hacer que fuera perfecto en muchos sentidos. Creo que no podría pedir más de lo que pasó hoy.
- Entonces ¿Qué pediste cuando cortamos la torta?
- Eso no se dice. Sino no se cumple.
- ¿Crees en eso?
- Creo que cuando deseas muy fuerte se concede. El cumpleaños es para que recordemos que tenemos que seguir deseando.
- ... ¿Estuve en alguno de tus deseos?
- Con vos deseo y sueño todos los días...
- Estás esquivando la respuesta. No deseaste nada en lo que yo estuviera ¿No?
- Estoy esquivando la respuesta porque no quiero que sepas nada de lo que deseo. Es todo muy íntimo.
- Entonces prometéme algo. Cuando se te cumplan los deseos ¿Me lo decís?- asintió.- Con eso me conformo,con saber que se cumple.- le sonrió.- ¿Qué pasa?
- Nada.- lo abraza y acaricia su espalda.- Quiero llorar pero si lo hago me voy a sentir una tarada. - Él la miró preocupado.- Quiero llorar de felicidad... Vos siempre decís que merezco todo lo bueno que me pasa ¿No?- él asintió.- Bueno ¿Por qué me lo merezco?
- Por como sos. Siempre te preocupás y querés lo mejor para todo el mundo sin esperar nada a cambio. Pocas personas son tan desinteresadas.
- Vos sos igual ¿Por qué no pensás que también te mereces cosas buenas?
- Porque cuando pensé que a lo mejor merecía lo que me pasaba, llegaste vos. No puedo sentir que te merezca, sos demasiado.
- ¿Y si yo pensara igual? Yo también pienso que no te merezco, que sos mucho más de lo que pedí.- confesó.
- Vos no sabés todo de mí. Hay cosas que hice de las que me arrepiento.
- Como todos. Nadie es perfecto, cometemos errores y nos arrepentimos.
- ¿Ves? Me mata eso, que hay cosas de mí que no sabés y no preguntás qué es.
- Si no me lo contás vos por algo será. Hay cosas que vos tampoco sabés de mí y que te las voy a contar cuando me sienta preparada.- él sonrió, con una de esas sonrisas que eran capaces de decirlo todo.

....................
Dio una vuelta. Tanteó el lado vacío de la cama como si mágicamente fuera a aparecer la figura que buscaba. Se sentó y miró por la ventana. No iba a poder dormir. Peter estaría haciendo la sesión fotográfica durante toda la madrugada.

Cambió el pijama por una musculosa, un short y las ojotas. Bajó en silencio para no molestar al resto que si podía conciliar el sueño. Eran las cinco y media.
En la pileta se reflejaba la luna, bien como las imágenes de película. Se sentó en el borde y metió los pies en el agua, deshaciendo la figura perfecta.

- ¿Qué hacés acá? - alguien se sentó detrás de ella y puso las piernas a su alrededor, también en el agua.
- Le pido a la luna... ¿Cómo te fue?
- Bien, tardamos menos de lo que pensaba. ¿Estás hace mucho acá?
- Como una media hora.
- ¿No podías dormir?
- No, te extrañaba. - él sonrió.
- ¿Qué le pedías a la luna? ¿Tampoco eso se puede saber?- consultó.
- Le pedí... primero que llegaras rápido... segundo que nunca te canses de mí y tercero...- se sonrojó.
- ¿Y tercero?
- Que dentro de diez años me despierte a la mañana y lo primero que vea sea tu cara.
- ¿Le pediste todo relacionado conmigo?
- Si. A la luna se le pide amor, pero como de eso ya tengo mucho, lo único que puedo pedir es que dure. - él sonrió.- Me gusta cuando sonreís así.
- ¿Así cómo?
- Así, que te brillan los ojos.
- Siempre que te veo me brillan los ojos ¿No te diste cuenta? - se encogió de hombros.
- ¿Te hago una pregunta?
- Son dos.
- ¿Por qué dijiste eso de que "Me amas tanto que tenés miedo de que no alcance"?
- No sé. Es que a veces pienso que no lo demuestro lo suficiente, Lali. ¿Vos te sentís amada por mi?
- Más sería un exceso. ¿Y vos?
- Nunca me había detenido a pensar en eso hasta el otro día, en la casa de Vico.

- Ché ¿Salimos el finde que viene?
- El fin de semana que viene Peter tiene un desfile.
- No importa, salimos solos como la vez del baf week.
- Yo no voy.
- No seas mala onda ¿Querés?
- Si Peter no va, yo tampoco. No es justo que elijan los fines de semana que él trabaja para salir.
- Salimos mucho con él, ya. Con vos no tanto, no es justo que estés con él y con nosotros no.
- No, si quieren tampoco voy al desfile, pero igual no salgo con ustedes. Cuando aprendan a hacer planes en los que nos incluyan a todos, ahí saldré con ustedes.

- Me defendiste a riesgo de que ellos se enojaran con vos... Ellos son tus amigos de toda la vida y a mí no me conocés hace un año. Me pregunté porque es que me defendías tanto y entonces entendí que era por amor. Y ví como te brillaban los ojos, me quise largar a llorar ahí nomás.
- No sabía que habías escuchado esa discusión.
- Nunca te dije. Me gusta ver que hacés cuando yo no estoy, no fue la única vez que te miré sin que te dieras cuenta. - movió la cabeza.- Tá, soy re cursi, lo sé.
- No, sos increíble y único. Uno en un millón. Tengo mucha suerte.
- Me pone re orgulloso cuando decís eso.- confesó.
- Ya lo sé. Tenés muchas cosas de que ponerte orgulloso.
- ¿Cómo qué?
- Como de todo lo que hiciste por tu mamá. Asumiste una responsabilidad muy grande tratando de convertirte en el hombre de la casa con la edad que tenés.- pasó una mano por su cara.
- ¿Quién te dijo eso, mi mamá? Porque no es tan así.
- ¿Ah, no? ¿Y cómo es?- levantó una ceja.
- Bueno, si es así. Mi mamá dio todo por mí, no se merece tener que ser ella quien salga a trabajar, se merece hacer lo que ella quiera
- ¿Y no pueden salir los dos? Vos sos un chico, Peter, no te toca toda esa responsabilidad todavía.- opinó.
- No, yo solo puedo con los dos.- se molestó.
- No estoy diciendo que no puedas. Está clarísimo que podés, mirá todas las cosas que conseguiste solo.- obvió.- Pero te estás perdiendo de todas las cosas que solo podés hacer a tu edad, por estar trabajando. Tu mamá opina igual que yo, estoy segura.
- ¿Cosas, como qué?
- No sé, salir, irte de viaje con tus amigos, perderte... A veces estás sin dormir para poder estudiar para las pruebas, no se supone que tengas que hacer eso.
- Uno siempre hace sacrificios por la gente que quiere. No lo voy a discutir, no importa lo que me digas, no voy a cambiar de opinión. - ella suspiró y se dejó recaer sobre su pecho. Él la sostuvo por la cintura y dejó un beso en su cabeza.- Ya sé que te molesta, pero bueno. Hay partes de mi historia que no las sabés, La, y esas son las que me condicionan.- sostuvo sus manos en tu cintura.
- Te amo muchísimo, Pitt.- chocolate por la noticia.
- Yo también, mi amor.- dejó otro beso en su cabeza y la apretó un poquitito más a su pecho.
- ¿Estás muy cansado?
- Cuando venía para acá en lo único que pensaba era en dormir. Pero ahora no me molestaría quedarme despierto ¿Cuál es tu plan?
- Quiero ver el amanecer, nunca vi uno.
- ¿No?
- No. Y todo el mundo dice muchas cosas, que es hermoso, y romántico.
- Lo es. Me quedo a verlo con vos pero con una condición.- se giró a mirarlo.
- ¿Cuál?
- Que me hagas masajes.
- ¿Otra vez? Después vas a quedar todo exaltado.- le recordó.
- No, el otro día fue por el calor y porque hace unos cuantos días que no estábamos. Ahora estoy más tranquilo.
- ¿Seguro?
- Si, dale.- cambiaron de lugar y ella se ubicó en su espalda, para hacerle los masajes.


Estuvieron así un ratito, callados. Ella con los ojos en sus manos, que se movían por su espalda, y él con los ojos en el cielo o en sus pies, sumergidos en el agua. En un momento determinado se giró y sin preámbulos besó sus labios así, de esos besos que son para terminar en la cama.
Le siguió el beso por apenas unos minutos, hasta que sintió dolor en su boca y se separó.

- ¡Ay!- se quejó y él la miraba con culpa.- ¡Me mordiste!- Se quejó tocando su boca, no había llegado al corte, no sangraba.
- Perdón, perdón. Es lo que provocás.- burló, riéndose. Lo volvió a besar. Vamos a ver quien se ríe ahora. Lo mordió ella, tan pero tan fuerte que gritó, sin fijarse en los residentes del hotel que dormían.- ¿Vos estás loca?- se tocó la boca, y él si sacó sangre.
- Perdón, es lo que provocás.- lo burló.
- Yo no te dejé sangrando, te zarpaste.- se quejó y volvió a tocar su labio inferior, donde había sido el corte, pero después se rió.
- A veces no te entiendo.- confesó.
- A mí no me molesta que me dejes marcas. Las llevo con orgullo.- se mordió el labio.
- ¿Para todo tenés una respuesta tierna, vos?
- Es el poder del caño de la chomba verde, viste... - la hizo reír.- Dale, ya está saliendo el sol.- la levantó de la mano y la llevó al barandal, la piscina estaba en el segundo piso del hotel. Miró al horizonte, se veía una pequeña bola naranja en el horizonte. Él la miró con una sonrisa, y ella se la devolvió. Era así de sencillo.

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miércoles, 17 de octubre de 2012

CAPITULO 60.




- Ay me duelen los pies.- se quejó Manuela tirando los pies encima del asiento del auto.- ¡No entiendo como a vos no te duelen! Tenés tacos más altos.
- Estoy acostumbrada, creo.- se encogió de hombros.

Esa fue la única conversación que se mantuvo en el auto, en todo el camino. Maximiliano descansaba su cabeza en el hombro de su novia, mientras Mariana tenía su espalda apoyada en el pecho de su novio y los brazos en su cintura. Si bien apenas eran las diez cuarenta y cinco de la noche, el día había sido tan intenso que estaban todos cansados, como si fuera de madrugada.

Llegaron al hotel y se despidieron hasta el (gran) día siguiente. Se sacó los tacos mientras Pedro trancaba la puerta y se metió en el baño.

- Pitt...- lo llama.
- ¿Qué? - él ya estaba metido en la cama. Para él todo era más agotador, él era el que trabajaba. Se sentó y miró la puerta del baño.
- Vení, ayudáme...- se rió y él se levantó.
- ¿Qué pasa?
- Bajáme, no puedo.- le dio la espalda y señaló el cierre del vestido. Él se rió y se giró para que quedara de frente. - ¿Qué hacés?
- Así es mejor.- la miró con una sonrisa de costado, de esas lindas, y besó su boca mientras con la mano derecha buscó el cierre y lo bajó.

El vestido llegó al piso y no tuvo necesidad de sacar sus pies de dentro, él hizo fuerza con sus manos en su cintura para levantarla. Caminó hacia atrás unos cuantos pasos y ya estaban fuera del baño. Llevó su mano y deshizo el moño que se había hecho en los últimos minutos; cada tanto le decía que amaba su pelo suelto, lo sabía.

Ahora fue ella, la que llevó una mano a su entre pierna y bajó el boxer negro. Él era tan perfecto, que hasta combinaba el boxer con el color de su pantalón, por si se llegaba a bajar y ver algo. Él bajó sus manos por su espalda hasta llegar a la prenda íntima, bajó los tirantes con los pulgares y cayó sola al suelo. Sacó los pies de dentro y él le dio un giro rápido, sin dejar de besar su boca. Su equilibrio siempre le había sorprendido.

Cayeron en la cama y no hubo ningún tipo de preámbulo, puso sus manos en su cintura para acomodar su cuerpo al suyo y se unió a ella con el mayor de los cuidados, pero con el mayor de los placeres. Las embestidas se hicieron rápidas en apenas segundos, nunca había sido tan pasional pero la estaba rebosando, la estaba haciendo sentir como nunca le había hecho sentir antes.

Se abrazó a su espalda, y aunque, siempre había dicho que le parecía vergonzoso imaginarse gimiendo, eso hizo: gritó en su oído con el mayor de los placeres, eso parecía incentivarlo, porque aumentaba el ritmo y la hacía gemir cada vez más fuerte.
Sacó sus manos de su espalda, puso cada uno de sus brazos a un lado, puso los suyos encima y entrelazó todos los dedos. La miró, los ojos siempre se le ponían más brillantes cuando hacían el amor. Justo entonces, llegaron al clímax, sincronizadamente, como si los dos cuerpos estuvieran hechos para estar juntos.

Se dejó caer sobre su cuerpo, aunque se sostuvo con los antebrazos para no aplastarla. La abrazó por el cuello, y sentiste su respiración agitada en tu oído. No hizo como siempre, que se movía hacia uno de los lados, sino que se quedó allí. Encima de ella.
Te amo... te amo tanto que a veces tengo miedo de que no alcance, le susurró en el oído. Sacó la cara de su cuello, lo miró con una sonrisa. Le hizo una caricia y acomodó un par de pelos rebeldes en su cabellera. Él también le sonrió y la volvió a besar, primero sobre su cuerpo, pero finalmente se fue al costado y se quedaron así, como otros diez o veinte minutos.

- Mm... Estoy cansada.- se quejó, él la seguía besando a pesar de que no movía los labios.
- Ya sé, ya sé, perdón, es que no puedo parar, perdón.- siguió besando sus labios, pero solo unos segundos más.- Mi amor...
- ¿Qué? - habló en voz bajita.
- Feliz cumple... - dijo con voz tierna, y abrió los ojos con una sonrisa. Miró la hora, decía 00.00.
- Gracias.- le sonrió.
- Ahora si podés dormirte... Solo quise esperar a que sea la hora para decírtelo. - le dio otra sonrisa y dejó un beso corto en su boca.
- Siempre digo que lo hacemos mejor con el tiempo pero hoy... susperaste todas las veces por lejos.- le confesó.
- Quería hacerlo perfecto, como te lo mereces. - corrió un mechón de pelo de su cara y le hizo una caricia con el pulgar.
- A veces creo que subestimas que es lo que merezco. No merezco ser tan feliz... - miró por la ventana.
- Sh, sí.- dejó un beso en tu boca.- Te lo mereces y punto. No me hagas rezongar que es tu cumple.
- Okay, okay.- le dio la espalda para que el enroscara sus brazos en su cintura, y se pudieran dormir.

...............

- Mi amoooor...- canturreó una voz. Predijo que ya era de mañana porque el sol le estaba entibiando la espalda hace un rato largo. Se giró y Peter tenía una pequeña bandeja entre sus manos.- Dale, sentáte.- pidió y obedeció. Puso la bandeja entre sus manos.
- Ay, helado...- miró el pote de helado que había en la bandeja.- Qué rico...- agarró la cuchara y enseguida le hincó diente. Peter buscaba algo bajo la cama.
- Ésto...- y le subió un bolso a la cama.- Son todos los regalos, de tus amigos, tu tía y míos.
- Wow ¿Tantos?- soltó la cuchara, él descorrió el cierre.
- Si, unos cuántos.- metió mano y sacó una bolsa.

Unas botas de María y Candela para que nos las prestes. La hizo reír. Un vestido de Eugenia, una foto en un portaretratos y una remera de Rocío. Bastante plata de parte de Emilia el regalo elegílo vos, sé que le vas a dar un buen uso, había puesto en la tarjeta. Una campera de Pablo y Agustín, ellos siempre coordinaban para comprar regalos juntos. Un perfume edición limitada de Victorio, un gran peluche de Benjamín. Una caja marrón que al abrirla tenía una calesita dorada, que giraba y hacía música. Te amo, Peter - decía la tarjeta.

- La calesita es por el día que yo creo fue el más perfecto, antes de que me fuera a España.- explicó.- Es un poco infantil, pero...
- No, es perfecto.- confesaste, hipnotizada por la música que salía.
- ¿Si?
- Sí.- le sonrió. Lo cerró con cuidado.
- Acá hay otro regalo.- le mostró una cajita azul, pequeña, cerrada.
- ¡NO!- soltó el helado y se tapó con la almohada.- No me pidas casamiento, por favor, por favor.- él se rió.
- Te voy a pedir casamiento, sí.- y lo miró asustada.- Pero eso cuando crezcamos. Ésto es otra cosa.- se rió y se lo pasó. - Ésta es la parte en la que vuelve mi egoísmo.- avisó de antemano y al abrirlo se encontró con una cadenita de plata y un dije con una "P" http://dts.ystoretools.com/1003/images/250x1000/dasmalldi-p.jpg.
- La voy a usar... muy orgullosamente. - sonrió colocándola alrededor de su cuello.- Ey, es mío.- le sacó el helado de las manos.
- Llamé a las chicas para preguntarles que te traía de desayuno... no me convencía mucho la idea de traerte helado, pero bueno.
- Calláte. Lo mejor que se puede desayunar en el mundo es helado.- avisó y él sonrió, dejando el bolso vacío bajo la cama.
- Mirá, twitté.- le pasó el celular. "Feliz cumpleaños a la mina más increíble del mundo. Te amo."
- Ay, sos más tierno.- se mordió el labio. "Por despertar a la princesa. Me aconsejaron llevarle ésto de desayuno, le gustará?" http://www.recetascafe.com/wp-content/uploads/2009/12/helado-de-cafe-imperial.jpg - Sos el mejor.- dejó un beso en su boca.
- Vos lo sos... pero bueno. Terminá de comer, y aprontáte que vamos a salir.
- ¿A dónde tenés que ir?
- Tenemos que ir. Hoy no trabajo.
- ¿Y la mitad de sesión fotográfica que te falta? - lo miró sorprendido.
- La hago ésta madrugada, después de las doce.- sonrió.
- Pero después vas a estar re cansado todo el día y de noche viajamos...
- ¿Y? Es tu cumpleaños, nena.
- ¿A dónde vamos?
- A la playa.
- ¿A la playa? - lo miró emocionada, él sonrió.- Si, si, ya me levantó.
- Terminá el helado, primero. - señaló.
- No, no, vamos a la playa, vamos a la playa, lo como en el camino.
- Nunca entendí que tienen las mujeres con ir a la playa, les gusta tanto...- se estaba peinando frente al espejo.
- La playa es energía pura, Peter, es como una conexión perfecta, el agua, el cielo, la tierra. ¡Y tomar sol!- anunció y él se rió.
- Ya estás bastante negra, igual. Las horas de sol que tomaste en la pileta el primer día te surten buen efecto.
- Si. No sé que tiene el sol de Israel, porque siempre me cuesta mucho broncearme.- confesó y él se rió. El sol era igual en todas partes.

Se puso el bikini, el protector, un vestido suelto y unas sandalias chatas, como para andar cómoda. En el bolso metió una toalla, el protector por si acaso, la cámara y el celular. Bajó las escaleras con todo ésto, sumado al cuartito de helado.

- ¡Bueno, bajaron!- sonrió Manuela.- Feliz cumpleaños, linda.- dejó un beso en su mejilla.
- Gracias.
- Feliz cumple, hermosa.- Maxi dejó un beso en su mejilla también.
- Ahora no me voy a sentir culpable de pasarte tragos...- rió Manu e hizo reír a todos.- Vos sí Peter, eh... con vos voy a hacer las cosas bien, no te voy a corromper, nada.
- Ay, cierto que ahora sos pequeño...- agarró sus cachetes y los estiró. Él estaba de short, remera y ray-ban espejados. Se mordió el labio.
- ¿Vamos? Nosotros ya terminamos de comer pero por lo visto vos no.- Maximiliano miró su pote de helado.
- Lo como en el camino.- sonrió y subieron al auto.

Los lentes espejados de su novio fueron a parar a su cara, le eran agradables. Se sacaron una foto los tres - Manuela, Pedro y ella. Maximiliano manejaba.

La playa de Israel era increíble. Sacó algunas fotos antes de sacarse el vestido y tirarse a tomar sol.

- No, no. Tapáme, tapáme.- Peter se ocultó tras la espalda de Maximiliano.
- ¿Qué pasa? - lo mira.
- Unas locas, me estaban mirando, me parece que me reconocieron.
- Que difícil la vida de un súper estrella ¿No? Estar tomando sol y que aparezcan unas chicas lindas que te quieren saludar... Qué sacrificio.- ironizó Maximiliano.
- Sh, calláte, vos lo decís porque si no exisistieran las fans vos no tendrías trabajo.
- Ya se fueron.- anunció Manu y él se destapó.
- ¿Por qué no las saludás? - él la miró de cejas levantadas.
- Ah bueno... a vos te pega bien el cumpleaños, eh.- anunció y ella se rió.
- Voy al agua.- anunció sacándose los lentes.- ¿Venís conmigo?- le estiró la mano.
- Si, por como estás, mejor no te dejo sola.- se pegó a su espalda y la acompañó al agua, era increíblemente clara.

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