domingo, 25 de noviembre de 2012

CAPITULO 68.




  • No le cuentes lo que pasó a Ricardo ¿Si?
  • ¿Por? - lo miró.
  • Te va a querer para atestiguar.- desaprobó.
  • ¿Eso ayudaría? Porque si ayuda...
  • No, La. No te metas.
  • Pero...
    Dije que no.
  • Okay.- miró la pantalla del celular.
  • No te enojes.
  • No estoy enojada.
  • Si. Cuando te enojás me ignorás.
  • Al revés. Te ignoro para intentar no enojarme.
  • Bueno. Ya que me ignorás, te puedo avisar. La semana que viene, estoy tres días en Brasil, dos en Italia y uno en Francia. Más los viajes vas a estar 10 días sin verme. Después la otra semana voy un día a Japón y tres a Rusia... sumale seis días.
  • ¿Y?
  • Dieciséis días sin verme ¿Y vas a gastar uno de los tres días antes de que me vaya ignorándome? - se miró las uñas.
  • ¿te pensás que porque te voy a extrañar no puedo ignorarte?
  • Poder como poder, podés. No deberías, digo.
  • Me lo largás así al pasar, cuando estoy enojada como para que no me ponga mal ¿No?
  • Ah, entonces estás enojada.
  • Basta, no me confundas.- le pegó en el pecho.- ¿Enserio te vas dieciséis días?
  • si. Igual entre Francia y Japón tengo un día...- se mordió él labio y suspiró.
  • Las chicas me dijeron que en Julio desaparecías y no hice caso. Tendría que haberlas escuchado.
  • ¿Y cómo lo hubieras solucionado?
  • Dejándote.- él levantó las cejas.- Na, no sé. Pero al menos tendría la idea. Diecisiéis días es un montón de tiempo, Pitt.
  • Ya sé.
  • Igual Manu va, así que sabés que no te voy a engañar.
  • No pienso en que me vayas a engañar. No sé, no desconfío de eso. - él sonrió.
  • Y yo tampoco desconfío, porque estás con Diego que es buena onda.
  • Hola, chicos...- entraron Ricardo y el abogado.- Apa ¿Y esa cara Lali?
  • Esta cara es porque me vas a sacar a Peter por 16 días.
  • Lamento decirte que son 19.
  • ¿Qué? - lo miró Pitt.
  • Se nos sumó una campaña en Australia. Sos mi modelo más cotizado.- sonrió. - ¿Vos querés ir, Lali? No hay drama.
  • No puedo, trabajo. Y aparte es un mundo de plata.

Al volver al juicio, el juez llamó a los abogados al estrado y habló con ellos en voz baja. Luego cada abogado volvió a su asiento.

  • ¿Y? - quiso saber Ricardo.
  • Estamos perdiendo... Si ellos presentan un testigo, como dicen que van a hacer, no nos quedan muchas chances. Dice que lo pedís es exagerado, porque los fotógrafos pueden tener el medio público como vía de trabajo y vos se la queres eliminar. Cree que con la órden de restricción debería alcanzarte.

Pasó una supuesta novia del padre de Peter. Dijo que él estaba muy mal, en una depresión por la distancia con su hijo. Que incluso de noche tenía sueños y se despertaba gritando el nombre de Peter. Mariana se empezó a enojar, la mentira era demasiado grande.

  • Una mañana le llevé una carta de su padre. La rompió frente a mí sin leerla... Me dijo que yo era la zorra que había separado a sus padres.- falso llanto.
  • Bueno ¡Basta! - se paró y todos se giraron a mirarla.- ¿¡No se da cuenta de que está mintiendo?! - explotó.
  • Señorita, a lugar, por favor.
  • Me voy a lugar... pero después quiero testificar. Y tengo mucho para decir.- Peter se giró y la miró.
  • Lali, no.
  • Si, Peter. Yo tengo la prueba que se necesita ¿Por qué no revisan las cámaras de seguridad de la última hora? La del pasillo, sé que hay una. Y vos...- miró a la mujer sentada en la silla del frente.- No sos la novia. Lo que sea que te haya pagado para que mientas, lo triplico para que digas la verdad.- la mujer vaciló.
  • ¿Algo que decir?- miró a la testigo.
  • Terminó mi declaración.- se bajó de la silla y salió del juzgado.
  • Señorita ¿Quiere testificar? - la miró.
  • Si.- caminé por el pasillo.
  • Lali, no por favor.- Peter se paró interponiéndose en mi camino.
  • No, por favor vos. Si sé cosas ¿Por qué no las voy a decir?
  • Porque no es tu pelea.
  • Si es tu pelea, es la mía, Pitt.
  • Te dejo. Se terminó, se termina nuestra relación.- la miró serio.
  • Aun así. Dejáme pasar.- pidió con el corazón estrujado. Se sentó en la silla del estrado.

Explicó todo lo que sabía, lo que había pasado. Media hora esperando el video de la cámara de seguridad, Peter miraba a Mariana con una seriedad que le daba ganas de explotar en llanto. Hasta que llegó el video, y ahí no quedaron dudas, el audio era demasiado contundente.

Salió sola con el abogado y un seguridad. Eugenia la esperaba para llevarla a casa, Peter y Ricardo se quedaron dando declaraciones.

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miércoles, 21 de noviembre de 2012

CAPITULO 67.




Pasó Ricardo al “estrado” dio más o menos las mismas declaraciones que el abogado. La entrevista fue un poco confusa, pero terminó rápido. Entonces llamaron a Peter.
Él se paró, se volvió a sentar junto al juez y suspiró nervioso. Miró a Lali, y ella le dio una sonrisa. Lo que necesitaba para seguir adelante.

  • Niego todo lo que el acusado dice.... absolutamente todo. Nunca se preocupó por mí ni por mi madre... ella era una mujer ilusionada con una familia perfecta, y si, es verdad, compuso mi nombre por mis dos abuelos, pero lo eligió ella, no él. Y no adopté una actitud infantil por el divorcio... él lo sabe. Él sabe que mi enojo es por algo que nada tiene que ver... eso es algo que pasa. Lo que no pasa es que quien se supone es tu padre desaparezca durante días y vuelva con olor a alcohol y sin un sueldo mínimo que sustentara a la familia, que la dejara pasar hambre para gastarse todo en alcohol y apuestas... Lo que no pasa es que un hombre deje a su mujer cuando ella más lo necesita. Perdón... no se supone que pase, porque pasar pasó. Eso pasó exactamente a mi madre, y de ahí viene mi enojo, y mi intento de desvinculación. Es curioso que haya vuelto a aparecer recién un año después de la sentencia de divorcio, justo cuando empezó mi carrera de modelo y el sueldo grande... curiosísimo. Yo creo que acá no hay nada que analizar, está todo explícito.- y se quedó en silencio. Hablaba con una bronca contenida que a Mariana le daba ganas de llorar, luchaba por no hacerlo.
  • Señor Lanzani ¿Niega un encuentro hasta un año después de la sentencia de divorcio?
  • Sí.
  • ¿Cómo llegaba la pensión alimenticia a su poder?
  • ¿Cuota alimenticia? Nunca hubo.
  • Eso se arreglo en el divorcio y tenencia, señor Lanzani. Usted recibió 3000 pesos mensuales desde la convivencia exclusiva con su madre ¿Correcto?
  • No, nunca recibí nada.
  • Pero en los papeles está la firma de su madre, señor Lanzani ¿Está sugiriendo que ella mintió?
  • No estoy sugiriendo nada. Nunca llegó plata a mi casa que viniera de él.
  • ¿Y por qué no reportó su madre está irregularidad?
  • Porque no nos interesa esa plata. Solo queremos vivir en paz.
  • Raro ¿No? La ausencia de 3000 pesos durante 48 meses, lo que da un total de 144.000... nunca llegaron y nunca lo reclamaron. Raro que dejaran pasar tan grande suma de dinero. Dígame señor Lanzani ¿Usted posee una propiedad, no? Pagada por usted.
  • Si y no. En dos meses va a ser de mi propiedad legal, ahora figura mi madre como la dueña.
  • Es una muy buena casa ¿No? Jardín grande, dos pisos, plieta en el fondo ¿Quién la pago?
  • Yo con mi trabajo.
  • ¿Cuál es su ingreso mensual?
  • Depende del número de camapañas y presencias, pero nunca menor a 7000 pesos.
  • Su casa está valuada en 100.000 pesos ¿Lo sabe?
  • Si.
  • Y la titularidad de “Luz Inchausti” figura desde el 1º de mayo del 2005... Usted había empezado hace un mes en Piñeiro, y según la inmobiliaria hubo una reseña de 60.000 pesos ¿Cómo pagó eso, si su madre no trabaja?
  • Un préstamo.
  • ¿Un préstamo para una desempleada? Usted tenía 14 años Lanzani, no podía recibir un préstamo.
  • Ricardo pagó la casa a cambio de 18 meses de trabajo. Era un buen trato.
  • ¿Y todo el mobiliario? ¿Y la comida? ¿Quién pagaba eso? ¿Y su cuota de 700 pesos del colegio? ¿De casualidad hay un ingreso de 3000 pesos que omite, Lanzani?
  • No. En el colegio tengo una beca otorgada por contactos de Ricardo. Y el resto fue por el seguro de desempleo de mi madre. Infórmese antes de hacer acusaciones.
  • Tranquilo, señor. No se ponga nervioso.
  • Para nada, estoy muy tranquilo, conmigo y mi consciencia.
  • No aclare tanto, Lanzani.- él suspiró y la miró. Ella se mordía el labio, pero al chocar con su mirada lo cambió por una sonrisa de aliento.
  • ¿Cuenta con un auto señor Lanzani?
  • Si, a nombre de Ricardo. Me lo dio por seguridad, así no estaba caminando o en taxi corriendo riesgos de prensa.- el abogado asintió.
  • ¿Usted está en pareja, señor Lanzani?
  • Si.- le cambió la cara totalmente, se puso ultra serio.
  • ¿La llevó de viaje a Israel, con un hospedaje en hotel 5 estrellas'
  • Si. Pero todo corrió por cuenta de Ricardo, él lainvitó.
  • Qué generoso jefe... le paga la mayoría de sus cosas...
  • Hay una relación de afecto muy grande más allá de lo laboral.
  • ¿Podría pensar que su novia es oportunista?
  • ¿Qué? No.
  • Pregunta irrelevante.- anunció el abogado de Peter.
  • A lugar.- anunció el juzgado.
  • No sé usted, pero me parece extraño que hayan tantos regalos del señor Piñeiro. Insisto en que se omite el ingreso que brinda mi cliente con el fin de transmitir una falsa desatención. Eso es todo.

Pasó el abogado de Peter, preguntó algunas cosas y se sentó. Lali miró la hora y se sorprendió de que fueran casi las doce. El juez anunció receso de una hora y cuarto.

  • ¿Vas Peter? - lo miró Ricki. Él negó.- bueno, te traigo algo ¿Venís a comer Lali?
  • No, me quedo con él. No tengo hambre.
  • Bueno. Tengan cuidado, nos vemos en una hora.

Peter se quedó callado unos cuantos minutos. Se sentaron en la escalera, ella un escalón más arriba y sosteniéndolo entre sus brazos.

  • Va a salir bien. No hay lógica en lo que está diciendo.
  • Para el juez si hay lógica. Ricardo me regaló demasiado, ya no puedo aceptar más nada.
  • Vos pagaste, no son regalos.
  • Pero eso no figura en ningún lado. No entiendo porque el flaco ese preguntó cosas sobre vos. No sé que tenés que ver, me molesta.
  • No pasa nada. Tu papá sabe como molestarte, debe de ser por eso.
  • Quiero que termine rápido.
  • Ya falta poco, amor.
  • Gracias por estar acá.- se puso de costado y apoyó la cabeza en su pecho.- Ya lo hubiera matado, sino.
  • No digas gracias, estoy porque quiero.- dejó un beso en su pelo.
  • Voy al baño.- se soltó y subió las escaleras, se quedó allí mirando hacia abajo.
  • Hola Mariana ¿Cómo te va? - Pablo Lanzani.
  • ¿Qué quiere?
  • Charlar un segundo con vos. Nosotros tuvimos un pequeño incidente ¿No? En el desfile.- Ni lo recordaba.- Quisiera asegurarme de que no hay drama entre nosotros... que no vas a intervenir.
  • Si tengo que defender a Peter lo voy a hacer, no tenga dudas.- él estiró un papel hacia ella.- ¿Qué es esto?
  • Un cheque en blanco. Vos poné el número... Vamos, no me mires así, todos tenemos un precio.
  • Guarde éste cheque, lo va a necesitar para pagar la indemnización que le voy a recomendar a Ricardo.
  • Este es para vos.- se lo devolvió. Lo rompió por el lado de la firma y se lo dio sin antes de arrugarlo.
  • La lealtad y el amor no tienen precio... No creo que tenga los escrúpulos suficientes para entenderlo, por no decir los huevos. Debería pensar un poco más antes de hablar.
  • Mirá pendeja...- sacó el brazo antes de que él pudiera tomarlo.
  • Sea un poco más inteligente, no me puede agredir adentro de un juzgado y salir invicto.

Suspiró cuando Pablo finalmente se fue. Subió dos escalones y al levantar la cabeza, Peter estaba de brazos cruzados y mala cara. Subió los escalones hasta él, y dejó un beso profundo en su boca.

  • Cuando todo esto termine, lo voy a ir a buscar... y lo voy a hacer arrepentirse.
  • Cuando esto termine, no vas a tener que preocuparte por eso. - sostuvo su cara entre sus manos.
  • Le dejé claro hace tiempo que si se metía con vos lo mataba.
  • Te está buscando, no te enganches en su juego.
  • Si me busca me va a encontrar.- avisó, dejó otro beso en su boca.
  • Te amo.- él sonrió.
  • Yo también.- acomodó su pelo, dejó un beso en su frente.
  • Tengo algo para vos... quise ser un poco egoísta.- abrió el bolso y le pasó una cajita azul. Él la abrió, viendo una L de plata.
  • Gracias.- sonrió.- No te hubieras molestado.
  • Odio que la gente diga eso. Si hago un regalo es porque quiero, no me molesta.
  • Ayudáme.- se giró para que le abrochara la cadena. Al terminar se giró y la miró, colgando en su cuello.- Te amo.- sonrió.- Gracias.- la abrazó.
  • Es un regalito, tampoco agradezcas tanto.
  • No es por eso, es por todo. Por estar acá, por quererme, por cuidarme, por todo, no sé. Me haces muy feliz, La. Conocerte me cambió la vida.
  • Ay, a mí también, mi amor.- lo apretó fuerte.
  • Lo que me dure la vida, quiero estar con vos. No sé si es un año, diez o treinta y cinco, pero te juro que quiero pasarla con vos.
  • Todos dicen eso del gran amor...
  • ¿Vos no querés pasar toda la vida conmigo?
  • Si. Pero no lo quiero decir... para no decepcionarme si no se cumple.
  • ¿Por qué siempre crees que el amor se puede terminar?- reprochó.
  • Me pasaron cosas que me hacen creer eso.- acomodó el cuello de su camisa.- Algún día te las voy a contar.
  • ¿Ahora?
  • No. Ahora tenés un juicio en el cual concentrate. ¿Bajamos?- empezó a bajar.
  • Lali...- se giró. Él saltó los cuatro escalones. Tomó su mano y la puso en su pecho.- Lo único que podría terminar con esta relación es que dejes de quererme... A mí es muy difícil que me deje de latir así el corazón cuando estoy con vos.
  • Te amo.- le dio una sonrisa.

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miércoles, 14 de noviembre de 2012

CAPITULO 66.




Le llevó dos horas y pico armar el mural. Cuando terminó, se sentó en el borde de la cama y acarició el pelo de Peter un rato largo, hasta que el despertó y le dio una sonrisa.

  • ¿Qué hora es?
  • Las cinco y media.
  • ¿Vos no tenías que hacer algo con el médico, hoy? Dijiste que ibas a venir llorando.
  • Si, pero prefiero dejarlo para otro día. Hoy no tengo mucha fuerza.
  • ¿Te quedás hoy?
  • Si, pero tengo que ir a ver a mis padres ¿Me acompañás?
  • No puedo.
  • ¿Por?
  • Porque no me da para mirarlos a la cara sabiendo que enfermé a su hija.
  • Ya te dije que no lo des por seguro.
  • Pero tampoco lo descartes.- acercó su boca y le dejó un beso profundo.
  • Pase lo que pase, vamos a ser fuertes y estar juntos. Eso es lo importante.
  • Yo ya te lo dije, si tenés sida me mato.
  • No digas eso. No podrías.
  • Si que puedo.
  • No. No porque me lastimarías mucho y sé que no te atreverías a hacer eso.- él suspiró.- Si querés, quedáte descansando. Yo vuelvo en cuanto anochezca.
  • Te acompaño. De última tengo que aprovechar que no estás bailando.
  • ¡Ay si! Ya la semana que viene vuelvo, se pasó volando.

.

A la mañana siguiente se despertó temprano, a pesar de que era sábado. Se vistió y caminó las calles oscuras hasta la casa de Peter.

  • Pensé que no ibas a ir.- Luz le abrió la puerta sorprendida.
  • No puedo no ir. ¿Peter?
  • En su cuarto... Lali.- la llamó cuando estaba subiendo.
  • ¿Qué?
  • Me deja mucho más tranquila que vos vayas... Quería que lo sepas.- le dio una sonrisa, y subió.

Peter estaba acomodándose la camisa parado frente al espejo.

  • ¿Cómo estás? - puso las manos en sus hombros.
  • Nervioso.- soltó todo el aire.
  • No dormiste ¿No?
  • Una hora y media. Pasé toda la noche pensando respuestas a posibles preguntas.- giró y dejó un beso en su frente.
  • Va a salir bien. El juez les va a dar la razón en todo, vas a ver.
  • Eso espero ¿Estás lista?- la miró.
  • Si...- se miró la ropa.
  • Digo, para escuchar mentiras, bancar prensa... Y para quedarte callada cuando diga cosas que sabes que no son ciertas.
  • Claro.- le sonrió.- Yo voy a acompañarte, no a armar lío.
  • ¿Estás segura de que querés ir? Una vez que entrás, se cierran las puertas hasta la recesión.
  • ¿Tenés miedo?
  • No quiero que escuches cosas feas, Lali. Aunque quiera que estés ahí porque voy a sentirme más seguro de mí, podés pensar en vos, y si no querés...
  • Si que quiero ir. Me muero de nervios si me quedo.
  • Bueno... Vamos.

Subieron al auto de Ricardo, se lo veía muy serio. Llegaron al juzgado poblado de gente, el abogado era el que caminaba delande de ellos y decía Sin Declaraciones.
Mariana se quedaba en los asientos más cercanos, Peter estaba sentado delante de ella, atravesando un ancho separador de madera, junto al abogado y Ricardo. Este último era el verdadero demandante, aunque en realidad todo giraba en torno a Peter.
El padre de Peter le dio una sonrisa al pasar... ya le devolvería la sonrisa cuando perdiera el juicio.

  • El demandante Ricardo Piñeiro presenta cargos contra Pablo Lanzani. Se lo acusa de daños morales y perjuicios a través de acoso, amenaza y extorsión con respecto al descendiente sanguíneo de primer grado del acusado, Pedro Lanzani. Se lo cita al estrado para la declaración con su posterior entrevista frente al abogado del acusante.


Me declaro inocente. Creo que todos los cargos que se me adjudican son una exageración de lo único que trato que es acercarme a mi hijo Peter. Cuando me separé de su mamá él adoptó una actitud de ataque conmigo, favoreciendo a su madre. Creí que era una cosa de niños, que se iba a pasar. Y por supuesto que quiero acercarme a él, porque es mi único hijo... pero él me rechaza cuando toda su vida me preocupé por darle lo mejor. La extrosión... no fue tan así, fue solo un método desesperado para acercarme a mi hijo y apelo a los valores morales del juzgado para revocar ese cargo”

  • Usted dice que ésto es exageración ¿Si? - empezó el abogado.
  • Si.
  • Juzgado, el señor Pablo Lanzani llama de exageración a 4 amenazas telefónicas, 17 mails y 9 acercamientos a las propiedades de mi cliente, en todos los casos con la misma solicitud, un puesto como fótografo en la agencia del Sr. Piñeiro. Estos documentos son los mails – se los alcanzó.- 30 veces pidiendo esto, más dos solicitudes más “reducidas” de que Ricardo le consiguiera un trabajo de fotógrafo en cualquier empresa. Y aquí viene la amenaza: miren la discordancia con su declaración; si mi cliente no accedía él iba a hacer declaraciones escandalosas respecto a Juan Pedro Lanzani, dañando su carrera de perfil bajo. Y acá hay más pruebas...- le dió un DVD al juez.- Mi cliente no accedió y por ello salieron declaraciones polémicas y por sobre todo, falsas. Con estas pruebas ya sería más que suficiente para acceder a la demanda de mi cliente: una restricción en los medios de comunicación.
  • ¿No hay preguntas?- consultó el juez.
  • No, señor juez. Eso es todo.- se volvió a sentar.

El abogado del padre de Peter se levantó y le hizo preguntas; preguntas estúpidas, como si había vivido con Peter toda la vida, si la había llamado por apellido, que el primer nombre Juan era por su abuelo paterno. Todas respuestas que daban a entender una afectividad inexistente.

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lunes, 12 de noviembre de 2012

CAPITULO 65.




Peter llegó tarde al colegio. Su cara de enojo era muy evidente.
Lali salió del aula al final de la cuarta hora. Peter hablaba con Belén al final del pasillo, trató de no afectarse. Ella se fue y él miró fijo a la pared. La vio al final del pasillo y su cara se puso muy pálida y asustada. Se dio media vuelta y salió disparado, doblando en la esquina.
Mariana salió rezagada detrás de él. Dobló, él estaba al final del pasillo, sentado en el suelo. Lloraba con una pena que la desestabilizó.

  • Peter ¿Qué pasa? - se arrodilló a su lado, él no dejaba de llorar.
  • Perdonáme mi amor, perdonáme.- la abrazó.
  • ¿Por lo que pasó? Peter ¿Qué te pasa?
  • Belén tiene VIH.
  • ¿Qué?
  • Lo tiene hace cinco años, hace cinco años estaba conmigo y yo estuve con vos y... perdonáme, perdonáme.- lloró.
  • ¿Tenés SIDA? - se tapó la boca.
  • No sé... Pero si yo lo tengo, vos también, Lali.- te quedaste muda.- Perdonáme, mi amor.

.

  • Hola, chicos.
  • Gracias por atendernos sin cita, Cristóbal.- agradeció.
  • No hay problema ¿Cuál es la emergencia?
  • Necesitamos... hacernos test de VIH.- la cara le cambió totalmente.
  • ¿Por qué piensan que pueden tener eso?
  • Hoy me encontré con una ex de hace cinco años. Y me dijo que desde ese entonces tiene VIH y yo estuve con ella.
  • ¿Hay chances de que no tengamos nada?
  • Y... chances hay, pero por lo que me cuentan, es muy probable que tengan el síndrome ¿No se cuidan chicos? - consultó decepcionado.
  • Es que yo tomo pastillas y en el momento no...
  • Entiendo. Bueno, hacemos análisis de sangre. Lo voy a calificar de urgente.- sacó dos jeringas y Peter se tensó.- Es un pinchazo nada más.- lo reconfortó.

Aguja para él, aguja para ella. Cris les trajo un licuado y pidió que se quedaran recostados un rato en su consultorio.

  • ¿Qué hacemos? - lo miró.- Ey, dejá de llorar.- él no paraba.
  • No puedo. Si llego a tener, y te infecté... no me lo voy a perdonar, te juro que me pego un tiro.
  • No digas eso. No es tu culpa.- él la miró obvio.
  • Tendría que haberme cuidado, para cuidarte a vos.
  • Yo tampoco dije de usar preservativo.
  • Basta, no hagas eso.
  • ¿Qué?
  • Echarte la culpa.
  • No me estoy echando la culpa, nadie la tiene. Es una enfermedad, si toca, toca.- a él le dio un escalofrío.
  • Lali ¿No te das cuenta? Si estamos enfermos, no nos quedan más de diez años.
  • No lo sabemos. De acá a diez años pueden encontrar una cura. Diez años es mucho tiempo, Peter.
  • Vos no lo entendés. Vos no contagiaste de una enfermedad mortal a la persona que más querés... con la querías pasar toda la vida. ¿Qué le decimos a nuestras familias? Yo a mi vieja la mato si le digo eso.
  • Todavía no sabemos si tenemos SIDA, Pitt.
  • Ya escuchaste al médico. Dijo que es muy probable.
  • Y que hay chances. No te rindas tan fácil, Peter.
  • Todo ésto es muy difícil. ¿Te das cuenta de que no pegamos una? Todos los días hay un problema diferente.- la abrazó por la cintura y puso su cabeza en su pecho.
  • Es la que nos toca. Hay gente en peor situación que nosotros.
  • Perdonáme, mi amor.- repetía eso a cada rato.- No sé cuidarte.
  • No digas pavadas. ¿Vos que ibas a saber que una novia de hace cinco años iba a tener VIH, Peter? Por favor.
  • No la culpás a ella porque está enferma ¿No? - la miró.- Sos tan correcta con tu ética.
  • ¿Cómo te enteraste de todo esto?
  • Me mandó un mensaje ayer, decía que me extrañaba. Hoy la quise frenar, le pregunté como la dejaban dar clase acá sabiendo que yo estaba de alumno... Ahí me dijo que como tenía una enfermedad terminal, tenía Inmunidad de cátedra. Me mostró los análisis. Recién me asusté cuando te vi a vos y me di cuenta de lo que había hecho.
  • Bueno, chicos.- entró Cristóbal.- La calidad de urgencia solo emplaza al resultado para mañana.
  • ¿O sea que no vamos a saberlo hoy?
  • No. Ésto es para ustedes. Son condones, quiero que los usen.- les dio una bolsa.- Pueden irse.
  • Cris... no le digas a nadie.- él negó.- Nos vemos.
  • Cuídense.

  • ¿Vamos a comer a algún lado? - le sonrió.
  • No tengo ganas, La.- caminaban de la mano.
  • Dale, Pitt. No quiero que estés deprimido hasta saber los resultados. Tenés que estar fuerte para mañana, para el juicio.- él suspiró.
  • Es muy egoísta que te pida que vayas. - lo dijo al aire, como un pensamiento en voz alta.
  • ¿Querés que vaya? - se frenó y lo miró. Él asintió.- Entonces voy, no es tan difícil.
  • Pero...- no lo dejó hablar, besándolo.
  • Voy, y listo.- él sonrió.- Ahora vamos a comer, dale. Yo invito.
    Terminaron de comer en el Mc Donald y enseguida se fueron a casa. El horario no había sido propicio, ya que estaba lleno de gente que había mirado a Peter. Es más, unas chicas habían sacado una cámara de fotos.
  • Necesito dormir un rato... ¿Dormís conmigo?
  • No, dormí vos. ¿Por qué tenés tantas fotos?- miró el escritorio.
  • Voy a hacer un mural como el tuyo, cuando tenga tiempo.
  • ¿Querés que yo te lo haga?
  • Bueno, pero con la condición de que no tires ninguna.- la conocía demasiado.
  • Okay.

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domingo, 4 de noviembre de 2012

CAPITULO 64.




Cuando volvió a entrar, sus padres la atestaron a preguntas, sobre Peter, sobre su estado de salud, el colegio, el trabajo, los amigos. Las preguntas más técnicas las hacia la madre, las sentimentales el padre, como siempre.

  • ¿Cómo que dormir en lo de Peter? De ninguna manera, vos dormís acá, nosotros vamos a un hotel.
  • Gimena, no seas tan conservadora, dejala que vaya, si es grande. Con los tiempos que corren no pretenderás que llegue virgen al matrimonio ¿No? - Salvador era el padre bueno en la relación.
  • Bueno, pero mañana que venga ese chico, quiero hablar con él.
  • No lo pongas nervioso, mamá. No es como si me fuera a casar o algo así.- terminó la mochila.
  • ¿Cómo que no? Mariana, dormís con él, conocés a su familia, te vas de viaje...
  • Ojalá me case con Peter un día. Solo digo que estamos hace tres meses, y somos chicos como para que lo presiones así.
  • Si son grandes para dormir juntos, son grandes para todo.
  • Bueno Gime, dejála que se vaya... Decile a Peter y su mamá que si quieren podemos ir a comer.
  • Claro.- le sonrió.- Me encantaría que conozcan a Luz, es una genia. Nos vemos mañana después del colegio.
  • ¡Cuidate!- pidió y ella salió.

Caminó seis cuadras. Paró a comprar algo en lo de los chinos, le era inevitable. Dobló a la izquierda y caminó hasta el final de la calle, su novió vivía en una esquina.
Atendió la llamada. Se sentó en los escalones del jardín a hablar.

  • Ey ¿Qué hacés acá afuera?- su novio abrió la puerta.
  • Okay. Hablamos mañana. De nada... Si, chau. Hola.- se paró y dejó un beso en su boca.- Estaba hablando por teléfono.
  • ¿Con quién?- dejó un beso en su mejilla.
  • Eh... con...- él levantó las cejas.- Ay, no te quiero mentir, pero no podés preguntar nada.
  • ¿Qué?
  • Estaba hablando con Cristóbal.
  • Cristóbal... ¿El médico? - frunció las cejas.- ¿Te pasa algo? ¿Estás enferma?
  • No. Estoy muy bien.
  • ¿Y por...? - le puso una mano en la boca.
  • No preguntes, por favor, no preguntes. Le prometí que iba a callarme, si me preguntas lo voy a contar.
  • ¿Qué tanta relación tenés con él?- la miró con recelo.
  • Me lleva doce años, Pitt.- obvió.- Te prometo que no es nada malo... o si, pero... ay, ayudame a mantener mi palabra.
  • No puedo... quiero saber.
  • A ver, eh... No es algo malo ni que tenga que ver con vos o nuestra relación ¿Si? No tenés que preocuparte por eso.
  • Pero me tengo que preocupar por otra cosa.
  • Salí de mi cabeza.- siempre que la miraba así de profundo a los ojos, podía saber que le pasaba.
  • Lali...- imploró.
  • Por favor, necesito que me creas. Las cosas van a salir bien, solo que no te lo puedo contar ahora ¿Si?
  • ¿Y después?
  • Cuando las cosas vayan pasando, lo vas a saber. Confiá en mí.
  • Confío en vos, pero si no estás enferma, me resulta rarísimo que hables con tu médico.
  • Si, ya sé que parece raro... Pero cuando lo sepas, prometo que va a tener sentido.
  • Okay.- suspiró abatido.- Entremos, mamá pidió sushi.


  • ¿No podés dormir?- consultó en medio de la noche. No paraba de dar vueltas.
  • No ¿Vos?
  • Tampoco. Estoy preocupado.
  • ¿Por lo que dije?
  • Si.
  • No te preocupes.- suspiró.- ¿Me amás? - él levantó las cejas.
  • Claro que te amo.
  • Mañana van a pasar cosas importantes, y... te voy a necesitar.
  • Sé sincera conmigo. ¿Las cosas van a terminar bien, mañana?
  • No lo sé. Pero... vas a verme llegar llorando y ahí te voy a necesitar... Y a lo mejor voy a necesitar que no hagas preguntas.
  • Yo confío en vos, pero... es difícil que no haga preguntas.
  • Entonces no vengo, Pitt. Que me cuestionen es lo que menos voy a necesitar.
  • Me decís que vas a llegar llorando y yo no voy a poder preguntar a quien romperle la cara... Okay.
  • Ya sé que molesta no saber. Perdonáme, no te enojes.- él suspiró y le dio la espalda. Esperó unos minutos y pasó un brazo, para dejar una mano en su pecho. Pasaron veinte minutos, hasta que él movió su mano y entrelazó sus dedos con la suya.

Dejó un beso en su espalda y él respiró hondo. Así, despacio, se fueron quedando dormidos.

.

  • Buen día...- Luz entró en la cocina por la mañana. Ella y Peter estaban sentados en puntas diferentes de la mesa, en silencio.- ¿Pasa algo?
  • ¿Por?
  • Porque no está Lali sentada en tus piernas, dándose de comer en la boca.- se rió.
  • Estamos bien.- pronunció Peter con la cabeza hundida.- Solo que dormimos poco.
  • Ah, bueno.- el aire estaba medio denso, pero no quiso agregar nada. Lali se paró y se ubicó en las piernas de Peter. Luz sonrió, y salió de la cocina.
  • Dale, gordo. No te quiero ver así.- dejó un beso en su mejilla.
  • Mañana es el juicio contra mi viejo.- lo miró sorprendido.
  • ¿Mañana?- él asintió.- No te preocupes. El juez te va a dar la razón.
  • Lo que me tiene así, es volver a tener a mi viejo tan cerca. Mi madre está un poco enojada conmigo porque le dije que no vaya...
  • Está bien. Tu mamá la pasó mal por él, no está bueno que te vea en esta situación.
  • Que bueno que lo entiendas. Porque tampoco quiero que vos vayas.
  • ¿Qué? No.- la miró.- No, Peter, no me podés pedir eso.
  • No quiero que nadie que realmente me importe esté, que se tenga que bancar escuchar las pelotudeces que él va a decir, soportar la prensa... No quiero eso, me va a presionar.
  • Ah, o sea que yo me tengo que quedar afuera, imaginando que es lo que va a estar pasando, angustiada. No es justo que me quieras dejar fuera, Peter.- se quejó.
  • No quiero. Me gustaría que estés ahí, pero no te va a hacer bien sufrir así.
  • Yo me la banco, Pitt. Es en las buenas, y en las malas.
  • No, no vas a ir.
  • Es horrible que me quieras dejar afuera.
  • Vos me dejas afuera de lo que va a pasar hoy, y yo no digo nada.
  • Ta. Si tenés razón, Peter. ¿Este es tu castigo? Perfecto.- salió de la cocina, colgándose el bolso al hombro.
  • Lali, dale, no seas boba.- la siguió.
  • Hay mil cosas de vos que no sé, y JAMÁS te reproché nada. Una vez que yo te pido que no preguntes y no podés, me seguís dejando afuera. Andáte a la mierda, Peter. - salió dando un portazo, y Luz, que venía del almacén, la miró asustada mientras se iba a paso rápido y llena de bronca.
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