miércoles, 20 de febrero de 2013

CAPITULO 86.



El día siguiente para Mariana es un desastre. Se despierta: tarde. No desayuna, no se baña, se olvida la mitad de los libros, y por supuesto, llega tarde a clases. ¿Todo para qué? Para ver lo destruido que se encontraba Pedro. Se quedó lo suficiente como para hacer la prueba de historia, y se volvió a su casa. 
Durmió todas las horas hasta las dos. Se levantó, desayunó, se cambió y se fue al ensayo. Y ahí también, todo le sale mal. No le pega un paso, se cae y se lastima, discute con Nicolás y su coach, y para colmo, se vuelve a cruzar con Gastón. Solo que esta vez le deja los cinco dedos marcados en la mejilla, antes de decirle que si se le vuelve a acercar, lo mataba. 
El productor habla con ella y se logra calmar un poco. No quiere armar escándalo porque sabe, de eso se basa el programa: si ella armaba lío, iba a aparecer en televisión. Y no era lo que quería, porque no era su estilo. Vuelve al ensayo, y aunque le siguen saliendo mal los pasos ya no está furiosa consigo misma, está deprimida, triste. Dolida por su mismísima actitud.
Llega a la casa y no quiere comer. Por supuesto que no tiene hambre. Apenas tiene fuerza para meterse en la ducha y se queda sentada en el suelo de la misma dejando que el agua cayera sobre ella, por un buen rato. Ahí es que Emilia y su madre la llaman a comer. Ellas apenas están enteradas de la situación: lo único que saben es que al levantarse, Mariana estaba durmiendo en el sofá de la casa. 
Cuando dice que no va a comer, está más que evidente que le pasa algo. Solo quiero descansar, explica y se tira en el sillón. Es lo suficientemente grande como para que esté cómoda. Su familia entiende y cada quien se va a su cuarto. Ahora, Mariana no pertenece a ningún lugar, porque ni siquiera tiene habitación. 
- 
Pedro amanece echo un mismísimo despojo.  No sabe con qué fuerza es que se levanta de la cama. Se mete en el baño para despabilarse, ya que no durmió antes, y es evidente que no dormirá. Deja que las lágrimas se mezclen con el agua de la ducha. Es el único lugar en el que puede sentir que sus lágrimas son pequeñas; cuando se encuentran rodeadas de más agua.
Cuando baja a desayunar, su madre está sentada en el living y leyendo el diario. Es como una costumbre que tenía. Claro que cuando ve que su hijo baja las escaleras, gira la cabeza para mirarlo, y le da una sonrisa. Pero hasta en ella se puede ver que las cosas no andan bien. Para que fingir.
Toma el café con leche y come una sola tostada. Es que no le pasa por la garganta y es como un nudo que se le hace. Va al colegio caminando porque quiere despejarse. Total, después no tiene nada que hacer. Llega e inconscientemente busca a Lali con los ojos, despistado. No la ve y siente como un alivio; es que no puede mirarla a la cara, no puede verla a los ojos y sentir que lo traicionó, aunque ya lo tiene asumido: Mariana lo engañó. 
Su cabeza está pegada contra el banco las dos primeras horas de clase. Al resto no le parece anormal porque está clarísimo que es temprano y nadie tiene ganas de estar allí estudiando filosofía. Y a Peter le re duele, porque la boca se le va sola y dice cosas que le hacen mal. La profesora Calvo siempre pregunta al principio de la semana, un tema cualquiera del cual se pueda hablar, un tema profundo.
Engaño dice Pedro, y Rocío lo mira. Es la que se da cuenta al toque de lo que pasa y entiende porque Pedro está sentado solo, y no tiene a Mariana para hacerlo sonreír como cada mañana. 
“El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejan soñar que no nos engañarán nunca” escribe la profesora en la pizarra. 

-
… Ese es el miedo del engaño. Por eso el engaño es tan grave. Si alguien nos engañara y supiéramos que luego no va a tener repercusiones esa mentira... Entonces no nos preocuparíamos tanto ¿O no? Total, es una cosita que pasó, y listo. Pero el problema es el después del engaño. Porque está clarísimo que si nos engañaron una vez, vamos a tener la “ligera” tendencia a pensar que nos pueden engañar otra vez. El engaño lleva a muchísimas otras cosas, traición, odio, desamor. Barón de Hobalch decía que “la traición supone una cobardía” ... - Peter mira a su profesora. No siente que Mariana sea una cobarde, pero capaz es porque la quiere demasiado.- Y por otra parte, François de la Rochefoucauld decía que “Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de hacer traición” ¿Qué piensan ustedes? 
-
Que no siempre es así. La gente no siempre te engaña porque sea una debilidad, a veces te mienten, te traicionan por el puro placer de verte sufrir. Es horrible, pero hay gente que es así, que se divierte viendo a los demás sufrir.- opina Eugenia. 
-
¿Lanzani? ¿Usted que sacó el tema, que opina? - Pedro tiene ganas de tirarle a la profesora con el compás. No quiere hablar... La última palabra que dijo había sido la noche anterior, a eso le había seguido una madrugada llorando y sabía que su voz no era la mejor. 
-
Opino que no importa lo que se diga, cuantas frases saquen los filósofos o si científicos lo estudian... la traición nunca se entiende. Y más si viene de una persona que te importa, de alguien a quien querés.- se le quiebra la voz pero lo disimula con un tosido.
-
Es verdad.- asiente.- Como cuando te traiciona un novio o una novia ¿No? - mira a la clase.
-
¿Qué piensa usted de eso, profe? Ya que es tan profunda...- consulta Pablo. 
-
A ver, niños...- se sienta en el borde del escritorio y mira a todos en general.- Las personas llegan a nuestra vida por un propósito. Para enseñarnos algo, para descubrir quienes somos, para hacernos descubrir lo que queremos alcanzar. Uno no se da cuenta de quienes son estas personas con facilidad ¿no? Pero cuando miras a los ojos, entendés que persona puede afectar tu vida de una manera profunda. Algunas veces pasan cosas que parecen horribles, dolorosas o injustas, como el caso de que te traicione un amor ¿Por qué? Se pregunta uno siempre “Yo le di todo y me traiciona ¿Por qué?” - Pedro se siente inevitablemente tocado con la última frase.-  Lo que tienen que entender es que si uno no supera esas cosas no va a entender cual es su potencial, su fuerza, su poder. Todo pasa por una razón en la vida, nada es por casualidad o por suerte. Los momentos de desamor, por ejemplo, ocurren para probar los límites del alma, como todo. La gente que uno conoce afecta nuestra vida de una u otra forma, y las caídas o los triunfos que uno tiene te hacen ser quien sos. Podés aprender cosas de las malas experiencias... es más, quizás esas sean las experiencias más significativas en nuestras vidas. Si alguien te hiere, te traiciona o te rompe el corazón, aunque suene masoquista, le tenés que dar las gracias. Porque esa persona que te lastimó, te puede enseñar la importancia de perdonar, de confiar y de tener más cuidado a quien le abrís el corazón.
Pedro se queda un rato largo pensando en todo lo que dijo la profe. Hay que reconocer que la mina es muy brillante en su cátedra. La cabeza hundida entre sus brazos, a pesar de que Rocío se sienta a su lado y apoya una mano en su hombro. No quiero hablar, Rochi. Le dice, y ella no pregunta, porque entiende cuando uno necesita estar en soledad. 
En historia se acomoda e intenta recordar las cosas que estudió el día anterior, antes de que Mariana le rompiera el corazón. Es difícil, pero trata. La ve llegar y pone los ojos en el suelo... no la puede mirar. No quiere recordar como un flash back lo que ella le dijo, y lo que respondió él. Le hace mucho mal. 
Ella no lo busca con la mirada y en silencio, lo agradece. Se sienta dos filas más adelante y él se pasa el resto de la primera hora mirándole la espalda, y el pelo morocho que le cae con naturalidad. Pero a la segunda hora intenta concentrarse y responder algo de lo que dice la hoja. Porque entendió lo que dice la profesora, sabe que tiene que superarlo o no va a poder desarrollar su potencial.

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lunes, 18 de febrero de 2013

CAPITULO 85.




Hace dos semanas que Mariana convive con Juan Pedro. Hace tres días que Gimena salió del hospital. Hace dos días, nada más, la morocha bailó merengue y le fue bastante bien, con 31 puntos. Pedro volvió a ir, y esta vez Marcelo le hizo más preguntas, todas cosas para hacer reír, por supuesto. 
Ese día en particular, Mariana llega muy tarde. Con cara seria. Golpea la puerta de... ¿Su casa? O la casa de su novio, y atiende Luz.

-
Ah, sos vos.- le sonríe.- ¿Qué pasa, te quedaste sin llave? - porque le habían dado una hace diez días.
-
¿Pitt está?
-
Si, claro.
-
… Necesito hablar con él. ¿Le podés decir que salga? - y se le humedecen los ojos.
-
¿Te pasó algo? - consulta preocupada.
-
… Perdonáme, Luz.- le cuesta hablar.- Decile a Pitt que salga, que necesito hablar con él, por favor. Y perdonáme. - su suegra no entiende, pero ve que la situación es seria y por eso le da el aviso a Peter. Éste sale y encuentra a su novia sentada en los enormes escalones de entrada.
-
¿Qué hacés acá afuera, mi amor? - se ríe, pero cuando se sienta a su lado y ve que está llorando, no le hace gracia.- ¿Qué pasó?
-
Me encontré con Gastón en los pasillos. 
-
¿Te hizo algo?
-
… No.
- ¡Ey! ¿Ahora que sos conocida no saludás? - Mariana va apurada por el pasillo porque quiere llegar rápido a casa. Tiene mil cosas para hacer, y además, quiere ver a su novio.
-
¡Gastón! - sonríe cuando ve al rubio.- Tanto tiempo sin verte ¿Cómo andás? - deja un beso en su mejilla.
-
En mi mejor momento, y por lo visto vos también.
-
Si.- le sonríe.- Ché ¿Qué onda tu esguince? Hace dos meses que estás sin laburar... 
-
En realidad, volví esta semana, pero como vos no estás más ni te enteraste.
-
Si pero ¿Tanto tardaste en curarte, Gas?
-
Entre nosotros... Me la re – esguincé varias veces.
-
¿Eh?
-
Claro. Boluda, es genial. Por un dolorcito que es un esguince, estuve casi dos meses sin laburar y cobrando el 100 % del sueldo. La pasé genial, tuve tiempo para hacer todo lo que quise.- le sonríe.
-
¿Vos sos estúpido, Gastón? - lo mira mal.
-
¿Qué? - se ríe.
-
No sé ni para que lo pregunto, está confirmado que sos un estúpido. Yo tuve un accidente gravísimo ¿Sabías? Tres roturas, una fisura y un derrame cerebral, que si bien ya se me fue todavía me sigue costando. Y me estaba volviendo loca por volver ¿Vos de verdad querés ser cantante, ser conocido?
-
Obvio.
-
No, no es obvio. No se nota. ¿Sabés qué? Odiáme si querés, pero no vas a llegar a ser nada con esa actitud. Necesitás de mucho esfuerzo para llegar a ese lugar y yo no veo que estés haciendo el esfuerzo. No te merecés llegar a ningún lado. - él se muerde el labio y le sonríe.
-
Todavía me sorprende que te lleve 8 años y tengas una filosofía de vida tan madura..
-
Si, vos todavía no maduraste, por lo visto. Dicen que los hombres tardan más que las mujeres en madurar, pero creo que a vos ya se te está tardando demasiado.- y él se ríe. Pero no solo eso. Se ríe, y la besa.

-
¿Q-qué? ¿Gastón te besó? - la mira.
-
… Si.- asiente.
-
Pero fue él ¿No? Él te besó, no fuiste vos, mi amor. 
-
Le seguí el beso Peter.- lo mira, totalmente dolida. Es que no entiende porque hizo lo que hizo.- Lo seguí ¿Entendés? No es solo él que me estaba besando... yo también lo besé. Te juro que jamás en la vida te hice una cosa así, y no sé porque hice esto... No sé. Perdonáme, mi amor.- lo mira y el tiene los ojos apretados muy fuerte. Se nota que le dolió. 
-
No lo puedo creer.- habla con la voz entrecortada. 
-
Perdonáme.- insiste y llora.
-
Jamás en la vida pensé que me ibas a hacer una cosa así.- confiesa, casi sin aire.- Me engañaste.- la mira dolida. Se levanta.
-
Peter, pará, por favor...- ella se para detrás de él.
-
… Andáte, Lali. Por favor. 
-
Está bien, si querés que me vaya me voy... pero perdonáme, por favor.- avanza dos escalones para quedar a su altura.- Te amo, Peter. - es extraño, pero, es él quien la besa a ella. Y Mariana se aferra a ese beso, por supuesto. Pero no dura demasiado, porque es él quien se separa.
-
No puedo.- confiesa. Se pasa una mano por la boca, como limpiándose.- No puedo, me da... me da asco.- se pasa otra vez la mano por sus labios... intentaba limpiar el beso. Mariana siente como el corazón se le rompe en doscientos miles de pedazos. - Andáte. No te quiero ver.- sube los escalones mirándola... mirándola con odio. 
Se mete en la casa y da un portazo. Lali llora fuerte y ve como Luz está en la ventana y tiene una mano levantada, tapándole la boca. Perdón le susurra para que ella puede leer los labios. Porque además de a Juan Pedro, siente que le falló a su madre. Luz tenía toda la confianza puesta en ella, en que jamás le haría daño a su hijo. Pero acababa de hacerlo. Había lastimado a Peter.

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jueves, 14 de febrero de 2013

CAPITULO 84.




Mariana sufre de crisis de nervios cuando pasa por situaciones tensas. O eso piensa. Es que no cree que pueda ser normal sentir tantos nervios cuando pasa por cosas difíciles. En éste caso, lo único que la tenía conectada al mundo real era la mano de Pedro tomada a la suya. Las paredes blancas, no le dan el efecto de pureza que siempre había querido; ahora le da mucho miedo.

-
… Vengo a visitar a Gimena Accardi. - se para en la recepción. Peter la quería dejar sola, pero ella le sostuvo la mano y le pidió que no lo haga.
-
Espere un segundo.- solicita la muchacha rubia y desaparece tras una puerta.- Van a tener que deshacerse de todo objeto cortante antes de entrar.- explica. Los hace pasar por un detector y finalmente pueden entrar en un pasillo. Qué agónico le parece todo. 
-
… Espero acá.- avisa Pedro cuando ella la mira desde la puerta con el nombre de su madre. Asiente, golpea dos veces y entra.
Gimena está recostada en un sillón con una frazada cubriéndole las piernas. Tiene un libro entre sus manos, y un vaso plástico de agua a un costado. Levanta los ojos cuando ve que alguien entra, y deja el libro a un lado cuando nota que ese alguien, es su hija. 
-... Hola.- no la quiere mirar directo a los ojos, pero lo hace. Mariana es así, cuanto menos quiere hacer algo: más lo hace.
-
Hola.- le da una sonrisa pequeña.
-
¿Cómo estás?
-
… Bien.
-
Sentáte.- palmea el sillón, y ella lo cumple como si fuera una órden.- No pensé que fueras a venir.
-
No iba a venir... Pero sentí que tenía que hacerlo, para que sepas que todavía sigo acá.
-
No quería que me vieras así. No esperaba que fueras vos la que me encontrara.
-
Tampoco esperabas que te encontraran viva ¿No? - ella niega.- ¿Por qué lo hiciste? ¿Ya no querías vivir más? ¿Por qué? 
-
Lo único que tuve en la vida fueron tu padre y vos. Me dolía... me duele demasiado lo que tu padre hizo y por eso sentí que no me correspondía vivir porque no lo tenía a él, y..
-
¿Y yo? No lo tenías a él, pero me tenías a mí.
-
Vos ya no me necesitás, Lali.- la mira con ternura.- Vos ya hiciste tu vida... Tenés apenas 18 años pero ya hiciste tu vida. Tenés tus amigos, tu novio, tus estudios van demasiado bien y tu carrera... espléndida. Me dejaron verte, cuando bailaste el otro día. Estuviste hermosa. 
-
¿No hay nada que quieras en la vida? ¿Un sueño más allá de papá y  de mí? - omite la parte en que la halaga. Es que está demasiado dolida para prestarle atención a cualquier cosa buena que le digan en ese momento. Su madre niega.
-
Todo lo que soñaba en la vida era tener una familia perfecta y eso ya no es así. Si resistí todo éste tiempo, todos estos golpes... Fue porque yo quería que se arreglara, sentía que se iba a arreglar y que las cosas iban a estar bien, que la familia iba a seguir siendo perfecta. Pero lo que me enteré de... este chico, Cristóbal, fue como una gota que rebalsó el vaso y lo quebró por completo, es algo que no se puede arreglar. Tu padre me engañó... No en los últimos años mientras estuvimos en Inglaterra, sino toda la vida. Y eso es algo que duele.
-
Por supuesto que duele ¿Te pensás que yo no lo siento? ¿No pensaste en que si te matabas, lo único que ibas a causar era más dolor? 
-
… No.
-
Mamá, no sos la única mujer a la que le pasó ésto. Como vos hay miles y los sabés. Podés unirte a esos grupos en los que las mujeres comparten sus experiencias y sacar todo lo que sentís para afuera. Pero si te matabas, si intentás hacerlo otra vez, no vas a solucionar absolutamente nada. Yo soy tu hija y te voy a apoyar en lo que sea, así como vos hiciste conmigo toda tu vida. Pero si vos estás todo el tiempo poniendo en peligro tu vida, no hay nada que yo pueda hacer que valga la pena. 
-
Yo te amo, pero... vos no vas a poder hacer que las cosas valgan la pena, La...- como odia que le digan el apodo que usa su novio. Cree que los únicos labios en los que suena bien dicho, es en los de él.- Ni siquiera yo puedo. No siento que pueda haber alguna cosa que valga la pena ahora.
-
Busca un sueño mamá... Todos tenemos sueños, no solo uno, miles. Busca un sueño, agarráte de eso y cumplílo. Y cuando lo cumplas te vas a sentir tan llena de vida por las cosas que lográs... Que las cosas en las que te fue mal en la vida van a parecer pequeñas en comparación con la felicidad que te puede embargar. Tenés 54 años, y todavía muchísimas cosas por vivir... todavía hay mil cosas que podés hacer. 
-
Es que no sé que hacer. No lo sé.
-
Pensálo. Pensá en toda tu vida... Repasá toda tu vida y algo vas a encontrar. ¿Tu única pasión siempre fue bailar?
-
Bailar nunca fue mi pasión.- confiesa.- Solo fue algo que hice porque mi madre quería que siguiera su línea, que bailara como ella. Nunca pude.
-
No querías ser bailarina, okay. ¿Y qué querías ser?
-
… Diseñadora.
-
¿Y por qué no lo sos? ¿Por qué no serlo ahora?
-
Ay, ya estoy demasiado grande, Lali.
-
Hay diseñadoras que tienen 30 años más que vos, mamá, no jodas.- solicita.- Una cosa es no tener motivos para seguir, y otra totalmente diferente es que no quieras seguir a pesar de tenerlos. Y para que sepas, para que lo tomes en cuenta, nunca sentí que nuestra familia fuera perfecta. Así que si, en algún punto, te preocupaba que yo dejara de tener esa familia, nunca la tuve... O casi nunca.
-
¿No?
-
No. El primer año en Inglaterra, si. Pero por el resto, no. Ese año si pude sentir que realmente éramos una familia porque estábamos todo el tiempo en contacto... Porque había mucha risa, muchas salidas en familia. Pero después... nunca las hubo. Vos podés sentir que es el fin del mundo pero no sos la única que tiene problemas ¿Sabés? Yo también los tengo, los tuve. Cuando todavía vivíamos acá, tenía problemas de autoestima. Todavía sigo peleando con eso. 
-
¿Problemas de autoestima?
-
Si. No sé porque tuve la loca idea de creer que mi imágen lo representaba todo... Me veía en el espejo, me veía horrible y entonces me sentía así. Sentía que no valía nada. Peleé contra discriminación... eso vos lo sabés. Sabés que la pase mal por ser una estadounidense en Inglaterra, pero no sabés que antes de irnos, cuando todo mejoró económicamente y entré a ese colegio tan caro y tan bueno, todo el mundo me decía cosas. Porque era gorda, porque tenía los dientes torcidos, porque tenía granitos. Eso es una marca, y es algo con lo que voy a tener que pelear toda mi vida. Pero eso es juntamente lo que tengo en claro, que siempre voy a pelear. 
-
¿Por qué no me lo dijiste?
-
Tenías demasiados problemas con papá como para que fuera a sumar los míos.
-
Lo principal en tu vida y la de tu padre eras vos, Lali. Hubiéramos dejado cualquier pelea de lado ante el más mínimo problema que vos sintieras. ¿Alguien más sabe ésto, tu problema? ¿Quién?
-
Emilia y Peter. Emi se enteró en cuanto me empezó a pasar... Siempre fue como una hermana para mí y notó enseguida que me pasaba algo. Me dijo que tenía que decírselo a ustedes pero no lo hice.
-
¿Y Peter?
-
Peter se enteró al tiempo de que empezamos a salir. Y si realmente empecé a pelear contra esto que siento a veces, es por él. 
-
Es un gran chico ¿No?
-
Es todo lo que soñé en la vida. Incluso más de lo que soñé, más de lo que merezco. 
-
El caño de la chomba verde.- se ríe. Algo nace en el interior de Lali... una especie de alegría. Siente que su madre va a salir de esa, que puede salir. 
-
Sí.
-
¿Sabés que te quería decir? Que... Yo no sé que va a pasar entre tu papá y yo, pero... no quiero que ésto afecte tu relación con él.  
-
Mamá... 
-
No, dejáme terminar. Yo sé que es muy difícil... Porque fuiste vos la que se enteró de todo este asunto, la que tuvo que decírmelo a mí... Sos vos a la que más se le modificó la vida, tenés dos padres separados cuando los tuviste toda la vida juntos, y de la nada tenés un hermano. 
-
Y un sobrino. 
-
… Y un sobrino. - asiente procesando, porque esa parte recién se la viene a enterar.- Pero si hay algo de lo que jamás voy a dudar, es que tu papá te ama, Lali. Y toda la vida quiso lo mejor para vos.
-
No se nota.
-
Pero es así. A lo mejor si tu padre salió con otras mujeres es porque yo no pude darle cosas que ellas sí... 
-
No te eches la culpa, mamá. No hay justificación a lo que él hizo. 
-
Bueno. Pero ésto no tiene nada que ver con vos. Vos sos su nena, y toda la vida lo vas a hacer. Sé que si hubiera estado sola con vos  o si hubieras tenido otro padre, las cosas hubieran sido muy diferentes. Él tiene la complicidad con vos, que en realidad tendría que haber tenido yo, por ser madre de una hija mujer. Y no lo niegues... Era él quien te dejaba salir todas las noches del verano, la que dejaba que te quedaras en la casa de esos novios o... no sé, lo que sea que hayan sido esos chicos con los que estuviste en Londres, en España y en París.
-
Si lo decís así suena como si hubiése estado con muchos.- confiesa. 
-
Es cierto. Lo que creo, si me dejás darte la opinión, es que deberías darle la oportunidad a tu padre de pedirte disculpas... Y que vos se las des, pero sinceramente. No un perdón para satisfacerlo, sino uno de verdad, uno que le digas cuando en verdad sientas que lo perdonás. Tendrías que hablar con él... visitarlo allá, pasar unos días juntos y ver que pasa. Sé que si me hacés caso no te vas a arrepentir.  
-
No sé, ma.
-
Pensálo. 
-
¿Qué vas a hacer? - la mira a los ojos. Son muy iguales.
-
Voy a salir de acá cuando me den el alta... Y voy a organizar mi vida, voy a salir adelante como vos me lo pedís. Voy a buscar una casa...
-
No te preocupes por eso... Yo, no sé si te dijo Emi, pero estoy viviendo con Pitt. 
-
¿Si?
-
Él me insistió mucho y pensé que cuando salieras de acá iba a ser más fácil porque ya tenés un lugar en la casa de la tía... 
-
Está bien, no me tenés que explicar nada.- se ríe.- Espero que de verdad funcione para ustedes. Es un chico muy valiente, como estuvo ahí, como te protegió cuando estaba discutiendo con Salvador... 
-
Sí...- asiente segura.- Es una persona increíble. - suspira y mira la hora.- Me tengo que ir, mamá. Tengo que ensayar.
-
Mucha suerte. - la abraza.
-
Cuidáte. - le pide y ella asiente.
-
Vos también. 
Sale de la habitación y Peter está sentado en el pasillo. Le da una sonrisa y se encoge de hombros.

-
¿Y? - se levanta y la mira.
-
Me siento mucho mejor.- asiente.- Aclaramos muchas cosas. Ahora sé que las cosas van a salir bien. 
-
Qué bueno, mi amor. 
-
Gracias por haber venido conmigo, Pitt. Fue re importante.
-
De nada.- le sonríe. 

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