viernes, 26 de abril de 2013

CAPITULO 97.




El momento en si del bautismo está cargado de emociones. Lali tiene a Angelo entre brazos, y Peter le sostiene la cabeza. Por supuesto que el niño llora cuando lo mojan con el agua bendita porque le causa molestia. Solo se calma en brazos de su padre.
Cruzan a un salón de eventos frente a la Iglesia donde espera la celebración y se sacan fotos. La cara de mal humor de Pedro se hace notar cuando Máximo se acerca y charla con todos.

-
Cambia la cara, dale.
-
Es el bautismo de mi ahijado. Yo también debería elegir quien quiero que esté acá y quien no.- ni la mira. 
-
No tiene que existir esa rivalidad de exs, Peter. Maxi es un buen pibe.
-
No me gusta, ni como te mira ni como te habla. 
-
Ay Pitt, con Máximo no pasa nada. Ya fue hace mil.
-
¿Me vas a decir que no te tiene las re – ganas? Se le van los ojos cuando le hablas. No le hables.
-
¿Cómo no le voy a hablar? - se ríe.- Dale. Sabés que estoy hasta el cuello por vos. 
-
¿No es hasta las manos?
-
Hasta las manos me quedo corta.- le sonríe.
-
Bueno, demostrámelo entonces.- afloja.
-
Amo tus celos.- él la mira de reojo. Mariana le toma la mano, y deja un beso en su mejilla.- Te adoro, gordo. 
-
Así está mejor.- sonríe.
-
Veni, acompañáme.- le sincha la mao y cruzan la calle para entrar en la Iglesia.
-
¿De qué te olvidaste?
-
De nada. Vamos a rezar.- se arrodilla.
-
No sé hacer estas cosas, no me gusta... 
-
¡Dale! - lo obliga a arrodillarse a su lado.
-
Yo no creo en Dios, no puedo pedirle cosas a algo en lo que no creo.
-
¿No crees en Dios? Acabas de jurar que si a Mari y Cristóbal les pasa algo, vas a ser el padre de Angelo. Y se lo juraste a Dios.
-
Es una costumbre... Yo se lo juré a Cris. 
-
Bueno, entonces quedáte en silencio mientras yo rezo. Voy a pedir por Angelo.
-
Rezo con vos pero con una condición. Que también pidas por nosotros dos y porque terminemos juntos.
-
Bueno, dale. Cerrá los ojos.- pide, ella hace lo mismos. Se quedan unos minutos en silencio.- Listo.- hace la señal de la cruz sobre su pecho.
-
No siento que algo haya cambiado.- se sienta y ayuda a que ella se siente a su lado, mientras mira la imágen de Cristo.- Se me hace difícil creer en algo que no puedo ver.
-
Al aire no lo ves, pero sabés que existe.
-
Bueno, pero el aire está comprobado científicamente.
-
Entonces crees en la ciencia. La ciencia también falla, eh. Igual, no es que... wow, idolatro a Dios. Pero a veces me gusta sentir que hay algo superior protegiéndome.
-
Yo te protego. Y no te tenés que arrodillar frente a mí para eso.
-
Vos no sos superior. Sos una persona como yo, y todos.
-
El amor que siento es superior. Por ese amor es que siento que te voy a cuidar, siempre, y sobre todas las cosas.
-
Sos tan lindo...- se muerde el labio y acaricia el lunar con el pulgar.- Yo sé que tu amor es superior, solo que a veces me hace doler más de lo que protege.
-
Es verdad.- pone las manos en la cara de ella.- Te amo. Y voy a hacer que vos también me ames de vuelta.
Se quedan a solas un rato, disfrutando de sus labios. Peter se queja porque se siente observado dentro de la Iglesia, y Lali se ríe.

-
Lali, te estaba buscando.- entró Máximo.- ¿Qué hacés con éste?
-
¿Perdón? - lo mira Pitt. 
-
¿Querés que haga de cuenta como que me llevo bien con vos? No soy falso.- se cruza de brazos.
-
Te estoy pidiendo respeto, nada más. Podés serme indiferente como soy yo con vos - ¡mentira!- y no habrían problemas.
-
No te mereces mi respeto cuando no sabés respetar a los demás.
-
¿A qué viniste, Maxi? - quiere calmar las cosas Mariana. 
-
No puedo creer que sigas con este tipo después de todas las cosas que te hizo.
-
Vos no sabés nada de las internas, flaco. - se queja Pitt. 
-
Sos portada de todas las revistas por culpa de este pibe ¿Y seguís con él? Como cambiaste, eh... 
-
Maxi ¿Necesitás algo o solo viniste a eso? Porque Peter tiene razón, hay cosas que vos no sabés. 
-
Venía a despedirme. Chau, Lali.- saludó desde la puerta y salió. Peter dejó un beso en la mejilla de Lali, con intención de continuar la seguidilla de besos.
-
No, pará. - le corrió la cara.- Me siento mal. 
-
¿Por ese idiota? 
-
Si, no sé. Estoy un poco mareada Peter ¿Podemos ir afuera?
-
¿Otra vez mareada? - la ayudó a pararse y rodeó su cintura con un brazo. 
-
No es nada, Pitt. Ahora tomo aire y se me pasa. 
-
¿Segura? - la apoyó contra la pared de la Iglesia. 
-
Si... Uy. - se sostuvo.
-
Es raro que te estés mareando tan seguido ¿No? - se cruza de brazos y la mira.- ¿Hay algo que no me estés diciendo? 
-
¿Eh? No. 
-
¿Entonces por qué no vas a un médico? Ni siquiera tenés que esperar porque Cris te lo hace enseguida.
-
No tengo tiempo. Y es una pavada, de verdad. Seguro es porque todavía no comí nada ¿Por qué no entramos? - le tomó la mano y se volvió a desbalancear.
-
Lali, vos no estás bien.- la sostuvo.
-
Estoy muy mareada.- se sostuvo la cabeza y habló en susurros.
-
Vamos a sentarnos ¿Si? - la ubicó sentada en las escaleras de entrada.- Lali, tenés palpitaciones ¿Qué te pasa? - le tocó el pecho. 
-
Me siento mal... - la cabeza se le fue hacia atrás y Peter se la sostuvo. 
-
Mi amor, voy a llamar a Cris... 
-
No, no, quedáte acá, ya se me pasa. 
-
Lali, basta, no podés ignorar que algo te pasa. - la soltó y cruzó la calle.- Cristóbal.. ¿Dónde está Cristóbal?
-
Acá ¿Qué pasa? - le sonrió el medio rubio.
-
No sé, Lali no se siente bien. Está enfrente. - los dos salieron al medio segundo.
-
Lali ¿Qué te pasa? - Cristóbal se agachó a su lado.
-
Me pulsa la cabeza... - se tocó la cien.
-
Se mareó y casi come piso, Cris. ¿Puede ser porque no haya comido?
-
No, es demasiado solo por no comer. ¿Ves, por qué no me hacés caso? Te dije que tenías que hacerte un hemograma. Peter, controláme un minuto.- pidió, llevando dos dedos al cuello de Lali. Esperó un minuto, hasta que Pedro le avisó.- Tenés taquicardia, 100 pulsos por minutos.
-
¿100? ¿Lo normal no es 70?
-
Vamos al hospital, Lali. - la levantó Cristóbal.
-
No, no, por favor. Es el bautismo de Angelo.- se paró y se sostuvo la cabeza.- Mañana voy, no quiero arruinar el bautismo ahora. 
-
Mañana no vas al colegio y te quiero en el hospital a primera hora. No voy a dejar que ensayes hasta que nos aseguremos de que estés bien ¿Si? - ella asiente.- Llevala a casa, Pitt. Que descanse un rato.
-
No, no, el bautismo... 
-
Lali, solo queda una hora de celebración. El echo en si del bautismo y las fotos, ya fueron y estuviste presente. No tenés que quedarte. Dale, Pitt. Llevála. - Pedro asintió con firmeza y rodeó la cintura de ella con uno de sus brazos mientras la guiaba al auto. 

-
¿Por qué me trajiste a tu casa? - consultó cuando él la dejó sobre la cama.
-
No sé....- pasó una mano por su cara, sacándole el pelo.- Estás muy pálida.
-
Es un mal día, nada más. Vengo con mucho ritmo.
-
Entonces pará un poco.
-
Justo ahora no puedo. Me ofrecieron estar en una obra en Carlos Paz todo el verano y quiero mostrar que me merezco ese lugar.
-
Ya te lo ganaste, eso significa que lo mereces.
-
Hay personas que no piensan así. Mucha gente dice en twitter que estoy en el Bailando por haber estado con vos. 
-
Esa gente no importa. Solo tiene que interesarte lo que dice la gente que querés.
-
¿Me querés?
-
Te amo.
-
Entonces ¿Por qué no te interesa lo que digo?
-
Es complicado.- suspiró.- Yo también quiero estar en Carlos Paz este verano.- confiesa.
-
Es una pena que no hayan audiciones para la obra.- bromeó.
-
No voy a aguantar tanto tiempo sin verte. 
-
Podes visitarme siempre que quieras.
-
Digamos ¿Todos los días? Mirá que te vas a cansar, eh... 
-
Puedo echarte siempre que me canse.- bromeó.- Necesito dormir un rato, Peter. ¿Puedo?
-
Claro, descansá. Cualquier cosa estoy abajo.- dejó un beso en su frente y salió. 

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DISFRUTENLO, YO SÉ PORQUE LO DIGO.


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sábado, 20 de abril de 2013

CAPITULO 96.




Duerme cuatro horas y se levanta. Con mucha energía. Se da una ducha, se pone la bata y se sienta en el sillón para dejar que el pelo se le seque solo. 

-
Ah bueno... ¿Duran tantos las fiestas, ahora? - Emilia se sienta a su lado y le saca el control de la mano.
-
Terminó como a las siete, en realidad. 
-
Ajam... ¿Motivo por el cual llegaste acá como a las once de la mañana? 
-
Me quedé a dormir en otro lugar. 
-
¿Y ese lugar es... ? 
-
¿Qué te importa?
-
¿De casualidad queda a pocas cuadras de acá?
-
Si. Me quedé en lo de Rochi. 
-
Rocío está en la discográfica desde las nueve grabando con Camilo.- se cruza de brazos.
-
¿Y? Me prestó su casa para dormir. 
-
A mí con la mentira no, eh. ¿Dónde quedó esa etapa en la que nos contábamos todo?
-
Bueno. Dormí en lo de Peter. Bueno, dormir es un decir. - se encoge de hombros. - No me hagas crítica, eh. Ya sé que está mal, que anda diciendo cualquier cosa de mí y no puedo humillarme de esta forma. Pero no sé. Me puede. 
-
No te iba a decir nada. Sos bastante grandecita como para saber que hacés.- le sonríe.
-
¿Y vos y Camilo, cómo andan?
-
Un poco peleados, pero... 
-
¡Ayer estaban lo más bien!- le recuerda.
-
Si, hasta que llegó “Angie”.- se cruza de brazos.
-
¿Y esa? ¿Quién es?
-
Es una amiga de Camilo. Una amiga a la que se le nota a leguas que le tiene unas increíbles ganas.
-
¿Y? No te vas a enojar porque otras minas le tienen ganas ¿no? Si total, la novia sos vos. 
-
Si, pero se le re tiró y él no dijo nada. Ay estás viendo cualquiera, Angie es mi amiga. Si si que se vaya con la Angie esa. - Lali se ríe.  
-
Me voy a vestir... ¿Vos no te vas a bañar?
-
En este instante.- se levanta.- Tu mamá ya está allá porque va a ayudar a Cristóbal y Marina. ¿Vamos juntas?
-
Obvio.- le sonríe. 
 
Entra a la Iglesia y camina hasta donde están Angelo, Cristóbal y Marina. Está puntual y por eso, todavía no está toda la gente. 

-
Hola gordito lindo...- le apretujea un poco los cachetes.
-
Qué linda que estás, eh... Y eso que anduviste de fiesta.
-
¿Cómo te enteraste de tantas cosas, vos? - quiere saber. 
-
Yo lo sé todo.- se ríe.- No, me dijo tu madre que no habías llegado a casa después del cumpleaños de Rocío. Te llamé pero no atendiste.
-
Ni siquiera tuve tiempo de revisar el celular. - saca el blackberry del bolsillo y atisba la llamada de Cristóbal y un mensaje de texto. Puede ser que hayan pasado 10 segundos y ya te extrañe? Claramente era de Peter, pero de seis horas atrás. 
-
Hola ¿Llegué muy tarde? - se preocupa Pitt, apareciendo vaya uno a saber de donde. Tiene una camisa negra, un jean blanco y unas zapatillas negras. Combinación desenfadada pero formal.
-
No, llegaste bien.
-
Hola hermosura...- saluda a Angelo. Pedro ama a ese bebé.
-
Llegó mamá, vamos a saludarla.- pide Marina, y se va junto a sus dos hombres.
-
Estás... 
-
Sh.- Mariana le pone un dedo en la boca y no lo deja hablar.- Sos vos el que siempre lo dice primero, dejáme ser yo esta vez. - él sonríe.- Estás muy lindo. Aunque si pudiera mirarte a los ojos, sería mejor.- porque tiene anteojos de sol oscuros. 
-
No, no. Dejámelos, por favor.- pide.
-
Estamos en una Iglesia, dale.- le saca los anteojos.
-
Estoy echo un desastre.- se pasa una mano por la cara.
-
Las ojeras negras resaltan tus ojos claros.- lo burla.- ¿No se te ocurrió pasarte base?
-
¿Tan metro sexual te pensás que soy para tener base?
-
Alguna de las chicas debe de tener ¿Querés que pida?
-
No. Bueno... si, pero no digas que es para mí. 
Vuelve a los minutos, con base y pincel en mano. Lo sincha al baño y se ubica en la mesada de lavabos para estar más a su altura.

-
¿Cómo puede ser que estés siempre tan radiante? - http://estilosdemoda.com/wp-content/2010/02/vestido-graducacion-12.jpg
-
Ay, Por favor. No chamuyes mentiras. Yo tampoco me puse base, ahora me voy a poner un poco.
-
No lo necesitas. Me gusta mucho tu cara así, natural.
-
¿Si? - él asiente de ojos cerrados.- Entonces me quedo así. Ya está.- él le sonríe. 
-
Me parece que voy a despedir a Manu y contratarte a vos.- la ayuda a bajarse.
-
Gracias.- se ríe. Le suena el celular.
-
¿Quién es?- chusmea.
-
Maxi.- lo mira de reojo.- Quiere saber en donde estoy, ya llegó.
-
No, decime que no lo invitaste.
-
Si. Estaban hablando de eso ayer en la fiesta y quedaba mal si no lo invitaba.
-
¿Y yo? Ese pibe no me banca.
-
Tiene motivos.
-
Ah, ahora lo defendés ¿Sabés qué? Andá con él.
-
Hace mucho que no me hacías una escena de celos.- él la mira mal y sale del baño. 

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domingo, 14 de abril de 2013

CAPITULO 95.




Peter cierra la puerta tras de sí y deja el saco en un sillón. Tiene el nudo de la corbata a la altura de los pectorales y algunos botones de la camisa desprendidos. 

-
¿Querés algo de tomar? - pregunta mientras camina a la cocina.
-
No.- sonríe y mira a su alrededor.- Extrañaba muchísimo estar acá. 
-
Si, es raro verte devuelta ahí sentada.
-
¿Cuándo va a volver Luz? ¿No va a venir al bautismo?
-
No creo que vuelva este año, se siente bien en Uruguay. 
-
Está enojada conmigo ¿No? - mira la mesita. Tiene los recibos apilados, uno encima del otro.
-
No, nada que ver. Mi madre no se mete en esas cosas, si te quiere, te quiere a vos y no a nuestra relación, es otro tema.
-
¿Entonces por qué no habla conmigo desde que se fue? Ni siquiera un mail... Sé que todo sería muchísimo más sencillo con una sola palabra de ella. 
-
Tampoco habla mucho conmigo. Está... desconectada, digamos. Pero la próxima vez que me llame, le voy a decir que te llame a vos.
-
Gracias. Me haría mucho bien. 
Pedro se levanta y le estira la mano para que la tome. Suben juntos las escaleras. Entran en la habitación y Mariana se queda perpleja al ver su cara por toda la habitación. Las fotos que le había tenido que devolver, después de desarmarle el mural, estaban pegadas por todas partes. Incluso atisbó una pegada en el espejo del baño.  

-
Ehm... Esto es un poco vergonzoso.- se ríe, nervioso. Mariana se gira y le da una sonrisa cuando ve sus mejillas encendidas.
-
¿Quién fue la última persona que entró en este cuarto, además de vos? 
-
Benjamín.
-
¿Y la última mujer?
-
Rochi. Pero ella no se quedó a dormir.
-
Ah. 
-
Amo que estés acá.- deja un beso en sus hombros desnudos. Ella se volvió a girar para seguir observando las paredes. Cada vez encontraba más fotos.  Pero pronto lo vuelve a mirar y besa su boca, mientras deshace el nudo de la corbata con mucha cautela
Procede y desabrocha los botones que todavía están prendidos. Descorre la tela blanca por sus hombros y la deja caer por los brazos y la espalda. Deja un beso, en su mejilla, y lo abraza. Por todo lo que compartimos, los momentos que vivimos, nada nos va a separar – le dice al oído, y él la estruja frente contra su cuerpo.
La ubica sentada en la cama y se arrodilla. Saca uno de aquéllos tacos altos y deja una caricia en su pie. No tenés que hacerlo dice ella, pero él también descalza el otro pie y deja un beso en el empeine.
Se vuelve a levantar y la levanta a ella por la cintura. Busca el cierre del vestido y cuando lo encuentra lo descorre, sin dejar de mirarla a los ojos. Deja el vestido sobre el sillón,  no quiere estropearlo. Se gira a mirarla. Solo tiene un culotte puesto. El pelo, que le había crecido bastante en el último tiempo, le cubre los pechos. 
Se le escapa un gemido por entre los dientes y da dos pasos largos hasta tenerla a su alcance. La atrae con una mano en la cadera y arrebata sus labios, mientras acaricia su espalda. Mariana saca su cinturón y desabrocha el pantalón con tal cuidado, que apenas lo nota.
La deja sobre la cama con delicadeza y se une a ella con mucha lentitud y cuidado. Quiere disfrutar de aquél instante, detener el tiempo. 
Pudo sentir su respiración agitada en su oído, la ama mas. Se le humedecen los ojos cuando se da cuenta de que todavía puede provocar en ella las mismas sensaciones que lo tienen a él tan sometido. Está más seguro que nunca, de que todavía puede re – avivar el amor. 
 
Mariana traza el contorno del rostro de Peter con su pulgar. Él sonríe ante cada caricia, tiene los ojos cerrados. 

-
Sos hermoso.- confiesa.
-
Te amo.- sostiene su mano contra su rostro. 
-
Me tiemblan las manos cuando te toco.- se rió en susurros.
-
Vos... me hacés temblar totalmente. Sos la persona más sexy que conocí en toda mi vida. 
-
Me gusta ser capaz de hacerte sentir eso. 
-
A mí me gustás vos.- junta su boca con la suya. - Mucho, me gustás. Demasiado, a veces. 
-
Nunca es demasiado.
-
Es demasiado cuando te veo bailar con el tal Máximo. Siento que me va a saltar la vena del cuello. Además, le bailoteabas muy sexy.-  confiesa y ella se muerde el labio.
-
Máximo no es alguien por quien tengas que preocuparte.
-
¿Hay alguien por quien tenga que preocuparme? Sé sincera. 
-
No sé si tenés que preocuparte. Los días que bailo, cuando salgo de los estudios hay un montón de chicos esperándome para sacarse fotos.- confiesa, sonrojándose. Todavía no puede acostumbrarse a eso.
-
Fans.- suspira y Mariana puede sentir el aliento tibio en su rostro. - Supongo que no puedo decir nada. Yo también tengo fans y vos siempre te lo re bancaste.- pero por dentro, se quiere matar.
-
No podés decirme nada, no porque yo te haya bancado, sino porque no sos mi novio.- le recuerda. 
-
Soy el amor de tu vida.
-
¿De mi vida? No sé. Eso lo dirá el tiempo.- le acaricia el pelo corto. Deja un beso en su mejilla.- Tengo que irme.
-
No ¿A dónde?
-
A descansar a mi casa. Quiero estar bien para Angelo. 
-
Quedáte acá, descansá acá...
-
 No puedo descansar si te tengo al lado. Además... que haya una separación, Pitt. Nosotros no somos novios ni nada... No es como antes. 
-
A veces quisiera que fuera como antes...
-
No podemos volver hacia atrás.- le recuerda la letra de la canción y lo mira a los ojos.- Enserio, me voy. - saca la mano de él de su cintura y se sienta en la cama.- Odio tener que pasearme a las once de la mañana con vestido y tacos.- se queja mientras se pone la ropa interior y agarra el vestido del sillón. 
-
Entonces no te vayas. Quedáte conmigo un ratito.
-
Ningún ratito.- se sienta en la cama después de ponerse el vestido y empieza a abrochar los tacos.- A todo esto ¿Mi perro, sigue vivo?- recuerda al pequeño Moro. 
-
Lo tiene María en la casa.
-
¿María, cómo que María? 
-
Si. Yo no tengo tiempo para cuidarlo y Meri me dijo que se lo llevaba. No quería que se muriera el pobre perro. No es que le tenga afecto, es por vos.
-
Ay Peter, estás muerto de amor con ese perro.- se para y agarra el bolso. - ¿Me abrís?
-
Hay una llavecita re linda arriba de la mesa, la agarras, la pones en la cerradura, la girás, bajas el pestillo y se abre.- le sonríe.
-
Vos te perdés la chance de verme como un minuto más. - le saca la lengua.- Que descanses. - deja un beso en el aire y sale del cuarto.
Baja las escaleras con toda la paciencia. La llave está en la mesita de entrada. Abre la puerta y está por salir cuando se cierra de un portazo. Peter bajó corriendo las escaleras después de ponerse una camisa y no la deja salir. 

-
No te vayas. - pone su boca prácticamente sobre la de ella.
-
Tengo que. 
-
Entonces ¿No querés? - sonríe. Pedro puede llegar a parecer de lo más seductor con las manos a los lados de la cabeza de Lali. 
-
Si no tuviera que irme, no me molestaría quedarme un rato más... Pero como bien dije, TENGO. 
-
Si te quedás un ratito más, te llevo a tu casa y después al bautismo. 
-
Mmm... No. Prefiero que me extrañes por un rato, viste que al amor hay que alimentarlo. Dale, dejáme  salir.
-
Pero dáme un beso. - ella cruza sus brazos por detrás del cuello de él y lo besa, con pasión. Admite que le encanta pensar en que él la vaya a extrañar. 
-
Nos vemos en el bautismo.- deja un beso en su mejilla y abre la puerta. Él la mira mórdiendose el labio y ella ríe. 


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martes, 9 de abril de 2013

CAPITULO 94.




Lali mira a Maxi y recuerda como se quisieron un día, el amor que se tenían. Ahora era una amistad. Mira a Peter y se entristece: no quiere llegar a una amistad con él, jamás. Estira su mano y la apoya sobre la mano de Peter, que yace en su regazo. Él la mira, y entrelaza sus dedos, al tiempo que deja un beso sentido en su mejilla. 
Al rato ponen la música y todos salen a bailar. Dutty love de Don Omar. Lali suelta la mano de Pitt y por supuesto que se va a bailar. Él la sigue, al igual que a todos, después de apenas unos segundos. Peter le estira la mano y se ponen a bailar, uno enroscado en el otro. 

-
¿Qué te pasa? - le habla mientras bailan. Ella niega, tiene los ojos un poco brillosos.- La...- la detiene.- Ey ¿Qué pasa? - pasa un dedo para secar el ojo que amenaza con derramar una lágrima.
-
No, nada...- se le agrava la voz.- ¿Podemos ir un ratito afuera? - pide. No quiere ponerse a llorar ahí adentro. Él asiente de inmediato y los dos salen por una puerta lateral. Mariana se ubica en un muro bastante alto y Peter se queda parado frente a ella, que queda a la misma altura.
-
Dale, contáme que te pasa.- le agarra las manos. 
-
No dejes nunca que pase lo mismo que pasó con Maxi. 
-
¿Qué pasó?
-
El amor se apagó...- y se pone a llorar.- El amor se apagó y ahora somos amigos, prácticamente desconocidos. No quiero que eso nos pase nunca, no quiero. - se seca los ojos con los nudillos de los pulgares.  
-
A veces quisiera. - ella lo mira en silencio.- Quisiera que nos dejaramos de querer así para no sufrir tanto. Pero no se puede, Lali.  Aunque lo intentemos nunca vamos a dejar de querernos. 
-
Es que... ahora te miro y te amo, pero después te miro en la televisión y te odio, Peter. Siento que te puedo dejar de querer en cualquier momento y no quiero, no quiero dejar de sentir las cosas lindas que sentía. 
-
Si dejaras de quererme, creéme que sería mucho mejor... para vos. Dale, La. No llores, Te amo.- la abraza.
-
Eso es lo que más quiero escuchar, en la vida. - pone una mano detrás de su nuca, y la otra cayendo por su espalda. - Quiero que estemos bien ¿Por qué es tan difícil, eh? - lo mira.- No pego una, te juro, odio todo. Odio que mientras estuvimos juntos no pasaran mas de diez días sin que estuviéramos en problemas... Pero más odio que estemos así. Peter ¿qué pasa? Yo te puedo ayudar, pero decime porque te prometo que me mata no saber. 
-
Lali, no te puedo decir. No podés ayudarme.
-
Si que puedo, si. Rochi me dijo que podrías solucionar tus problemas de otra manera pero sos muy orgulloso como para pedir ayuda, lo sé. - él se pasa una mano por el pelo y se separa, caminando en círculos. 
-
Lali, no te lo puedo decir.- levanta los ojos y la mira.- No te lo puedo decir porque te destrozaría. No podría hacerte sentir así jamás. 
-
¿No me ves? Ya estoy destrozada Peter, me angustia no tener idea de que mierda es lo que te está pasando, me angustia dejarte de querer todos los días un poco por las cosas que hacés. No puedo entenderte y me mata eso. 
-
Basta Lali, por favor.- aprieta los ojos. - No me hagas ésto.
-
Vos me lo hiciste primero. 
-
Mírame.- enmarca su cara entre sus manos.- Soy la persona que más te va a amar en toda tu vida ¿Si? Y voy a estar al lado de vos, todo el tiempo, cuando me necesites, y cuando no, también. Cuando me quieras, y cuando me odies, voy a dejar que me des todos los golpes que quieras. Vas a contar conmigo por el resto de tu vida porque tenemos algo que nos va a unir para siempre. Eso es todo, lo único que necesitas saber. - ella se muerde el labio, llena de bronca. 
-
Quiero que me beses. Quiero odiarte. No sé que hacer. Y no me recites una frase de Paulo Coelho porque te mato.- él sonríe.- Me siento la persona más infeliz del mundo.
“Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un “si” o un “no” pueden cambiar toda nuestra existencia. Todos los días tratamos de simular que no vemos ese momento, que no existe, que hoy es igual que ayer y que mañana también lo será. Sin embargo, cualquiera persona que preste mucha atención a su día puede descubrir el momento mágico. Podría esconderse en el instante en que ponemos la llave en la cerradura por la mañana, en el momento de quietud después de la comida, en las mil y unas cosas que nos parecen iguales. Ese instante existe: un momento en el cual toda la fuerza de las estrellas fluye a través de nosotros y nos permite realizar milagros.” 

-
Quiero elegir algo por una vez en su vida. ¿Por qué me cuesta tanto decidir? Dios mío...- se apretó la cabeza.
-
Te amo.- le sonríe al costado.- Me encanta que seas así de indecisa. Ya sé que a vos te debe de traer muchos problemas, pero a mí me gusta mucho. 
-
A mí me gustas vos.- lo dice sin pensar y después se arrepiente. Gruñe un poco y sostiene su cabeza con sus brazos.- Odio sentir que me estoy humillando y más odio sentir que no me importa humillarme. 
-
Y yo odio que estés así, La. Quiero verte con una sonrisa, quiero que entres, te pongas a bailar y enloquezcas a todo el mundo. Quiero que seas Lali la del principio, no ésta tan llena de odios. 
-
Yo quiero que seas el Peter que odiaba las cámaras, no uno que se pasea por todos los shows de chimento que encuentra, ya que estamos pidiendo. 
-
Si es por pedir, pido que me dejes darte un beso. 
-
Si es por pedir, pido que me beses.- clava sus ojos en la boca de ella a medida que la acerca. Se une en el beso más tierno que le puede haber dado en su vida. Es un beso cuidadoso, como si no quisiera sobrepasarse.- ¿Vamos para adentro? Ya me siento mejor y quiero estar con Rocío.- se separa después de pequeños besos.  
-
No ahora no quiero entrar, te quiero besar un ratito más. 
-
Dale, tarado...- se ríe y él la ayuda a bajarse. El tema es que la sostiene en el aire y no la deja poner los pies en el suelo porque la vuelve a besar. 
-
Extrañaba mucho estar así con vos... Aunque las cosas ahora son un poco diferentes.- No la deja bajar al piso y camina con ella en sus brazos.
-
¿Solo un poco? - lo mira, sosteniéndose de su cuello. 
-
¿El amor cambió? - ella niega.- Entonces no fue tanto lo que cambió.
Lali entra en la fiesta y se pone a bailar. No hay que olvidar el principal cometido: divertirse. La fiesta tiene mucho Daddy Yankee y Madonna.
 

Cuando todos están muy cansados de bailar, vuelven a las mesas. No es casualidad que hayan servido los platos calientes.

-
¿Podés dejar de tocarme la pierna? Me estás poniendo muy nerviosa.- miró a Peter. Hace un rato largo que tenía su mano en el interior del muslo y la tocaba. Él se rió.
-
Entonces dáme la mano. Quiero que a la vista salte que estás conmigo. - pidió.
-
No estoy con vos.- le recordó, tomándole la mano. 
-
Lalu ¿Cantás un temita lento como para ambientar? - aparece Ro. Tiene la sonrisa más grande que le había visto; debía de estar disfrutando mucho de su fiesta de cumpleaños.
-
¿Yo sola? Me dijiste que íbamos a cantar un tema juntas, no yo sola. 
-
Si, pero eso más tarde, ahora cantá uno vos dale. El de Natalia Lafourcade que me mostraste la otra vez, por favor. 
-
¿Justo ese, Rochi?
-
Es que es re – lindo, y el dj ya tiene la pista.
-
Okay. - dejó un beso en la mejilla de Pitt, y se levantó para ir al escenario. 
Mírame, Mírate, 
Como hemos cambiado, 
Mírame, Mírate, 
Ahora nada es igual. 
Mírame, mírate, 
Ya no te siento a mi lado,
Mírame, mírate, 
No podemos volver, 
Hacia atrás... 
 

-
Te re bajoneaste con lo que canté ¿No?- Peter se gira a mirarla. Está sentado en el borde de la fuente, en el patio exterior. Ya está amaneciendo, y la fiesta en sus finales.
-
Si, no sé...- se encogió de hombros. Mariana se ubica a su lado y le toma una mano.
-
Rochi me pidió que la cante...
-
No, está bien. No dijiste nada que no fuera verdad. Cambiamos. - sostuvo sus dedos entre los de ella.
-
Te quiero muchísimo, Pitt.
-
Y yo te amo, esa es la diferencia. Yo todos los días descubro algo nuevo que me hace enamorarme más de vos, mientras que vos cada día vas queriéndome un poco menos.- Lali quiere hablar, pero no sabe que decir.- No te culpo, igual. Agradezco que estás acá, y que todavía puedo darte un beso.- le hizo una caricia.
-
¿Cuánto tiempo más vas a hacer ésto, aparecer en la prensa? ¿Algún día va a terminar? 
-
Si. Algún día.
-
Tu amor siempre me hizo bien. No quiero perder lo que todavía siento por vos.
-
No puedo prometerte nada. No sé que pueda pasar conmigo en los próximos meses.
-
¿Meses? ¿Tanto?
-
Es muy complicado.- suspira y se levanta.- Me voy a casa. Quiero dormir bien para el bautismo... ¿Te vas a quedar acá o querés que te lleve a tu casa?
-
No.- negó y él la miró de cejas levantadas. La respuesta no concordaba con la/s pregunta/s.- Quiero que me lleves a tu casa. 
-
¿Qué?
-
Eso. Extraño mucho estar con vos. - se para, y deja un beso en sus labios. 


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jueves, 4 de abril de 2013

CAPITULO 93.




Mariana deja a su amiga – todavía durmiendo – a eso de las diez de la mañana. Obvio que le robó un vaso de chocolatada y unas facturas que tenía en la heladera. Parte a los estudios para ensayar unas horas con Nicolás. 
Ensayan cuatro horas. Cuando salen, van a comer juntos, Nicolás, Mariana y el coach. Luego el ex – peli largo – ahora rapado – la lleva a su casa. 

-
¡Buen día! - entra en su casa. Tiene un auricular puesto, y suena Ai se eu te pego  de Michel Teló, una canción alegre, como su estado de ánimo.
-
¡Ay pero que alegría! Qué raro que no llegas cansada.
-
¡Estoy de fiesta!- se ríe. Saca los auriculares y lo enchufa en el equipo de música, para que resuene por toda la casa. 
-
¡Y eso es porque no sabés lo que va a ser esa fiesta!- confiesa Emilia. Ella sabe todos los detalles porque es la que chequea toda la organización.
-
Va a explotar, ya lo sé.- sonríe. 
-
¿Ya sabés que te vas a poner?
-
Si. Me compré un vestido, es un fuego.- señala.
-
¡Qué energía, eh!
-
Es la energía de la fiesta.
…. 
Mariana llega medio tarde a la fiesta. Es que, como quiere tener muchas pilas para esa noche y acumular para el bautismo del día siguiente, se tira a dormir una siesta. Cuando se despierta, son las nueve y media de la noche. Y la fiesta empieza a las diez. Corre a darse una ducha. Se maquilla y se peina. Se viste a contrarreloj. Detesta a su tía y su madre por no haberlas despertado: ellas ya se habían marchado. Odia a sus amigas también. Aunque sabe que ninguna de ellas tiene la culpa. 
Se sube al remis y le indica la dirección. Por supuesto que cuando llega, ya son más de las diez. Hizo lo que pudo, pero son y media. Ese tipo de fiestas era de lo más puntual, no como los cumpleaños de quince en los que uno llega siempre tarde para no quedar como un dolobu. Rocío se pone a gritar y camina apresurada hasta la puerta cuando la ve llegar. Tiene un vestido rojo, corto, hermosísimo http://www.forodefotos.com/attachments/moda-mujer/18100d1299533084-vestidos-de-fiesta-cortos-vestidos-cortos-para-fiestas-rojo.jpg  

-
¡Llegaste!
-
Si, perdóname se me hizo re tardee... ¡Feliz cumple!- aunque no es el día, y aunque ya se lo haya dicho muchas veces el día anterior, lo decía otra vez. Sentía los flashes alrededor pero no le importaba. Estaba dispuesta a romper la noche por su amiga.
-
Gracias... ¡Ya te estaba por ir a buscar!... Digo, Peter ya te estaba por ir a buscar. - la codea.
-
Dejá de decir pavadas.
-
¿Pavadas? Sin mentirte, tres veces van que pregunta donde estabas, hasta me dijo que te mande un mensaje. Vino muy lindo, eh... ¡Y vos también! 
-
Gracias, vos estás diosa.- la hace girar y las dos se ríen. - Me voy que todavía tengo que seguir saludando gente. - le da una sonrisa y se pierde entre la gente. Es probable que hayan más de 300 personas, según calcula Lali. Eleva su mano y saluda a las cámaras, que estallan. Tiene que ser coordial, y esa noche quiere serlo. 

-
No me digas que este chico tan lindo es... ¿Camilo, sos vos? - bromea cuando ve al hombre de rulos con un traje y moña. Él se ríe.
-
¡Pero mirá que belleza! - le hace dar una vuelta. 
-
Ché, gracias por despertarme, eh...- le dice a Emilia. La rubia tiene un vestido verde con escote en v. 
-
Yo salí a las dos de la tarde, la que tenía que despertar era tu m... Ché Cami ¿Por qué no me acompañas a buscar algo de tomar? - lo sincha de la mano y desaparecen. Lali se ríe, no entiende la locura de su tía. Siente dos manos que le tapan los ojos, y ella las saca con sus propias manos. Se gira. 
-
Estás increíble.- Pedro le sonríe de costado. Deja un beso en la comisura de su boca. https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyFbv9F3sZjf9Oe3X4IUlKHQYR-R4pl0U5HabdKYCtOgSy1dfZOxDJfl2MMiGmrUdVfI0Z8A_d3JIUyOOmfEHQfmchCjBiRrEwwjyJplJZra728Msx7BpVKxjUcYWZNntOGRKlwsVVdy0/s1600/PromGirl-639664572.jpg  
-
Gracias. - le sonríe.- ¿Todavía no empezaste a tomar? - se cruza de brazos y él se ríe. Peter ama el alcohol. 
-
No, hoy no voy a tomar.
-
Ay...- se acerca hasta él y pone una mano en su frente.- ¿Qué te pasa, estás enfermo? - él se muerde el labio.
-
No. No quiero tomar porque voy a manejar y porque quiero estar bien mañana en el bautismo. Angelo se lo merece.- sonríe. - Aunque no me vendría mal. Siempre me pasan cosas buenas después de una borrachera.
-
¿Ah, si? - se ríe. Por supuesto que las borracheras no son el motivo de su buena suerte.
-
Si. Mirá, una vez que me emborraché, terminé en tu casa, diciéndote cosas horribles.
-
¿Eso es bueno?
-
Lo bueno fue lo que vino después. Me di cuenta de que te quería con el alma y no quería dejar escapar la oportunidad de que estuvieras solo conmigo.- es cierto.- Y otra vez que me emborraché, te enojaste conmigo y rompí un vidrio con la mano, pero volviste muerta de celos por unas chicas, me dijiste que no necesitabas más tiempo y fue la primera vez que vos me pediste hacer el amor...
-
SH.- lo mandó callar y él rió.
-
No lo quiero pensar demasiado porque me van a dar ganas de emborracharme,  de verdad. - ella ríe.-Estás muy linda, tanto que me duele.- confiesa.
-
¿Tanto?
-
Si... ¿Te puedo dar un beso?
-
Peter... hay mucha gente.
-
Entonces ¿El motivo por el que no puedo es porque hay mucha gente, y no porque no quieras? - ella suspira.-  “Cada uno conoce la medida de su propio sufrimiento, o la ausencia total de sentido en su vida”
-
Como estamos con Paulo Coelho, eh... 
-
Gracias a vos pude conocer la ausencia de sentido en mi vida. Vos sos mi sentido. 
-
Pitt... 
-
¿Podemos ir afuera? ¿Podemos ir afuera y que me beses? - pide. Ella vuelve a suspirar y mira el piso. Cuando levanta los ojos, le brillan.
-
No puede ser...- pasa por al lado de Peter y toca el hombro de un caballero, que se gira a mirarla.- ¿Maxi, sos vos? - le sonríe.
-
¡Lali!
-
¡Ay no puedo creer, pasó mucho tiempo! - lo abraza.- ¡Rochi no me dijo que te iba a invitar! 
-
Nos encontramos hoy a la tarde y me dijo que viniera.
-
¿Cuándo volviste de Chile?
-
Hace tres días. 
-
¡Ay, cómo te extrañé! - lo vuelve a abrazar.
-
¿Y vos? Estás cambiadísima, eh... Echa una estrella. He leído algunas cosas acerca de vos.
-
¡Y vos te cortaste el pelo! - realmente está muy emocionada.
-
Si, hace un tiempo ya. - sienten un carraspido y los dos se giran.
-
Ah, Maxi el es Peter, mi ex – novio... Peter, el es Máximo, otro ex – novio.- se ríe con nerviosismo.
-
El del primer beso.- le estira la mano pero Máximo no la toma.
-
Y vos el que anda diciendo todas esas vulgaridades en televisión. 
-
¿Por qué no nos vamos a sentar con los chicos, mejor? - siente que si son más, la situación no va a estar tan tensa. Van a la mesa: Pedro gana y se ubica a su lado con una cara de mal humor increíble. Máximo se ubica al otro lado de la mesa redonda, frente a Lali y junto a Eugenia. 


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