domingo, 30 de junio de 2013

CAPITULO 105.



Durante los siguientes días Lali no salió demasiado. Solo una vez para visitar a Cristóbal, y dos para ir al supermercado. Estaba sumida en una actitud muy zen, pensando en todas las cosas que tenía que hacer, llevando acabo sus decisiones.

La última fue aquél viernes, una semana más tarde. Caminó las cuadras comiendo un helado, se acercaba Diciembre y se notaba el calor. Pollera de jean, musculosa y ojotas más un rodete. No le molestaba andar así. Golpeó la puerta.

  • ¡Hola!- la saludó con una sonrisa.- ¿Cómo estás, Luz?
  • ¡Chiquita! Muy bien ¿Y vos? Hace días que no te veía.
  • Estaba muy pensativa…- dejó un beso en su mejilla. No había avanzado tres escalones dentro de la casa cuando sintió la estampida, Peter bajó las escaleras corriendo rápido.
  • ¿Vos sos idiota? – la miró. Tenía el teléfono en una mano y la miraba, seria.
  • ¿Qué?
  • Acabo de hablar con Eugenia ¿Cómo fuiste capaz de renunciar a la obra? – estaba sacado.
  • Parece que a Eugenia le encanta meterse en nuestra relación.- se cruzó de brazos.
  • Explicáme porque te juro que no entiendo, te rompiste el alma bailando y ahora que conseguís la oportunidad de cumplir tu sueño ¿Renunciás?
  • ¿Eso es verdad? ¿Renunciaste? – la miró Luz.
  • Si, renuncié. Tengo otras prioridades en mi vida ahora, quiero descansar un poco. Flavio lo entendió.
  • ¿Otras prioridades? – Peter la miró.
  • Creo que mejor voy a dar una vuelta…- Luz carraspeó y salió de la casa.
  • Si, tengo otras prioridades…- acercó su boca a la de Pedro pero, increíblemente, él la apartó con una mano.
  • Pará. Habláme, decíme que decisiones tomaste porque ya no me la banco más. Me había acostumbrado a la idea de estar sin vos, cuando me dijiste que no querías gastar más tiempo, que me amabas. Y el mismo día me decís que estás confundida y desaparecés.
  • Ya sé, tenés razón. Lo que hice no estuvo bien…- suspiró.- Yo pensé que estando con vos iba a sentir alivio, Pitt, pero lo único que pasó fue que me dio más miedo… Pero ahora ya no. Después de Luz y Angelo… vos sos mi prioridad. – acarició su nariz con la suya.
  • ¿Enserio? – sonrió.
  • Te lo juro. Quiero… gastar todos mis ahorros en acompañarte a cada uno de los viajes que tengas este verano… Quiero estar con vos.
  • Tengo una noticia para vos. – confesó.
  • ¿Qué?
  • Consiguieron un transplante para Luz.
  • ¿Enserio? – se le abrieron los ojos enormes y él asintió, con una sonrisa.- Pará ¿No me estás jodiendo, es enserio? ¿Le encontraron un trasplante de médula?
  • Si. Cristóbal me llamó hace un rato.
  • ¡Me muero! – se colgó de su cuello y él la sostuvo de la cintura.- Ay, ¡No lo puedo creer! ¡Se va a salvar!
  • Exacto. – la dejó en el suelo.
  • Ay, qué bueno. No lo puedo creer, estoy muy feliz.
  • ¿Y yo? Mi madre se salva y vos volvés, todo en un mismo día. Creo que más no puedo pedir.
  • Yo si puedo pedir más.
  • ¿Ah, si? ¿Qué podés pedir?
  • Que me beses.- se acercó de un rápido movimiento, juntando su frente con la de él, que sonrió y juntó su boca con la de ella en un modo totalmente expresivo.


Subieron las escaleras a los tropezones y entraron en el cuarto, cayendo en la cama. Ella sobre él.


Deshacerse de la ropa fue algo rápido y sin cuidado; lo que realmente querían era unirse. Peter la llevó a las cúspides más altas de placer. Sonrió cuando sintió como el cuerpo de Mariana temblaba debajo del suyo. Gruñó cuando fue su tiempo de temblar y cayó sobre su cuerpo con todo el peso. Ella, en lugar de quejarse por la fuerza que ejercía el cuerpo de Pedro, lo abrazó con todas sus ansias y dejó un pequeño beso en su cuello. 
  • Te amo.- le dijo y el irguió su cabeza para mirarla, con una sonrisa tonta.
  • Yo también te amo. Muchísimo.- pasó el índice por el labio inferior de ella.- ¿Vas a volver, a vivir acá?
  • No sé. En un tiempo, quizás.
  • ¿Por qué no ahora? – se puso a un costado de su cuerpo.
  • El fin de semana que viene me voy a Inglaterra a pasar unos días con mi papá.
  • ¿El fin de semana que viene? operan a mi mamá el fin de semana que viene.
  • ¿Enserio?
  • si. ¿No podés cambiar la fecha? Quiero que estés acá, conmigo…
  • Es que, él ya sacó la licencia y los pasajes, no puedo cambiarle todo ahora.- él suspiró.- Perdonáme, yo quería estar ahí.
  • Yo también quería. Quiero.
  • No te enojes, por fa. Sé que la operación de Luz es muy importante para vos y lo es para mí, pero esto también es importante. Lo único que me impide ser feliz ahora, es el problema que tengo con mi padre. Y quiero arreglarlo.
  • Si es por tu felicidad, está bien.- suspiró.
  • Estás enojado ¿No? – se acomodó sobre el cuerpo de él y lo miró, con la cabeza apoyada entre sus brazos.
  • No.- ella lo miró con insistencia.- No me gusta que no vayas a estar, pero no estoy enojado.- dejó una caricia sobre su espalda.- No puedo creer que hayas renunciado a la obra por mí… Era tu sueño.
  • Quiero disfrutar de otras cosas. Pasé todo un año laburando y fue muy agotador… Igual, me hablaron de la posibilidad de estar en Show match el año que viene, pero no sé.
  • ¿No sabés?
  • Se me complica con la facu… Pero tampoco quiero desaprovechar la chance.
  • Claro. Ah, no te dije, ya decidí que voy a estudiar el año que viene.
  • ¿Si? ¿Vas a estudiar?
  • Si. Fui a la casa de Cris a ver a Angelo hace unos días y me vino la idea así de golpe.
  • ¿Qué vas a estudiar?
  • Neonatología. Angelo me inspiró… Me gustan mucho los bebés, y Angelo está creciendo, dentro de muy poco no va a ser bebé. Y siendo neonatólogo voy a tener la chance de estar con bebés todos los días.
  • Es una muy linda carrera.- se mordió el labio.
  • Y se da en la facultad de medicina, igual que nutricionismo. Así que vamos a pasar un poco más juntos.- ella sonrió.
  • Sos tan lindo…- se mordió el labio y dejó un beso en su pecho. Descendió por el mismo dejando un camino de besos hasta llegar a la cadera.
  • Lali…- se rió.
  • ¿Qué? – lo miró.
  • Me hacés cosquillas, tonta.- estiró los brazos para tomarla por debajo de los suyos, y atraerla de regreso a su boca.
  • Se llama punto sensible. Los conozco todos.- le dio una sonrisa triunfadora.
  • Ya sé. Me conocés más que yo a mi mismo.- sonrió.- Te amo.
  • Yo también.- golpearon.
  • ¿Se puede? – era la voz de Luz.
  • No ma ¿Qué pasa? – se rió porque Lali le besaba el cuello.
  • Tenés visitas… Belén.- Mariana se quedó rígida.
  • No, no me jodas…- se tapó la cara.- Ya va, mamá. ¿Vamos?
  • ¿Qué vamos? Te vino a ver a vos, no a mí.
  • ¿No te enojás?
  • Y… no te voy a decir que me agrada la visita pero bueno. Mientras solo hablen, andá.
  • Me gustaría que fueras celosa como yo, a veces.- se rió.- Ya vuelvo.

Agarró el boxer, el short, la remera. Fue al baño y salió. Mariana se levantó después de minutos y fue a higienizarse. Se puso la ropa interior, una remera de Pedro y se hizo un rodete en el pelo, mirándose al espejo con una tonta sonrisa, recordando cada perfecto segundo de hacer el amor con Peter.

Cinco minutos más tarde la puerta del cuarto se abrió. Creyendo que era él, Mariana salió del baño con una sonrisa, justo para sentir como dos manos la tomaban por el cuello, apretándolo hasta dejarla contra la pared.


  • ¿Qué te pensás? ¿Qué me vas a ganar y salir bien parada? Con esa carita de inocencia, sos flor de mosquita muerta… A mí no me engañás ¿Sabés?
  • Belén… sol… Me estás a… gando.
  • ¡Belén!- Peter entró en el cuarto.
  • ¡No te muevas o la mato! – apretó más fuerte.
  • ¿Estás loca? ¡Soltála!- la sinchó fuerte por la cintura, y Belén retrocedió. Mariana respiró hondo y empezó a toser.- Lali ¿Estás bien? – la sostuvo por los hombros y ella asintió, tocándose el cuello.- ¿Sos enferma? ¿Qué te pasa?
  • ¡Si, soy enferma, lo soy! ¡No es justo! Ella lo tiene todo, todo… ¡Lo único que quiero es que estés conmigo hasta que muera! Después podés hacer lo que quieras… Ella lo tiene todo y yo no tengo la única cosa que quiero.
  • Belén, basta, no te humilles así… Yo no te quiero a vos… ¿Qué querés, pasar tu vida con alguien que no te quiere?
  • ¡Yo te quiero! Mi amor, con mi amor alcanza para las dos…- quiso tocarlo, pero él apartó sus manos.
  • Vos no estás bien. Estás obsesionada conmigo.
  • ¡No! ¡Vos estás obsesionada con ella! ¿No te das cuenta de que es una mosquita muerta, que yo soy mejor? Hacés de mi la mala cuando vos sos el que está enfermo. Hasta a la estúpida de tu madre pusiste en mi contra. Es una pena que se haya salvado y…- no pudo seguir hablando. Mariana das dos pasos y estampa su mano contra la mejilla.
  • No se te ocurra decir una sola cosa más de Luz porque te juro que te mato.- los ojos parecían escupirle fuego.
  • ¡Belén basta! – Pedro la detuvo cuando quiso arremeter contra Lali.- Andáte, ya. No voy a cambiar mi decisión y lo único que hacés es dar lástima.
  • Te juro que lo que estás diciendo te va a pesar toda la vida, Pedro.- salió del cuarto, y de la casa.
  • ¿Estás bien?- la miró. Ella se había sentado en la cama.
  • Si, me asusté…
  • Gracias por defender así a mi madre.- se ubicó a su lado y le acarició el cuello.
  • Nadie se mete con mi familia.- suspiró.-Me da mucha pena, tiene razón en lo que dijo, de que yo tengo todo y ella no tiene lo único que quiere…
  • No te arrepientas, ey. Belén está enferma pero no perdió la capacidad de razonar. Te quiere hacer sentir mal.
  • Ay, no quiero que te haga nada.- lo abrazó.- Está loca ¿Y si vas con ella hasta que… fallezca?
  • ¿10 años, estás loca?- pero luego sonrió.- ¿Me esperarías 10 años?
  • Yo te esperaría 20 o 30.- sonrió.- O toda la vida, quizás.
  • ¿No ves que sos la mujer pefecta?
  • Tu mujer perfecta va a dormir un rato.
  • ¿Cómo hacés para dormir tanto?
  • Todo se arregla durmiendo. 





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jueves, 27 de junio de 2013

CAPITULO 104.



Entraron en la casa en una batalla de besos. Recuperarse era éxtasis para cualquiera de los dos. Se sentaron en el sillón.

-
Basta, basta. Hay que ir despacito...
-
Ay, ni que recién nos conociéramos, La.- se quejó.
-
Bueno, pero si estuvimos tanto tiempo separado, por algo fue. Ésta vez hay que hacerlo diferente.- le sonrió.
-
Estuvimos separados porque yo me mandé las giladas de mi vida. Y no fue tanto tiempo, ché. Dos meses y medio nada más.
-
¿Nada más, no la pasaste mal?
-
Nooo..- ironizó.- ¿Viste que faltan todas las fotos tuyas del cuarto?
-
Si.- hizo puchero.
-
Benjamín me las arrancó todas y se las llevó. 
-
¡Qué guacho! ¿Por qué?
-
Porque las veía y me ponía a llorar. Y decía que me estaba haciendo homosexual de tanto llorar.
-
Qué idiota que es, los hombres también lloran.- se quejó. 
-
No sirvió de nada igual, seguí llorando. 
-
Ay, no me digas que lloraste porque me siento mal.- pidió.
-
¿Vos, lloraste?
-
Muy poco... Me quería hacer la fuerte aunque no me salía. Creo que un poco todo este llanto que me sale a cada rato es por eso, estoy sacando la angustia que no saqué en dos meses y medio. 
-
Yo te la saco a besos, pero no llores porque no me gusta. - ella le dio una sonrisa.- Me voy a bañar. - se paró, pero luego se giró y la miró. Tenía una mano en el pecho y los ojos cerrados.- … Si querés me quedo, y me baño cuando te duermas más tarde.
-
No, no andá. 
-
¿Segura? - se sentó a su lado.
-
Si, es horrible esta sensación pero lo tengo que superar de una forma u otra. Y prefiero tenerte mientras duermo.- suspiró. 
-
Me baño rápido, te prometo.
-
Andá.- le dio una sonrisa. 

Cuando Pedro volvió de la ducha, Lali estaba apoyada en el alfeizar de la ventana. 

-
Ya estoy.- sonrió, pero Mariana no giró a mirar como él se había puesto la remera que a ella más le gustaba.- Ey ¿Qué pasa? - imitó su posición.
-
Nada.- negó.
-
No se llora por nada... ¿Es por la fobia?
-
Es por todo. Tengo miedo de todo... De que vos no estés, de que Luz se vaya, de cruzar la calle y que un auto me mate... 
-
Lali...
-
Es que es así. Yo ayer estaba bien, ensayando para una obra, viviendo uno de mis sueños y hoy... Luz se va a morir y ya no deseo bailar. Me asusta lo rápido que giran las cosas. 
-
Nadie sabe que puede pasar mañana, por eso hay que vivir hoy.
-
¿Cómo puedo vivir hoy sabiendo que es cuestión de tiempo para que Luz deje de estar? Cristóbal lo dijo, la única que le queda es encontrar una médula compatible en menos de cuatro semanas y es casi imposible. Es muy injusto que le pase esto a ella. 
-
Si, ya sé. Ya está, si te hace bien llorar, llorá. No puedo pedirte que no llores cuando yo pasé tres años llorando de solo pensar que podía llegar este momento límite.
-
¿Cómo pudiste vivir así tanto tiempo?
-
No sé... Nada me hacía feliz, por mucho tiempo. Ni cuando viajaba, lo disfruté. Si sé que cuando te conocí dejé de llorar. Creo que eso es una parte importante de por qué te amo tanto. Fuiste la persona que me devolvió la sonrisa.- le pasó una mano por el pelo.- ¿Querés salir a tomar aire?
- No, necesito acostarme un rato. Veni, hacéme compañía.- subieron las escaleras y se tiraron sobre la cama.
- ¿Te puedo dar un beso?
- ¿Desde cuándo me tenés que preguntar?
- Es que me siento desubicado si te beso cuando estás llorando…
- Si no me vas a besar porque lloro, no me vas a besar como en un año.
- No digas eso.
- Es así. No siento que este dolor se me vaya a acabar…- Peter junta su boca con la de ella y mueve su cuerpo un poco para quedar sobre ella.
- Ey, no llores…- la miró y pasó una mano por su mejilla para secarla.
- No puedo… Tengo miedo.- explotó en lágrimas.
- No tengas miedo, estás conmigo…
- Tengo miedo de que si seguimos con esto yo… vuelva a tener esa dependencia estúpida que tenía con vos y que pase algo y te vuelvas a ir… Que me vuelvas a romper el corazón.- lloró incluso más fuerte. Aparta a Pedro de un empujón y entra en el baño dando un portazo.
- ¡Lali!- se para y golpea la puerta.- Mi amor, dale, hablamos…
- ¡Dejáme!
- Por favor, te prometo que ni te toco, nada… dale. No quiero que estés llorando sola ahí…
- Soy una estúpida.
- No lo sos, dale, salí y hablamos.
- Por favor dejáme sola. Necesito estar sola.

Mariana mira el techo blanco del baño y suspira mientras seca el caudal de lágrimas. Se siente muy estúpida por llenarse de miedos tan absurdos, infantiles, estúpidos como ella. Miedo al abandono, la soledad, la muerte. Esos miedos todo el mundo los tenía, entonces ¿Por qué la hacían acobardarse tanto?

Okay, podía ser que hubiera pasado por muchas cosas trágicas en su vida aunque siempre había salido fortalecida. Nunca habría sufrido lejos de un amor, ni había tenido que afrontar la tan posible muerte de alguien querido: sus abuelos habían muerto antes de que llegara a conocerlos. A lo mejor era eso; eran cosas que nunca le habían sucedido y no sabía como reaccionar.

Se levantó del suelo y se lavó la cara. miró sus propios ojos en el espejo. Ya se figuraría en como solucionar las cosas. Por el momento, sabía como proseguir.
Abrió la puerta del baño y la asaltó la oscuridad. No había sido consciente del tiempo que había pasado. Pedro dormía boca arriba, la sábana tapando su entrepierna le daba un aspecto de lo más sensual.

Cruzó el cuarto y agarró su bolso que contenía algo de ropa. Sacó una campera y lo cerró, colgándoselo al hombro.


  • Lali ¿Qué hacés?- se giró y Pedro la miraba.
  • Me voy a casa.
  • ¿Ahora? Es tarde…- miró por la ventana.- ¿Por qué no te quedás?
  • Estoy muy confundida con todo y necesito estar sola, pensar… Mi madre se fue a Francia y Emilia casi vive con Camilo, así que no va a haber nadie en mi casa.
  • Te acompaño.
  • No, dejá. Son siete cuadras, no creo que me pase nada. Nos vemos.- plantó un beso en la mejilla de él, que se quedó anonadado por su actitud.

    ___________________________________________________
    Soy una desubicada, ya lo sé. La idea es terminar la novela en las próximas dos semanas, quedan cinco capitulos. Depende de un tema de firmas también. Nos vemos

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viernes, 14 de junio de 2013

CAPITULO 103.



Cuando se vuelve a despertar, sigue dormida en el sillón. Peter está dormido sentado en el de cuerpo entero. Se levanta, le deja la manta encima y sale al patio delantero, donde a juzgar por el ruido, está Luz.

-
Hola...- le da una sonrisa, sentada en el suelo. Es imposible para Lali no volver a llorar.- Ey dale Lali, no llores, veni, charlemos.- tantea el piso.
-
¿Por qué no me lo dijiste? - solloza.
-
No quería ponerte mal. Pensé que en algún momentó Peter iba a explotar y decírtelo, pero no. Se la bancó por vos.
-
Soy una estúpida- se tapa la cara.- Yo odiándolo y él no... él lo único que intentaba era salvarte, me siento la peor.
-
Él lo entiende. Yo le pedí que no hiciera todo lo que hizo, pero como yo estaba encerrada no podía saber lo que hacía. Me enteré hace poco de todo.
-
No quiero que te mueras, Luz. Sos como mi madre, sos mi amiga, yo no...
-
Todos morimos algún día, linda... 
-
¡Pero es muy rápido! Por eso dijiste que no ibas a llegar a ver a tus nietos, claro... ¡Qué idiota! Habían señales por todos lados, como no me di cuenta...
-
No te castigues.
-
Me lo merezco, soy una estúpida.
-
No lo sos. No sabías nada, tampoco es que fuera obvio.
-
Me siento horrible.
-
Va a salir todo bien.- le sonríe.- Voy a dormir, ya es tarde.- se para, y Lali también. Cuando ve que Pedro está parado en la puerta, se sienta en el muro y Luz entra, cerrando la puerta.

-
¿Cómo estás?
-
¿Por qué ella y no yo?- lo mira con la cara repleta de lágrimas.
-
No digas eso... 
-
Te juro que daría lo que fuera por ser yo la que esté enferma y no ella, no se lo merece.
-
¿Y vos sí?
-
Me siento muy mal, Peter.- lo miró.- Por todo lo que te dije, todo lo que hice... Por todo.
-
Estamos iguales. Yo también me siento horrible.
-
Es la persona más buena que conocí en mi vida ¿Por qué justo ella, eh?
-
No sé. Son cosas que pasan, La.
-
Me siento muy estúpida... ay, no quiero que le pase nada, Peter. 
-
¿Te puedo abrazar? - consultó con las manos en los bolsillos. Ella asiente, y solloza en su hombro, hasta que la respiración de él le dice que también está llorando. Lo mira.
-
Ay no, vos no llores, no llores.- le seca la cara.- Abrazáme y dejáme llorar a mí, vos no llores.
-
Lloremos juntos, dale.- la abraza otra ves, y se quedan en silencio un rato largo, solo con el ruido del llanto y la lluvia.- Te amo.- le dijo, abrazándola más fuerte, Mariana solo intensificó su llanto.- Vamos a estar bien.
-
No quiero que se muera Pitt... No quiero.
-
Ya sé, no llores... Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para salvarla.
-
Yo también, te quiero ayudar. 
-
Está bien, vamos a hacerlo juntos... Pero no llores más.- le secó la cara.
-
Pitt... ¿Me puedo quedar acá con vos, hoy?- pide.
-
Obvio.- Deja un beso y una caricia en su mejilla.
-
No puedo creer que todo este tiempo horrible que pasamos separados, que te odié, te dije cosas feas... era todo por Luz.
-
No te culpes, no tenías ni idea.
-
Estoy muerta de miedo, Peter.- confiesa.
-
No tengas miedo.- deja un beso en su cabeza y le acaricia la espalda.- No importa lo que pase, si estamos juntos los dos vamos a estar bien.
-
¿Me lo prometes? - lloró.
-
Si, te lo prometo. Dale. Entrá que te voy a prestar ropa, todavía estás mojada y te va a hacer mal. 
Peter abre su placard y lo revisa unos momentos. Le pasa una remera y un boxer de colores azules. Ella va al baño a cambiarse y secarse un poco, cuando sale, Peter está acostado en el lado derecho de la cama con un pantalón pijama puesto. 
Se acuesta en el lado izquierdo de la cama y se tapa, llena de timidez. Se pregunta como pueden estar tan apartados, cuando habían habido días, hace tiempo, en los que les era demasiado difícil separarse. Recién se daba cuenta de lo grave, drásticos que habían sido los cambios y como había girado su vida en apenas unas horas. Algunas lágrimas se le escaparon, pero rápidamente las secó con el dorso de la mano. Llorar no solucionaría absolutamente nada, y quería pensar con claridad para saber que iba a hacer, de que forma podría ayudar a Luz. 

-
¿Estás bien? - consultó él en un susurro, acercándose varios centímetros en la cama. Pasó un brazo por debajo de su cuello, y el otro cayéndole por la cintura. Mariana tomó la mano que tenía en su cintura con firmeza, y la acarició un rato largo, temblando. - ¿Tenés frío, querés una frazada?
-
No...- habló en voz baja.- Peter ¿Quién más sabe todo esto?
-
… Rocío, Benjamín, Cristóbal, Emilia, Camilo y Gimena. 
-
Toda mi familia lo sabía y yo no.- sollozó. 
-
Perdonáme...- la estrechó fuerte contra su cuerpo.- Ya sé que tendría que habértelo dicho mucho tiempo antes, pero me ponía muy mal pensar en la idea de verte así. Y sé los dije a ellos porque no podía soportar la idea de que me odiaran por creer que te lastimaba injustificadamente. No quería que te apartaran de mí, más de lo que yo mismo te aparté.
-
Sos una basura.- se quejó, pero no se movió ni un milímetro de entre los brazos de Peter.
-
Ya lo sé, lo sé y lo lamento mucho. Voy a cambiar, voy a volver a ser como antes, te lo prometo. - dejó un beso en su hombro. - La, ya sé que no es el momento, y que no me vas a creer... Pero no fui yo el que publicó los datos sobre la pelea entre tus padres, y lo de Cristóbal. Te juro por Luz que yo no fui.
-
¿Quién fue? - se gira a mirarlo. 
-
… La fuente está cerrada y el diario no quiso darme los datos, pero creo que fue Belén. 
-
¿Belén? ¿Cómo sabe ella?
-
… No me di cuenta y le dije algunas cosas, pero te juro que fue sin intención de daño. Un... un día que estaba con ella, me encontré con Cris y ella me preguntó quien era. Cuando le dije que era tu hermano, me dijo que en tu expediente no dice que tengas hermanos y le expliqué lo de la infidelidad de tu padre... Pero no sé porque se lo dije, te juro que no pensé que lo fuera a decir. Subestimé a Belén más de la cuenta. 
-
Si, creo que si.- respiró hondo.- Peter, tengo mucho miedo de estar sola. No me dejes sola, por favor.
-
No te preocupes, no te voy a dejar. 


-
Peter...- lo movió.- Quiero ir al colegio ¿Me acompañás?
-
¿Al cole?
-
Quiero ver a los chicos...
-
Bueno, dale. ¿Te vas a bañar? - ella niega.- Me voy a bañar yo, entonces.
-
No, no.- le sostiene la mano.- No me dejes sola, no quiero estar sola. 
-
Lali, voy a estar en el baño.
-
No, por favor...
-
Bueno, está bien. Me baño cuando vuelva.- se volvió a acomodar en la cama, rodeándolo con los brazos.- ¿Qué pasa? No llores, La.
-
Ay, no sé. Tengo un miedo desesperante a estar sola, a que no estés acá.
-
Estoy acá.- la miró, haciéndole una caricia.
-
No quiero que a Luz le pase nada...- llorisqueó.
-
No llores más por eso. Ya dijimos que vamos a hacer lo posible para que Luz esté bien ¿O no?
-
¿Y si no alcanza? Tengo un dolor en el alma...- se tocó el pecho.
-
Y si no alcanza, vamos a darle todo lo que se merece en el tiempo que quede ¿Si? Dale, levantémonos y no llores más. Yo preparo el desayuno. 
 
Las horas libres y el calor hicieron que los hombres del equipo quisieran ir a nadar. Como ellas no contaban con bikinis, no podían. María, Candela y Eugenia se fueron al gimnasio. Mariana charló un rato larguísimo con Rochi, pero luego esta se tuvo que ir a la productora y se quedó sola, mirando el ir y venir de Peter compitiendo con sus amigos.

-
Ey ¿Qué hacés ahí sola?
-
Ro se tuvo que ir.
-
¿Por qué no me dijiste? Así no te quedabas sola...- salió de la piscina y agarró la toalla.
-
No pasa nada... Creo.
-
¿Y por qué llorás?
-
Una charla con Rochi...

“Peter es un hombre increíble. Yo misma lo vi sufrir el tenerte lejos... el tener que decir cosas feas de vos. Él te ama con toda su alma, Lali. Vos también, y están predestinados a estar juntos. Podrán dar mil vueltas, ir, venir, pero solo gastan tiempo. Mirá como defiende a su mamá, su familia. Cuando ustedes tengan una familia hermosa, como estoy 100% segura de que van a tener, él la va a defender y cuidar igual. No podés dejarlo ir. No lo dejes ir. Su amor es verdadero y eso lo hace eterno.”

-
¿Sobre mi mamá?
-
… Entre otras cosas. ¿Podemos ir a ver a Cristóbal?
-
¿A Cris? Si.
-
Quiero que me cuente como es la enfermedad de tu mamá.
-
Si... ¿No tenés ensayo de tu obra?
-
No voy a ir. No quiero bailar.
-
Tenés que sentirte realmente mal para no querer bailar.- suspiró.- La, hay que seguir con la vida. Mamá no quiere vernos mal.
-
Es imposible no estar mal. No sé, pienso que en un mes ella puede no estar... Siento como si yo no fuera estar.
-
Vas a estar.- entrelazó sus dedos mojados con los de ella.- Aunque sea por mí... Necesito que estés.
-
Pitt, yo no voy a ser fuerte cuando ella se vaya. No voy a poder, no te puedo ayudar.
-
Con que estés al lado mío me estás ayudando.-le dio una tierna sonrisa.
-
No puedo creer lo que hacés por tu mamá. Sos increíble.- lo abrazó.
-
La, te mojo toda...
-
No importa, abrazáme, dale.- pidió. 
Después del almuerzo se fueron al hospital. Cristóbal los esperó en el consultorio y suspendió todas sus citas. Le explicó a Lali todo, detalladamente y con tranquilidad.

-
Ya está, no llores...
-
Es que no puede ser, no puede ser... - hipó. 
-
Peter ¿Podés ir a buscarle agua? - él se levantó.
-
¡No!- lo sinchó de la mano.- Quedáte acá, Pitt, no me dejes sola...
-
Lali, estás con Cris...- la miró asustado. 
-
No, no te vayas, no quiero estar sola.- Cristóbal la miró con las cejas levantadas. 
-
Lali, vas a estar conmigo... 
-
No me importa, que no se vaya.- lloró.- Ay...- se tocó el pecho y se mordió el labio.
-
¿Qué pasa?
-
No sé, es que me agarra algo en el pecho, como que me da mucho miedo estar sola.
-
No te preocupes, es angustia... ¿Vamos a comer a la cafetería? Yo invito. 
Peter y  Cristóbal se sentaron en la mesa y Mariana fue a buscar las cosas apenas unos metros más allá, sin sacarle los ojos de encima a Pedro. 

-
Peter, Lali tiene Autofobia dependiente.
-
¿Qué? - lo miró Pitt. En realidad, él tampoco le sacaba los ojos a Lali. Quería protegerla.
-
Está clarísimo, me di cuenta en cinco minutos.
-
¿Qué es eso?
-
Autofobia es, en este caso, miedo a la soledad. Dependiente porque es por vos.
-
¿Por mí?
-
Si. Ella siente que si no está con vos, está sola. No te preocupes, es temporal. Supongo que es normal, estuvo mucho tiempo con vos y ahora de la noche a la mañana te tiene al lado... Lo que tiene es miedo de perderte, de quedarse sin vos otra vez. 
-
No puedo creer que sea por mí.- se tocó el pecho.- Me odió todo este tiempo y... y ¿Ahora si no está conmigo se siente sola?
-
Es normal. No la dejes sola ¿Si?
-
Si. 
-
¿De qué hablan? - Lali dejó los jugos y porciones de torta sobre la mesa.
-
De nada.- los dos al mismo tiempo.
-
Me suena a que hay algo que no quieren contarme. 
-
Cosa de hombres, nena. 


A la salida del hospital, Pedro invitó a Lali a tomar un helado. Lo compraron y cruzaron la calle para sentarse en una plaza repleta de sol. 

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¿Qué pasa? - la miro con una sonrisa, cruzando un brazo por detrás de su espalda para acercarla y dejarle un beso en la mejilla.
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Escuché lo que dijo Cris. 
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¿Qué cosa?
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Lo de la fobia que tengo. Fue bastante descuidado de su parte decirlo cuando estaba a dos metros, escuché perfectamente. 
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Lali... 
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No importa. Estoy acostumbrada a tener una enfermedad diferente día por medio.- se alejó un poco.- Dejáme, se me va a pasar. No te sientas obligado a estar conmigo todo el tiempo. 
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No me siento obligado a estar con vos. Estoy, porque quiero estar, porque te amo y me hacés más bien que nadie. 
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Tiene razón, en lo que dijo. Si tengo miedo a perderte. - se le humedecieron los ojos ante la perspectiva de, otra vez, estar sin Peter. 
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No me vas a perder nunca. Te dije una vez que sin importar lo que pasara me ibas a tener al lado, y lo  mantengo así. Si no me perdiste en casi tres meses en los que me odiabas, es imposible que me pierdas. 
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Sos la persona más... maravillosa, que conocí en toda mi vida. - le sonríe.- Te amo. - a él le cambia la cara.
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¿Qué?
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Te amo. 
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Jamás pensé que me ibas a poder amar de nuevo. - se le humedecen los ojos. Se siente la persona más feliz del mundo. 
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Rochi me hizo darme cuenta de que lo único que hago estando alejada de vos es gastar tiempo. Sé que estamos en una situación muy difícil... Y que van a pasar muchas peleas antes de que, si puedo, te perdone por haberme hecho esto, pero ya no quiero perder más tiempo. 
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Yo tampoco quiero.- le susurró antes de atraerse a su cara y besarla con ternura, sintiendo la explosión de emoción en el cuerpo, y como se expandía por sus extremidades.




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Lo piden lo tienen. No vale incendiarme la casa.

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