miércoles, 24 de julio de 2013

CAPITULO 109.



  • ¿Qué pasó?- Peter entra y ve a Cristóbal con otro médico en la habitación.
  • Fue rarísimo, a pesar de la anestesia, se despertó y tuvo un caso de disnea.
  • Cristóbal, me dijiste que no se iba a despertar.- reprochó.
  • Ya sé, no se supone que se despertara. La anestesia es muy fuerte, no sé como pasó. Le pidió un teléfono a la enfermera, dijo que tenía que llamarte.
  • Pero no me llamó.
  • No se puede tener celulares acá. Le empezó a faltar el aire y perdió la consciencia. Está peleando con la anestesia, se quiere despertar.
  • ¿Y si se quiere despertar para que le siguen poniendo anestesia?- se molestó.
  • Okay, se la sacamos. Ahora va a despertar cuando quiera.
  • No me muevo de acá.- se sentó en el sillón.
  • Peter…- Lali habló toda afligida.- Peter…
  • Mi amor, estoy acá…- le tomó la mano.
  • Está soñando. No se despertó.- avisó Cris.
  • Está soñando conmigo.- el corazón se le apretó contra las costillas, y dio una tonta sonrisa al aire.
  • Mateo, dejémoslos un rato solos.- le palmea el hombro al enfermero y sale de la habitación.
  • Peter… mi amor… - mueve la cabeza.
  • Lali, estoy acá, tranquila mi amor, estoy acá.- le apretó fuerte la mano. – Estoy acá, tranquila.


  • ¡Hijo! – Luz le sonríe.-- ¿Cómo estás?
  • Bien ¿Vos?
  • Bien, un poco adolorida de la espalda…- se frotó la zona afectada. Peter se sentó en el pequeño sillón y miró la foto de su novia en el fondo de pantalla del celular. Quería ir ya a estar con ella en el cuarto por si despertaba, pero Cristóbal le había recomendado ver a su madre para no preocuparla.
  • No me digas nada ¿Esperando la llamada de Lali? – lo burló. Estaba de buen humor desde que sabía que su vida se había estirado unos 40 años más.
  • Si…- se le hizo un nudo en la garganta.
  • ¿Cómo la está pasando en Inglaterra, bien con el padre?
  • Si…
  • Me podrías decir algo más que un monosílabo ¿No? – se rió.
  • Perdón, estoy en otra.- movió la cabeza para despejarse.
  • ¿La extrañás?
  • Mucho.- se le formó un nudo en la garganta, y los ojos se le llenaron de lágrimas irremediablemente.
  • Ay, hijo…- rió.- ¿Qué pasa?
  • Nada, eso. Que la extraño.- se encogió de hombros.
  • ¿Tanto como para llorar? Dale Peter, no me mientas, soy tu mamá.
  • Ma, Lali fue quien te donó la médula.- se tiró en el sillón, vencido. Si había alguien a quien nunca podría mentirle, era a Luz.
  • ¿Cómo?- se sorprendió.
  • El donante anónimo, era Lali. Lo descubrí ayer de tarde, estoy muy mal.- confesó.
  • Ay no, la voy a matar.- se llevó una mano a la frente.
  • A lo mejor no tenés que hacerlo y se muere sola.- se acarició una mejilla, secándose la lágrima.
  • ¿Se puede morir?
  • No, no… Es que estoy nervioso. No puede ni se va a morir.
  • ¿Entonces? Hay algo más, me doy cuenta.
  • Hay chances de que quede paralítica.
  • ¡Ay, no!- se angustió.- ¿Cómo que paralítica, Peter?
  • Eso dijo Cris. Igual ella sabía que podía pasar y siguió adelante.
  • Yo no te puedo creer que haya llegado al punto de ser tan buena mina… ¡Dios mío! Correr ese riesgo, amando bailar…
  • Correr ese riesgo, por mí. Dijo que era para hacerme feliz y me siento muy culpable.
  • Si, bueno en parte yo también… Pero ¿Qué hacés acá? Anda con ella, hijo. Te necesita.
  • ¿No te enojás?
  • ¡Por supuesto que no! Dale, andá…- Peter se levanta del sillón, su madre deja un beso en su frente y sale disparado al piso inmediatamente superior. Entra y le besa la mejilla, acariciando su cabello.
  • Estoy acá, chiquita.- le susurra.


Mariana aprieta las manos y los ojos. Se quiere mover, pero gime de dolor. La espalda la está matando. Vuelve a abrir los ojos y ve la cara de Peter, observándola con curiosidad.

  • ¿Qué hacés acá? – habló con voz agrietada, decepcionada.
  • No se te ocurra moverte. Voy a llamar a Cris.- salió del cuarto y volvió al minuto.
  • Hola Lali ¿Cómo estás?
  • Me duele mucho la espalda…
  • Es normal, tenés una herida. ¿Podés mover las piernas? … No, mejor no intentes. Peter, ayudála a sentarse en un borde, con mucho cuidado. Yo voy a buscar a Gonzalo, es especialista en lesiones cervicales.- salió del cuarto y Pedro la ayudó a sentarse, con las piernas colgándole.
  • No pruebes moverlas.
  • Ya probé y no puedo.-él suspiró.- Estás enojado ¿No?
  • Un poco.- se encogió de hombros.- Estoy… maravillado, más bien.
  • ¿Maravillado? – lo miró, boquiabierta.
  • Si. Por lo que hiciste por mí, por mamá… Por los riesgos que corriste y corres por nosotros.- le dio una sonrisa y la abrazó muy despacito.- Sos la persona más increíble que conocí en la vida, mi amor.
  • ¿Me vas a querer aunque no camine?
  • Obvio.- le acomodó el pelo.- Nunca voy a pagarte todo lo que hacés por mí.
  • Pensé que ibas a estar furioso conmigo si te enterabas… Perdonáme que te haya mentido, pero sino no me hubieras dejado hacerlo.
  • Al principio me costó… pero cuando leí la carta que escribiste, lo entendí.
  • ¿La leíste? Era si me moría, Peter.
  • La leí cuando no tenía certezas de nada y morir estaba entre tus probabilidades. Sos la mina más buena del mundo.
  • Me da vergüenza.
  • ¿Vergüenza por qué? Fue muy lindo lo que me escribiste… Y también que me dijeras las cosas que tenía que hacer, fue muy inteligente. Sabías que me iba a quedar perdido sin vos y no iba a querer hacer nada.
  • ¿Luz, como está?
  • Está bien. Dijo que te iba a matar cuando pudiera.- se rió.
  • ¿Le dijiste?
  • Intenté no hacerlo, pero me conoce mejor que nadie y a ella no le puedo mentir.
  • Hola Lali ¿Cómo te sentís? – entró Gonzalo. No podía ser mucho más grande que Cristóbal, debían de ser de generaciones cercanas.
  • No se me mueven, doc.- se tocó las piernas.
  • No te preocupes, no significa nada.- negó y se paró delante de ella. Le golpeó la rodilla con el dorso de su mano y esta avanzó hacia delante. - ¿Ves? Tenés el arco reflejo en perfecto estado. Puede que no las sientas por la conmoción, o simplemente están adormecidas. Vamos a hacer la prueba. Agarráte de mí y paráte despacio ¿Si? – estiró sus brazos hacia delante.
  • ¿Puedo hacerlo con él? – miró a Peter.- Me siento más segura…
  • Claro.- le dio una sonrisa de aliento y Pedro se acercó para extenderle los brazos. Ella se apoyó con fuerza en ellos y se deslizó fuera de la cama. Se paró haciendo fuerza suprema para sostenerse.
  • Peter, corréte dos pasos hacia atrás, por favor.- pidió Gonzalo. Él lo miró, suplicándole que no le pidiera que la dejara sin apoyo, pero hizo caso.
  • No puedo…- cerró los ojos. Hacía mucha fuerza intentando mover las piernas.
  • A ver… no fuerces.- levantó la ropa y le miró la espalda.- Hay que chequearlo con rayos X, pero creo que es una subluxación vertebral ¿Qué opinás Cris?
  • Si… Esta vértebra ¿no?
  • Exacto. Parece que no tenés que preocuparte, Lali. Si es lo que pienso, se arregla con Quiropráctica. El problema es que tenés una herida en la espalda y no se puede ejercer presión hasta que cierre.
  • ¿No puedo caminar hasta que se me cierre la herida?
  • No. Pero lo importante es que tu problema tiene solución ¿Si?
  • Supongo.
  • Voy a buscar al mejor Licenciado en Quiropráctica del hospital para vos.-le sonrió y los dos médicos salieron.
  • No me sueltes.- apretó a Peter por los hombros.
  • Nunca.- le sonrió.
  • ¿Qué pasó desde la operación, me perdí de mucho?
  • No. La operación fue antes de ayer.
  • Peter ¿Está todo bien entre nosotros?
  • Si, claro ¿Por qué?- frunció el ceño.
  • Es que hace rato me desperté y todavía no me besaste.- se apenó.
  • No me gusta aprovecharme de vos cuando estás toda frágil.- dejó un beso en su mentón.
  • Ay, seguro me muero si me besás.- ironizó.
  • ¿Te querés acostar?
  • No, quiero que me des un beso. – él se rió y juntó la boca con la de ella.

Mariana sintió como un fuego le subía hasta al pecho y sostuvo a Peter por la nuca para intensificar el beso. La otra mano la puso en su espalda y lo apretó contra ella.


  • Lali, estamos en un hospital…- se rió.
  • Chocolate por la noticia.
  • Tenés que descansar ¿Si?
  • Aguafiestas.
  • No te voy a tocar hasta que estés sana.- avisó.
  • No te voy a hablar hasta que me toques.- se cruzó de brazos cuando él la dejó sentada en la cama.
  • Vamos a ver cuanto durás.
  • Más de lo que pensás.
  • Ya estás hablando.- señaló, sonriendo de costado. Mariana se puso boca abajo para poder acostarse, y se quedó en silencio.
  • ¿Cómo te sentís, hermana? – entró Cristóbal.
  • Me prometiste que no se lo ibas a decir.- lo miró.
  • No se lo dije… Lo descubrió solo.
  • Ay, si. Seguro.
  • De verdad. Le dije que nuestro donante tenía chances de quedarse paralítico y él averiguó en que sala estaba, es tan moral que quería darle apoyo a la familia… y te encontró a vos.
  • ¿Y cómo leyó la carta?
  • ¿La carta? ¿Qué...? ¿Leíste la carta? - miró a Peter y él asintió con timidez.- ¡Te dije que no! Lali, le dije que no.
  • Okay, te creo.
  • Tengo que ir a atender otro paciente. Vos y yo, vamos a hablar sobre andar robándome cosas, eh.
  • Yo voy a dormir.- bostezó y cerró los ojos, escuchando la suavidad de los pasos de Cris y luego la mano de Pitt jugando con sus mechones de pelo y dejando besos en su mejilla.
  • Ahora te estoy tocando ¿Me vas a hablar? - burló.- Dale, no me gusta que no me hables... No es justo que no me hables cuando pasé tres días sufriendo y pensando que te perdía. Hice cosas que nunca había hecho con tal de que estuvieras bien.
  • ¿Cómo qué?
  • Como rezarle a algo en lo que no creía.
  • ¿Rezaste?
  • Estaba desesperado.- se encogió de hombros. Ella estiró una mano, y le tocó la mejilla.
  • Estoy bien.
  • Pensé que te perdía, mi amor.- confesó y su voz salió levemente más ronca.
  • Yo también lo pensé. Pero no pasó nada.
  • Prometéme que jamás vas a volver a hacer una cosa así… Que me vas a venir a hablar, a hacerme entender… Prometéme que te vas a casar conmigo.
  • Cuando crezcamos, sí.- él levantó las cejas, ella se sentó con dificultad- Cuando… bueno, sabía que corría riesgos, me puse a repasar todo lo que vivimos este año. Y me di cuenta de que hay algo que me falló desde el principio.
  • ¿Qué?
  • No creía en esto, en nosotros… Decía que se podía terminar en cualquier momento, que no sabía si iba a durar. Eso era no creer.
  • Bueno pero vos tenés motivos, por lo de tus viejos.
  • ¿Qué tiene que ver eso? Es una idiotez que dije. Mis padres son ellos y yo soy yo. Si yo estoy segura de que te amo, entonces sé que va a durar. – sostuvo la cara entre sus manos y lo miró a los ojos.
  • ¿Entonces?
  • Entonces ahora podemos hacer todos los planes que querrámos… Porque yo no me voy a ir a ningún lugar. Y sé que vos tampoco, que vas a estar siempre al lado mío.

    ___________________________________________________
    - Querés "Promesa Rota I" y/o "Promesa Rota II"? Mandáme un e-mail a CamilaAmaral95@hotmail.com y te lo mando. 

    - Querés que te avise cuando suba novela? Twitteame a @CamiAmaral7  

8 comentarios:

  1. ¡No desaparezcas tanto, Camila! @SoyDanielaP :)

    ResponderEliminar
  2. Me encanta!! Al fin las cosas se van acomodando bien!
    Más!
    @vale_cadenas

    ResponderEliminar
  3. que bueno que lali despertó, falta que camine y todo regio xd
    porfaa dales momentos buenos, ya han sufrido bastante jaja
    que manera de amar tu nove :)

    @francigatica

    ResponderEliminar
  4. Me encanto el cap,y no demores tanto en subir please!!!!!
    @DaniolivaresOK

    ResponderEliminar
  5. Masas... me encanto el cap..
    Angy... =)

    ResponderEliminar
  6. me encanto, subi mas seguido.son re tiernos bss @surisasalva

    ResponderEliminar
  7. q lali pueda caminaarr por favoorr :'(
    masss

    ResponderEliminar
  8. ay, que pueda caminar por favooooor!!!!!!!!! Me encanta la nove, seguilaaaaaa.

    ResponderEliminar