lunes, 28 de enero de 2013

CAPITULO 83.



Pedro abre los ojos y mira al bebé que duerme entre los dos. En el momento, no puede pensar en ninguna otra escena que le pueda causar tanta ternura como aquélla: Mariana durmiendo y un bebé durmiendo frente a sus ojos. Toma al chiquito y coloca su cabeza en uno de sus fornidos brazos para poder mirarlo mejor. 

Pasa un dedo por su nariz pequeñita, se parece a la de un botón. El bebé se estremece porque le hace cosquilla y abre los ojos. Él le pasa una mano por la mejilla, para que se quedara tranquilo y no se le ocurriera llorar. Mariana había llegado muy cansada el día anterior y con dolor de cabeza. Había tenido ensayo de merengue y luego ensayo de aqua dance, por lo que era lógico que tanto esfuerzo físico le pesara. 

Peter le hace cosquillitas por todo el cuerpo y él se ríe escandaloso, pegándole con las piernitas y las manos. Pero su voz es muy bajita y por eso Lali sigue durmiendo. ¿Me vas a dejar que te enseñe a jugar al fútbol? Le pregunta. El niño, por supuesto, no entiende nada. Guagua dice Angelo y Pedro se muere de amor con la vocecita del pequeño. Dice poquitas palabras: mamá, papá, agua. Se gira y agarra el biberón con agua que Mariana había dejado pronta al llegar, además de uno con leche por si se despertaba con hambre.  Era toda una madre en potencia.  

Angelo agarra la boca de Pedro y la retuerce, deformándola. Pedro se ríe y le hace caras, está tan entretenido que tarda en darse cuenta de que Lali está despierta y los mira con una sonrisa.

- Perdón ¿Te despertamos? - quiere saber Pitt.
- No importa... No tengo sueño. - sonríe.
- Ah, es que estabas re cansada ayer... 
Si, pero ya está.- sonríe. 
- ¿Trabajás hoy?
- No. Nico tenía un concierto en no sé donde. 
- Ah... ¿Lo llevamos a una plaza o algo, y después vamos a comer? 
- Bueno... ¿A qué hora lo venía a buscar Cris?
- No sé, pero yo le aviso si querés.
- Dale. Me voy a vestir. 

Mariana prepara un bolsito con ayuda de Luz, mientras Peter lo viste y se viste a sí mismo. Salen y caminan unas cuantas cuadras hasta la plaza.

- Peter, tené cuidado.- Lali se preocupa porque Pedro lo hamaca fuerte.
- Lali, no le va a pasar nada ¿No ves como se ríe?
- Es que le queda la cabeza en el aire... Es chiquito.- le acaricia la cabecita.
- No ¿Enserio? - la burla.- Ya veo que como madre te vas a poner cuida.
- No me compares con una madre, soy tía. Ser madre es muchísimo más difícil que ésto.
- Lali, quiero tener un hijo con vos.
- Ya me lo dijiste.
- … Ahora. Quiero que tengamos un hijo ahora.
- ¿Vos estás loco?
- Yo sé que hay que esperar, que estamos estudiando y todo... Pero quiero un hijo, ya.
- Pitt, tenemos dieciocho años nada más. Y a mí ahora se me están abriendo nuevas chances al futuro, un hijo modifica mucho las cosas, la vida.
- Ya sé.- se pasa una mano por su nuca, de pelo corto.- Quería que supieras que me muero de ganas, nada más.
- Obvio que quiero tener hijos, y ahora quiero que sea con vos... Pero cuando crezca. Hay un tiempo para todo.- él le dio una sonrisa.
- Todavía no crees que vayamos a estar siempre juntos ¿No?- frunció el ceño porque el sol le pegaba de frente.
- No. Y no es algo que se pueda cambiar. No lo voy a creer nunca.
- ¿Por qué?
- Tengo pruebas claras de que hasta una relación larguísima se puede terminar. Mis padres estuvieron 31 años juntos y mirálos ahora. Si había algo a lo que le tenía fe, era a su relación. Creí que nunca iba a terminar y terminó.
- Bueno, eso no se sabe, todavía. Cuando tu madre salga de la clínica va a decidir lo que hace ¿No?
- No. La iba a dejar tomar sus decisiones pero, ella no puede razonar normalmente, Pitt. Está... obsesionada con mi padre y va a querer volver con él. Pero no la voy a dejar. Creo que ya es tiempo de que yo tomé decisiones por ella.- él suspira.
- ¿No crees que le haría bien que la vayas a ver? Sos su hija.
- Si, no sé. Todavía me duele lo que hizo, no sé si puedo aportarle algo bueno.
- Ah, porque yo te puedo acompañar, si querés.
- ¿Si? - él asiente.- Siento que es algo que tengo que hacer sola, pero no me animo.
- Yo te acompaño hasta donde vos digas, La. Lo sabés.
- Si... no me sorprende. Es muy vos estar cuando más te necesito. 

 

- Mi amor, dale, levantáte.- Lali está buscando algo en el placard.
- ¿Qué pasa?
- Rochi llegó de España y quiere tomar algo con nosotros. Y vamos a un boliche con los chicos.- le tiró el blackberry para mostrarle el mensaje Quiero a mis mejores amigos en Starbucks en una hora, puede ser? Traigo noticias de España.
- ¿Un boliche?
- Si, uno que inauguró ayer.- le alcanza la camisa, el jean, y las zapatillas.
- Estoy cansado...
 - Dale, no seas aburrido. Hace mucho que no salimos todos. Estamos un ratito con Rochi y de ahí vamos al boliche, ya son las 9. 

Y así es. En el boliche Mariana se pone a bailar enseguida, a Pedro le molesta como mueve la pollera, y por eso baila con ella casi toda la noche. Cuando la suelta, es para dejarla en brazos de uno de sus amigos. No tarda mucho en volver a tenerla cerca, entre sus labios y sobre sus piernas. Hacia calor dentro del boliche y para Pedro era motivo suficiente para acalorarse y querer sacarle todas las prendas allí mismo. Pero no le hace, obviamente.

El domingo cuando despierta, Mariana ya se fue a ensayar el maldito aquadance y algo del videoclip. Se pasa todo el día en la cama, le manda unos mensajes pero ella no los responde. Está adormecido cuando escucha la puerta del cuarto y siente que llega. No se mete en la cama, a pesar de que él la espera.

- Mi amor ¿No te vas a acostar?- se sienta y la mira, ella está leyendo algo en el escritorio, con la luz de lámpara.
- En un ratito, estoy estudiando para la prueba de mañana.
Es de matemática, La. Te sabés todo.
Los conceptos no...- siente las manos de su novio en los hombros.
- Mi amor, no te exijas tanto.  Dale, vamos a la cama.- la levanta de la cintura.- ¿Qué te pasó?- ve que tiene vendada la mano. 
- Me esguincé la muñeca.- explica mientras va a la cama.- Perdón que no te respondí los mensajes... 
- Supuse que estabas ocupada, no importa.- pasa un brazo por su cintura.
- Ay...
- ¿Qué te pasa?
- Nada, tengo un golpe en la panza.
- Estás toda golpeada...
- Soy muy torpe con las piletas.- lo mira.-Mañana voy a visitar a mamá.
- ¿Te acompaño?- le acaricia el pelo. Ella asiente.- Hablamos mejor mañana.

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miércoles, 23 de enero de 2013

CAPITULO 82.




Mariana se miró en el espejo otra vez y se sonrojó, nuevamente. Se sentía ridícula con aquél corpiño y aquélla pollera traslúcida. No encontraba la forma en su cuerpo, se sentía avergonzada. Pero ya no había tiempo para vacilar.

La madrugada anterior la había pasado hecha un manojo de nervios, y no habría podido dormir, si Pedro no la hubiera calmado. Él ya se había ido a ubicar tras de las cámaras, el programa había empezado y quería verlo. Dos parejas balaban antes que ella, por lo que todavía tenía tiempo. Podía escuchar los gritos eufóricos de las fanáticas adolescentes de Tacho Riera, y por un instante se preguntó si había hecho bien al traer a Peter.

- ¿Cómo te sentís? - leyó el mensaje de su novio en el chat.
- Muy mal. Siento que voy a hacer el ridículo cuando empiece a sacarme la ropa.
- “Sos hermosa no importa lo que digan, las palabras no te pueden tirar abajo. Sos hermosa en cada una de las formas, así que no te tires abajo hoy” le sonrió a la pantalla mientras el corazón le latía fuerte. No lo pensó más, se puso la pollera larga y el corsé. Leyó los mensajes de Candela y Eugenia, que estaban en las tribunas con Victorio y Pablo. Uno más de Emilia, decía que estaba mirando el programa desde casa con Camilo, y llamaron a la puerta. Nicolás la invitaba a la barra a tomar algo para aflojar. Aceptó.

Se pidió un whisky, igual que Nico. Luego él le dio un chicle de menta para sacarse el mal aliento a alcohol, y le recordó que debía tirarlo cuando ya estaba detrás de las puertas pantalla y veía en un televisor como los presentaban. Repasó la coreografía una vez más en su mente y la puerta se abrió. 
Su estómago empezó a vibrar mientras caminaba hasta Marcelo Tinelli. Las luces le parecían muy fuertes, la música altísima. El conductor los saludó con un beso en la mejilla, y enseguida salió con el tema Escudero. Ella ocupó su tiempo en buscar a Pedro (Lanzani) y lo encontró en un rinconcito, al lado de los comentaristas. Le dio una sonrisa.

Y lo miró a él, solo, hasta que Marcelo le habló. ¿Usted que mira? Consultó,  haciéndola sonrojarse por completo. Nada, al público – explicó ella y las fans de Nicolás gritaron, haciendo el aguante. “No mienta, yo lo sé todo ¡Soy como Dios! Lo veo todo. Usted miraba a su novio, el señor Peter Lanzani ¿Si o no?”

- Si.- vio como le pasaban un micrófono a Pedro y le apuntaban con una cámara. Marcelo le preguntó como andaba, si venía a verla y
¿Cómo la ves con éste ritmo?
- Le tengo mucha fé. Baila excelente.- respondió riendo, Mariana se moría de amor. Marcelo anunció que ya iban a bailar, se acomodaron en las sillas donde empezaba la coreografía.

Mandó el chivo, Música maestro, vamos! Y sintió que el aire se le iba mientras le marcaban el compás y empezaba la música. 
http://www.eltrecetv.com.ar/showmatch-2010/nota/39577/paula-chaves-brill%C3%B3-con-su-strip-dance  
Del resto, apenas recuerda. El cuerpo se movió prácticamente solo y sin un error. Recordó la actitud y puso la cara de perra que el coach le había pedido.
Llegó a le mesa y agarró el champagne para volcarlo sobre la parte de atrás de su cuerpo. Caminó al centro de la pista, desabrochó el corpiño y lo bajó para que su espalda quedara al desnudo.

Sintió como la música terminaba, la gente gritaba y Marcelo decía ¡Ah, bueno! Mientras se abrochaba el corpiño, muerta de pudor. Le alcanzaron una bata y una botella para hidratarse. El jurado puntuó, no podía creer los números altos. Los 47 puntos finales eran demasiado irreales.

- ¿Cómo la vio a la novia?
- Espectacular.- respondió Peter. Marcelo los despidió y se fueron tras las cortinas. El coach les dio un abrazo y los felicitó, dijo que había salido perfecto. Mariano Iúdica los agarró con una cámara e hizo unas preguntas, de los nervios no recuerda que respondió. ¿Vos no eras el tras bambalinas del show? Iúdica recuerda lo que Mariana le había dicho cuando estaba en el gimnasio, al comienzo del año. Ella se ríe, encogiéndose de hombros. No sabe explicar como llegó a ese lugar. 

Se va al camarín y se cambia. Se está poniendo la remera cuando golpean. Abre y es Peter, con un ramo de flores.

- Estuviste muy bien, mi amor.- la besa.
- Gracias, estaba muy nerviosa. - se muerde el labio. No puede creer que ya pasó. 
- Los chicos nos esperen para ir a comer ¿Vamos? - le estira la mano y ella la toma después de agarrar el bolso. Así, llena de adrenalina, pasa el resto de la velada. 

Al día siguiente, Mariana no puede creer las repercusiones. En la cena, todos sus amigos la habían llamado, además de Emilia, Cristóbal ¡Y hasta Ricardo! Al llegar a casa, como a las dos de la madrugada, Luz la esperaba despierta para decirle lo increíble que había estado. 
Peter había salido del baño y la había visto rendida sobre la cama. ¿Y mi strip tease? Consulta, ella murmura que está agotada. Dormí, mi amor. Que descanses mi bailarina, te amo le susurra dejando un beso en su cabeza y ella muere de amor antes de caer en un sueño profundo. 

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domingo, 20 de enero de 2013

CAPITULO 81.



- ¡Mi amor, arriba!- a Peter le encanta escuchar la voz de Lali como despertador cada mañana. Pero ese día en particular, no.
- No voy al colegio hoy.- se pone boca abajo y pone su cara contraria a la ventana, para que el sol no lo moleste y pueda seguir durmiendo.
- ¿Cómo no vas a ir? ¡Dale Pitt! Ya bastantes faltas tenés de estos 20 días, no seas malo.
- Me siento mal.- se queja.
- ¿Qué te duele?
- … La cabeza. - ella suspira y se ríe. Entra al baño y sale al rato.
- ¿Estoy bien?- quiere saber. Debés en cuando se le antoja preguntarle a Pitt si está bien vestida. Él entorna los ojos y la mira.
http://img.trendencias.com/2010/08/fox31.jpg
- ¿Qué hacés de short? Lali, es invierno.- le avisa por si no sabe.
- Ya sé, pero tengo las piernas muy blancas y hoy las voy a sacar a tomar sol. ¿Te molesta si me llevo la campera? - pregunta, acariciando la tela verde militar. 
- No, usála... Pero el short cambiátelo. Es normal que estén blancas en invierno.- se gira para quedar boca arriba y pone los brazos detrás de su cabeza. 
- No,  me la banco. Igual hoy hay solcito, eh.- se arrima a la ventana. 
- Qué raro vos de zapatillas... ¿Tenés ganas de que la gente conozca tu altura real por un día? - ella se ríe.- No te molestaste, que extraño.
- Me levanté de buen humor. Me di cuenta de que me están pasando tantas cosas feas últimamente que no disfruto de las cosas lindas... Y quiero disfrutar. - se sienta en el borde de la cama y lo mira.
- Se puede disfrutar con las piernas tapadas, también.- la voz de recién despierto de Peter, es lo más. 
- Me las tapo pero si te levantás para ir al colegio.
- Ya te dije que me duele la cabeza...
- Tardaste en decirme que te dolía, no te lo cree nadie, Pitt.- y él se ríe. 
- ¿Qué hora es?
- Siete y veinte. 
- ¿Tenemos tiempo para un mañanero?
- ¡Peter! - se ríe. 
- … Permiso.- alguien golpea y abre la puerta.
- ¡Hola bombón! - Lali cruza el cuarto y agarra a Angelo entre brazos.
- ¿Qué hacés de short? ¡Abrigáte que te vas a enfermar, loca! - se ríe Cristóbal. 
- ¿Qué estás haciendo acá tan temprano?
- Vine a traérselo a Luz. Las guarderías tienen horarios pésimos así que decidimos que ella lo va a cuidar.
- Ay, qué lindo. Lo voy a ver más seguido. ¿Vamos a desayunar Ange? - agarra el bolso que está en un silloncito, y sale del cuarto.
- ¡El short! - le grita Pedro, pero es tarde porque ella ya salió. Cristóbal lo mira.
- ¿No vas al colegio?
- No sé. No iba a ir pero Lali me obliga.- se sienta en la cama y se rasca la cabeza.
- No tuvimos mucha oportunidad de hablar nosotros ¿No?
- ¿Hablar de qué?
- … De mi hermana. Se supone que tengo que cumplir un rol ¿No? Asegurarme de que no le vas a romper el corazón, y todo eso.
- Me parece que llegaste un poco tarde.
- A mí no me parece. 
- No te preocupes, Cris. Entiendo que quieras ocupar el papel que te corresponde pero hay cosas que ya no podés hacer. Estoy hace 5 meses con Lali y está clarísimo que si le quisiera romper el corazón ya lo hubiera hecho... 
- Es verdad.- asiente.
- No te fijes tanto en hacer cosas que deberías hacer como hermano mayor. Va a fluír solo. Digo, si me dejas darte un consejo...- se calza las zapatillas y se acomoda el pelo en el espejo, con las manos. No se va a molestar en usar un peine. 
- … Vos sos la única cosa que le hace bien ahora, Pitt. Está pasando por cosas realmente difíciles y solo quiero que no le falles, porque le haría muy mal. No hay que conocerla mucho para saber que sos una parte muy importante de su vida.
- Ya lo sé, y estoy orgulloso de eso.- se acomoda el cuello de la remera.- Y por qué se como es Lali, lo buena persona que es, y la fragilidad que puede llegar a tener es que jamás me atrevería a hacerle nada que pudiera lastimarla. Creo que me dolería más a mí que a ella si le hiciera algo malo... Y por sobre todas las cosas, la amo. - lo mira serio. 
- Tranquilo, solo quería saber...
- Disculpá. Es que me molesta que la gente ponga en duda lo que siento por Lali, cuando para mí no hay lugar a dudas.
- Tenés razón, perdonáme.- asiente.
- No, todo bien. - le palmea el hombro y sale del cuarto. Baja las escaleras y entra en la cocina donde están Luz y su novia.- Tomá.- pone un jean delante de sus ojos. Ella ríe mientras desaprueba con la cabeza. 
- ¿Por qué tardaste tanto?
- Estaba hablando con Cristóbal.- explica.
- ¿De?
- Cosa de hombres.- y le saca el alfajor de la mano cuando ella lo termina de agarrar del plato. Luz es buenísima haciendo alfajores de maizena. - Hola, precioso.- acaricia la nariz del chiquito y éste le estira los brazos.
- Ah, bueno.- se queja mientras Peter lo agarra. 
- En cuanto se arreglen las cosas con Marina, lo vamos a bautizar. Quería que supieran que están en la lista de posibles padrinos. - Cris entra en la cocina. 
- ¿Yo? - Peter levanta las cejas.
- Si, vos. Posible, dije. Tengo que ver con Marina a ver si le va la idea, no creo que haya problemas. 
- Ay, no tengo ahijados, yo.- confiesa Lali.
- Bueno, entonces probablemente tengas uno ahora. A Angelo siempre le costó mucho, lloraba con cualquier persona que lo agarraba que no fuéramos los padres... Pero con ustedes se adaptó enseguida, los quiere, y quiero tomar eso como una señal.
- Qué buena forma de empezar el día ¿No?- sonríe Luz.
- Ay, sí. Que emocionante. 
- Se les está haciendo tarde...
- Ah, si. Vamos. Tenemos que entregar el trabajo, Pitt. - se levanta de la mesa mientras agarra otro alfajor. Sale de la cocina.
- Lali...- la llama él.
- ¿Qué?- vuelve.
- El jean.- le recuerda, todos se ríen.
- ¡Uy, pero mirá que tarde que es! Va a ser mejor que corramos. - y hace lo dicho: sale corriendo de la casa para que Pedro no tenga tiempo de decirle nada más. El morocho se ríe, y la sigue. Ama que a veces se porte así, como una nena chica. Aunque en realidad, ama casi todo en ella. Por algo la eligió. 

Sale de la casa y ella está sentada en el asiento de conductor.

- ¿Querés que te haga un mapita de donde te tenés que sentar? - la mira desde la ventanilla.
- ¿Querés que te haga la suma de cuantos años tenés? La mayor de edad soy yo, vos no podés manejar.
- ¿Tenés carnet de conductora?
- No, pero no importa. ¡Dale que es tarde!



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jueves, 17 de enero de 2013

CAPITULO 80.


Llegan a la casa a las nueve y media de la noche. Después de comer, Mariana se va a ensayar, Pedro a organizar su agenda en la agencia de Piñeiro. Se quedó allí el tiempo suficiente como para poder pasar a buscar a Lali por Ideas del Sur pasadas las 9. 

-
Hola...- Ella deja un beso en la mejilla de Luz.- Tengo que hablar con vos de un temita...
-
¿Qué pasó?
-
No, nada... - se ríe.- Es que Pedro quiere que venga a vivir acá, y quería discutir el tema con vos, en privado, eh.- mira a Pitt y le da una sonrisa. El tiene la capucha puesta, como para disimular los golpes en las mejillas. 
-
Es que no creo que haya tema de discusión. Yo encantada de que vengas a quedarte acá. La casa es tan grande que a veces se siente vacía con nosotros dos solos... 
-
Igual, prefiero hablarlo con vos, tranquilas. - es que le quiere participar la parte de qué, cada mes le dará una parte de su sueldo para mantener la casa. Tampoco da vivir de arriba, y sabe que si lo dice delante de Peter, no la dejará. 
-
Bueno, dale.  - se van a la cocina y charlan apenas cinco minutos. Luz está de acuerdo en mantener lo de aquélla cuota en silencio, porque hay una diferencia al mantener a una persona más y no quiero que Pedro trabaje tanto. 
-
¿Qué hacés? - apoya las manos en sus hombros y la cabeza sobre la suya. Él está sentado en la silla del comedor con un libro.
-
Estoy mirando camas y colchones de dos plazas, para comprar.
-
Yo compro ¿Querés?
-
No, dejá. Igual hace mil que quería tener una cama más grande... - bosteza. El día fue largo y a sobre saltos.- Me encanta que estés viviendo acá.- la mira desde abajo y le da una sonrisa.
-
Oficialmente, todavía no. Tengo que hablar con Emi, y traerme un montón de cosas... ¿Estás dispuesto a perder espacio para dármelo a mí? - quiere saber.
-
Obvio.- él asiente.- Má, yo no voy a cenar.
-
¿Por?
-
Estoy cansado, prefiero irme a dormir.
-
¿Vos comés, Lali?
-
No, mejor le hago compañía.- abraza la espalda de su novio.-  Hasta mañana.
-
Que descansen.- les da una sonrisa y los dos suben las escaleras. Pedro entra y lo primero que hace es sacarse la capucha. Se sienta en la cama. 
-
Tenés un poco hinchada la cara.- le toca el bultito que se le formó en la cara, en la mejilla izquierda. 
-
Ya se me va a pasar.-  Se acaricia la mejilla. 
-
Bailo en jueves en vivo.- admite de pronto. - ¿Me vas a ir a ver?
-
¿El jueves? - mira el techo, como si este le pudiera decir los horarios en su momentáneamente apretada agenda.- Sí, obvio. 
-
¿Te vas a bancar si te hacen preguntas? Igual, no creo, pero por las dudas...
-
Si, claro. Si igual, todo el mundo ya  sabe que estamos juntos.- la agarra de la cintura y la ubica en su pierna. - ¿Y vos? ¿Estás preparada para tu primera aparición televisiva?
-
No... Estoy nerviosa.- y se ríe.- Pero Nico me dijo que iba a estar todo bien, que lo que más tenía que hacer era ponerle actitud, porque en realidad el baile me salía solo en el momento, como lo practicamos mucho... La verdad, un genio Tacho.
-
Ay Nico, Nico... - y ella se ríe cuando se pone en el papel de mujer.- Odio al peludo ese.- se queja.
-
Está rapado ahora, igual. Le queda re – bien.
-
¿Cómo a mí?
-
Ponéle.- asiente. 
-
¿Con quién compartís camarín?
-
Con Julieta, la bailarina de Peter Alfonso.
-
Otro que no me banco. O sea, flaco, decidite, o sos productor o sos artista o sos novio de una participante, todo no se puede viste.- Lali se descostilla de la risa.- Aparte, ¿Qué se piensa, que me puede venir a robar el apodo así como así?
-
Se llaman igual, tiene lógica que le pongan el mismo apodo a los dos, bobo.
-
Si, pero a mí me lo pusieron antes igual. Así que a él le decís Pedro, y a mí Peter.- avisa.
-
No. A él le digo Peter, y a vos te digo mi amor. 
-
Ah, esa puede hacer.- asiente.- Bueno, contáme del baile que vas a hacer entonces.
-
No, ¿Para qué? Si lo vas a ver el jueves...- bosteza y se tira en la cama, atravesada. Él levanta una ceja.- Yo no te voy a contar, es agotador. Si querés preguntá algo. 
-
¿Con cuántas prendas de ropa vas a terminar?- se tira a su lado.
-
A ver... ¿Los zapatos cuentan? - él niega.- Con dos, entonces.
-
Ah, no está mal. ¿Bombacha y corpiño?- quiere saber.
-
Ehm... sí... ponéle.
-
¿Ponéle?
-
En realidad, termino de ligas y bombacha nada más.- Juan Peter la mira, esperando a que cambie lo que dijo.- ¿Qué?
-
¿Qué? ¿Cómo qué? ¿Y el corpiño?
-
Me lo saco.
-
¿¡Vos te vas a sacar el corpiño?!- se exalta y la mira desde arriba.
-
Ay, pero obvio de espaldas, Pitt. Me van a ver la espalda desnuda, de frente nada. 
-
¿Y el bailarín? ¡El Tacho ese sí te va a ver!- recuerda.
-
No, porque termina a mi costado. Está todo bajo control, no te preocupes. Además, tengo que evitar cambiar cosas, Pitt. Convengamos que el trabajo ese me vino de arriba, me lo pueden sacar en cualquier momento. 
-
No te vino de arriba, te vino de todo el laburo que hiciste como asistente... Pero no cambies de tema.- señala.- Siempre se ponen cosas encima ¿No?
-
¿Cosas?
-
Si, tipo crema, espuma y todo eso. En el strip dance siempre se tiran algo arriba.
-
Ah, sí.
-
¿Vos que te tirás?
-
“Champagne”- hace la comilla con los dedos. - No creo que me den champagne enserio solo para tirármela encima. Seguramente me den agua con gas o algo así. 
-
Ah, no está tan mal, entonces... - suspira.- Dame tiempo, eh. Estoy tratando de hacerme la idea.
-
Tenés dos días para hacerte la idea.- le sonríe. 
-
¿Cuánta ropa te sacás? ¿Mucha o poca? 
-
Tres... Cuatro contando el corpiño. Primero me saco la pollera del vestido de novia, después el corsé.. después otra pollera cortita que tengo por abajo y bueno, el corpiño.
-
¿Vas a decir muchas veces más que te vas a sacar el corpiño? Más te vale que sea como me estás diciendo y que no haya ninguna sorpresa porque te quedás sin que te vaya a ver. 
-
Es así.
-
¿Hay beso?
-
No. En el Aquadance tampoco... En el merengue tampoco... En el música de videoclip no sé porque todavía no empezamos. 
-
Trata de que no haya beso, porque no me gusta. 
-
Si, claro. Igual, no creo, porque viste que Tacho está de novio con Silvina Escudero, tampoco le debe de gustar mucho a ella. 
-
Uh, cierto... Flor de minón, eh... 
-
Si, el lomazo que tiene, increíble. 
-
La idea era que te pusieras celosa...- la mira y ella ríe.
-
¿Por qué me voy a poner celosa? Si es verdad, tiene un lomo impresionante. Y si, con los años que tiene bailando... 
-
Me encanta eso.
-
¿Qué cosa?
-
Que me dejes mirar minas sin ponerte celosa. 
-
Ay, Peter. Los ojos están para ver, no se traiciona con la mirada. Yo te digo la verdad, cuando miro la tele también veo tipos que son re caños... Tampoco vamos a mentirnos y decir que los únicos lindos somos nosotros, porque no. 
-
Menos mal que los ves solo en la tele. ¿Del bailando te gusta alguno?
-
Gustarme de gustarme, no. Porque en realidad para que me guste le tengo que conocer la personalidad y no hablé con ninguno más que Tacho. El que si me encanta por el lomo que tiene es Tito. Ah, y el soñador éste como es que se llama... Ah. Facundo Mazzei. 
-
Es bisexual ¿Sabías? 
-
No ¿Cómo sabés?
-
Si estuvo con el de la Isla de soñando por bailar...
-
¿Cómo sabés tanto de farándula, vos? Pensé que no mirabas tanto esas cosas.- se ríe. - No sé, ni idea. Yo ese programa no lo miraba porque estaba allá, todavía. El Bailando si obvio porque se conoce por todos lados. Si hasta Pamela Anderson estuvo bailando... 
-
Hay cosas más interesantes de que hablar que la farándula ¿No? - lo piensa.
-
Es cierto.- se ríe. - Ah, le dije a Cris que el viernes traiga a Angelo para que se quede. Mañana no porque necesito descansar bien, y el jueves llego tarde. 
-
Mañana compro la cama, sin falta. Y las otras cosas que hagan falta ¿Querés que compre algo en particular? - ella mira a su alrededor. 
-
No. Con la cama y una mesa de luz está bien. 
-
Siempre tan humilde, vos...
-
Humilde no. Si no necesito más nada ¿Para qué quiero comprar? 
-
¿Vos sos mujer?
-
¿Eh? - se ríe.
-
Digo, porque viste que las mujeres siempre van al shopping y compran cosas que no necesitan. Dos remeras que son casi idénticas, jeans que son iguales...
-
Super desagradable tu comentario, machista. Las mujeres gastan en ropa, los hombres en todas esas porquerías de tecnología y jueguitos. Están a mano. Hasta te podría decir que la ropa es más útil, porque la mujer anda todo el día con la ropa puesta, en cambio el hombre usa la play un rato del día.
-
Era un chiste...- se ríe y la abraza. - Igual ¿Viste que somos diferentes? Ni vos gastás mucho en ropa, ni yo gasto mucho en juegos.
-
Si. Igual el otro día te vi re copado con el juego ese de la compu, eh. League of Legends.- le recuerda.- Miré, miré y no le encontré gracia.
-
Ah, yo me re vicio con ese juego.
-
Yo ¿Sabés con qué me vicio? - y él la mira esperando a que continúe.- Con tus besos. 

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domingo, 13 de enero de 2013

CAPITULO 79.



- ¡Basta Eugenia!- se queja. Cuando se le habla de un tema que no le agrada, Mariana se pone mal humor.
-
¡No! Lali ¿Vos sos tarada? ¿Cómo no se lo vas a decir? - se enoja. - Cuando Peter se entere... 
-
No es va a enterar. A ver ¿Qué es lo que no entendés, para qué querés que se lo diga? ¿Para que se ponga mal? Y la madre también, porque se va a enterar. Peter nunca le oculta nada.
-
No, basta. Se lo digo yo. ¡Peter!- lo llama, porque él está al otro lado del pasillo .
-
Eugenia, basta.- le aprieta el brazo. 
-
¿Qué? - Pedro ya llegó hasta allí y le sonríe. Poco le va a durar.
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¿Le decís vos, o le digo yo? - qué frase más bizarra, por dios. 
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¿Qué pasa? - ya le cambia la cara. 
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Pasa que te amo y quiero comer un chocolate, ¿Por qué no me acompañas? - lo sincha del brazo.
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¡No!- se queja María Eugenia.- Peter, tu padre le pegó a Lali.- él se detiene porque ya había comenzado la marcha, y mira a su novia. Ella niega, con nerviosismo. Él se gira, porque sabe que no obtendrá respuestas de Lali. 
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¿Qué? - mira a Eugenia.
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Lo que tiene en la espalda... No se lo hizo bailando. Tu padre la empujó y se pegó con el pestillo de la puerta de tu casa. - él se gira para mirarla, pero ella no está. La busca alrededor suyo, pero se había ido. Vuelve a mirar a Eugenia, está se muerde el labio con cara de preocupación. 
La busca en los salones de arte. Parece que son los propicios para todas las situaciones tensas de su relación con Mariana. No puede haberse ido a ningún otro lado, porque había doblado a la derecha. Siente las teclas del piano y avanza a la tercer puerta. Mete la cabeza por la pequeña abertura que deja la puerta, y la ve sentada a lo indio en la banqueta. No digita el piano, sino que toca con un solo dedo. Con la otra mano, sostiene su cabeza. 
Cierra la puerta. Ella se gira, lo mira y vuelve a girarse cuando ve que es él. Deja de “tocar” y mira el piso. Siente como él, avanza, levanta la remera y mira. Seguro inspecciona el daño. Suspira, se aleja, y patea una banqueta, que va a estrellarse contra la pared y astillar una pata. 

-
Sos una de cal y una de arena. Me cantás una canción de amor y al rato estás mintiendo... Te juro que no me lo banco. Todo el tiempo me ocultás cosas y ya no lo banco. - ella se queda en silencio. No tiene nada que decir.- … ¿No vas a decir nada? - Mariana niega con la cabeza. Se levanta de su lugar y atraviesa el salón porque quiere salir de allí. La situación no le gusta ni un poco.- Pará...- la sostiene del brazo.- ¿Estás bien? - no responde y sale.- ¿Por qué te vas? Soy yo el que tiene que estar enojado.
-
¿Por qué? ¿Porque no te lo dije para que no te pusieras mal? ¿Para que tu mamá no se pusiera mal? ¿Porque no quería darle importancia a un tipo que no vale ni un segundo de nuestro tiempo? ¿Por qué te enojás?
-
Porque me mentiste. Te pregunté si mi padre te había hecho algo y me dijiste que no. Odio tanto que hagas eso... 
-
No quería que te preocuparas ¿Es muy difícil de entender?
Pero ahora estoy preocupado... estoy dolido, además. ¿No pensaste en que pasaba si me enteraba? No, no pensaste.
-
Solo pensé en hacer lo que era mejor. 
-
No es lo mejor, mentirme no es lo mejor.- se altera y sube apenas su tono de voz. 
-
A mí me parecía que era lo mejor. Pero vos no valorás nada.- se vuelta para irse por el pasillo. 
-
Reconocé que por una vez en tu vida la que hizo las cosas mal en ésta relación fuiste vos. Siempre soy yo el que se equivoca y el que se manda todas las cagadas... No podés soportar que esta vez seas vos ¿No? No soportás haberte equivocado. No te hagas la enojada para que yo vaya atrás de vos, porque soy yo el que tiene que estar enojado. Me cansé de siempre perder el orgullo con vos, y que vos sigas siendo la misma orgullosa de siempre.
-
Gracias por hacérmelo saber. Ahora sé un poco más sobre como me ves en realidad, Peter.
-
Bueno, pero pensá un poco ¿Cómo te sentirías si tu padre me pega a mí?
-
Me dolería, pero sería normal. No sé si te acordás que eso es muy común en él... Pensá antes de abrir la boca, Pedro. 
-
… Bueno, perdón. ¿Qué pasaría si Cristóbal me pega? ¿Cómo te sentirías?
-
Ya está, Peter. No quiero seguir discutiendo. ¿Qué es lo que querés?
-
Que me pidas perdón, que me digas que fue lo que en verdad pasó.
-
Tu padre llegó, pidió hablar con tu madre, le dije que no estaba, me dijo que la había visto, me empujó y me pegué con la puerta. No es el fin del mundo, Peter, tuve que soportar dolores mucho mayores que éste. Tengo cosas más importantes pasándome ahora como para preocuparme de eso. 
-
Odio que minimices las cosas.
-
Bueno, así soy yo. Bancátela, o dejáme.- se quiere ir. Aprieta los dientes, porque está enojada y porque quiere llorar, pero no delante de él. 
-
Te vas porque no te bancas saber que te equivocaste conmigo. Porque nunca estuve enojado con vos... Bancátela vos. - Sabe que tiene razón. Que le duele haberse equivocado con la persona que más quiere en el mundo, y que, no lo soporta. 
-
Si. Por eso me quiero ir. ¿Era eso lo que querías escuchar?
-
Si.
-
Perfecto. Ya lo escuchaste, entonces.- se le quiebra la voz en las últimas palabras. 
-
Pará ¿Por qué te vas? ¿No podemos hablar como dos personas grandes?
-
Okay. Me quedo. ¿Qué querés decir? Porque yo ya no quiero decir nada. 
-
Primero quiero saber si te duele, si te afecta, si fue fuerte el golpe.
-
Si, me duele. No fue fuerte el golpe y no me afecta mucho para bailar. 
-
No me lo dijiste porque no querías que me ponga mal. ¿No te pusiste mal pensando en que me mentías?
-
Hay una diferencia entre que vos te sientas mal y que me sienta mal yo ¿No? Ya te dije, lo pensé tratando de hacer lo que era mejor para vos. 
-
Bueno, pero que me mientas no es lo mejor para mí, La.- y cuando dice ese apodo que a ella tanto le gusta escuchar de sus labios, se afloja. 
-
… Perdón. No te quería hacer mal, Peter.
-
Ya lo sé. 
-
¿Me perdonás? - y él asiente. La abraza y deja la cabeza en su pecho, como a él le gusta, para poder acariciar su pelo. 
-
Pero si me lo hacés otra vez, no te voy a perdonar. No me hagas más ésto.
-
No lo voy a hacer otra vez, te prometo. 
-
Vamos, dale.- le toma la mano y vuelven a donde estaban antes. 
Euge les sonríe cuando los ve llegar juntos y de la mano. Es que se había sentido mal después de lo que había dicho, de provocar una pelea entre ellos. Mira a Pedro, él se encoge de hombros. Mira a Lali, ella está seria. Le da una mirada tan fría, que podría ser un hielo.

-
Lali...- se acerca. Sabe, que en ese momento ella la debe odiar.
-
Te metes otra vez en mi relación con Peter y te prometo que te voy a odiar.- avisa y se adentra en el salón.
-
Pero Lali...
-
Dejála, Eu. Ya se le va a pasar. Es el momento, cuando se dé cuenta de que lo hiciste de onda, te va a perdonar. 
-
Nunca me había mirado así...-se pone mal. 
-
No te preocupes.- insiste y entra en el salón.  
Como para cerrar una  mañana de cosas buenas, las dos siguientes horas eran de Literatura. Por más que intentaba, Lali no podía evitar sentirse enojada con Belén cuando la veía frente al salón... cuando la veía cerca de Peter, la forma en que le sonreía, como le hablaba. 

-
Espósito, haga silencio.- solicita la profesora.
-
¿Yo? Pero si no estaba hablando... - estaba concentradísima apuntando.
-
¿Está diciendo que soy una mentirosa? - se cruza de brazos.
-
No, pero... 
-
Entonces cállese.
-
Pero profe, es verdad, no estaba hablando.- se queja María.  Era la que siempre le hacía frente a los profesores. 
-
Usted estudie abogacía y vaya a defender en la corte, Del Cerro. Acá, se calla, porque la conversación no era con usted.
-
¿Se cree que porque es profesora tiene derecho a tratar a los alumnos como se le dé la gana y echarle la culpa a alguien que no estaba haciendo nada? 
-
Dejála, Meri. No vale la pena. - la quiso hacer callar. No daba pelearse con Belén. Tenía la materia alta y no podía darse el lujo de llevarse a exámen una materia en la que le iba bien. 
-
¡Pero si no estabas hablando!- se enoja. Belén se sostiene del escritorio y se la ve pálida.
-
… La profe tiene razón. Estaba hablando. Perdón, no voy a hablar más. - aprieta los dientes cuando termina de hablar. Peter la mira. Él tenía razón. Era demasiado correcta con su ética. 
-
Perfecto. Y usted, Del Cerro, para la próxima clase me trae un ensayo sobre la aplicación de justicia en Odisea de Homero, ya que tanto le gusta defender. - Mariana se prometió así misma que la ayudaría, después de todo, el problema había empezado por ella. 

-
¿Me podés explicar que hiciste? -María la mira desde la fila de al lado cuando termina la clase. Mariana está recostada sobre sus brazos, en el pupitre.
-
Belén busca motivos para sancionarme porque todavía quiere cosas con Peter. No hay que darle el gusto de armar lío...
-
¡Pero no te puede echar la culpa de lo que se le antoje! Te prometo que voy a hablar con el director, esa mina no puede tratar así a nadie. 
-
No, Meri. Dejála por esa. 
-
… No es por eso, María. Belén tiene VIH y Lali va a bancarse la que sea solo porque está enferma.- confiesa Peter. 
-
¿C-cómo VIH? ¿VIH? ¿SIDA?
-
Si. Tiene inmunidad de cátedra así que puede hacer lo que se le antoje y nadie le va a decir nada. 
-
Bueno, que mal por ella que esté enferma. Pero eso no le da el derecho de tratar mal a nadie y de inventar cosas. Y vos, Lali, hacéte respetar un poco porque sino esa mina te va a pasar por arriba. 
-
Solo tengo que callarme tres meses. Después terminan las clases y no la tengo que ver más. No me cuesta tanto.
-
Sos tan estúpida...- niega molesta y sale de la clase. 
-
Tiene razón. - Peter se sienta a su lado. Ella lo mira. 
-
No la quiero hacer sentir mal, Peter. Está enferma.
-
Pero no por eso tenés que bancar que te trate mal cuando no te lo mereces. 
-
Si discuto con ella, me va a mandar a Marzo. Y no quiero gastar tiempo en eso. Cuanto menos materias me lleve mejor.
-
A veces odio que seas tan buena. 
-
Parece que hoy odiás todo de mí. - él se muerde el labio y deja un beso en su cabeza.
-
Todo no. Solo algunas cosas. No lo odio, me irrita... ¿Querés que hable con Belén?
-
No. Cuanto menos te le acerques a esa mina, mejor para mí.
-
Te amo.- confiesa y ella le sonríe.- Ahora que lo pienso así, más fríamente... Es una locura a ver pensado que podía volver a sentir cosas por ella. 
-
¿Por qué no? Si es linda, inteligente... 
-
Pero vos sos mucho mejor que ella.  Me siento un idiota de haber pensado en que podía sentir por ella algo de todo lo que siento por vos.- ella se recuesta en su hombro y deja una caricia en su mano. 
-
Cosas que pasan... Yo también cometí el error una vez de debatir entre quien era mejor para mí, si vos o Gastón.
-
Bueno, pero no me conocías tanto y todavía no había amor.
-
Hay amor desde el primer segundo, Pitt.- y lo mira a los ojos.- Desde que nos conocimos hubo química. Aparte... no pasó una semana que ya nos estábamos besando.
-
Es verdad.- se ríe.- Abajo de la lluvia. 
-
Qué chamuyo, por favor. Hay que admitir que la hiciste muy bien.
-
¿Disculpá? Nunca te chamuyé.- se levanta del banco y la saca consigo. 
-
Ah, no. “Quiero saber que tiene besarse bajo la lluvia” Por dios... - se ríe.
-
Bueno, pero tiene su efecto el beso de la lluvia ¿No?
-
Ni ahí... Tampoco es que sienta algo muy fuerte por vos.
-
Ah, ¿No sentís nada por mí? - se hace el ofendido y mira para otro lado.
-
¿Nunca te explicaron que cuando pones un no delante de un nada, estás negando a la nada? Ahí quisiste decir que siento algo por vos.
-
¿Nunca te explicaron que no me gusta la filosofía? - recuerda.  Mariana ríe.
-
¿Nunca te explicaron que cuando el corazón le late así de fuerte a una persona, es porque está totalmente enamorada y no podría amar más? - él se muerde el labio. 
-
Te amo.- junta su frente con la de ella. 
-
Yo también te amo. 

Y la vida parecía ser así, como había dicho Peter. Una de cal. Una de arena. Porque apenas salieron del colegio, y se dirigieron a la casa de Peter a dejar sus cosas para ir a comer, las cosas volvieron a empeorar. 
Estacionaron frente a la casa. La cara de Pedro cambió radicalmente. 

-
¿Qué pasa?
-
Quedáte acá.- solicita y baja. Pero obvio que no le hace caso y sale del auto. Cuando ve que Pablo Lanzani está en la puerta de la casa, se pone muy nerviosa. Cruza corriendo para alcanzar a Peter y lo apreta por el hombro.
-
No hagas nada, por favor.- le pide.
-
Cuando ponés un no adelante, estás negando a la nada. Así que te voy a hacer caso y voy a hacer algo.- por supuesto que no lo puede sostener y él se abalanza sobre su padre. Caen los dos al suelo y todo se transforma en un lío de brazos, puños y golpes.
-
Peter, basta. Basta, Peter.- lo sincha con todas sus fuerzas hacia atrás y él cae sobre el cuerpo de ella, los dos sentados. Lo apreta fuerte para que no se pueda levantar.- Basta.- le pide. Juan Pedro se para, se acomoda la ropa y la ayuda a levantarse. Escupe un poco de sangre y mira a su padre con los ojos encendidos como el fuego. 
-
Andáte, porque te juro que te mato. Andáte y no vuelvas. 
-
No vine por vos. Vine por tu madre.
-
Ella no está... No va a estar nunca para vos. Y ya te dije que no te quiero cerca cuando está Lali acá... Ya me enteré de lo que le hiciste, hijo de puta.- quiere golpearlo otra vez cuando recuerda, pero como tiene los brazos de Lali apretándolo, recuerda que eso le haría mal.  - Andáte. 
-
Váyase, por favor.- le pide Lali. La situación la pone, de verdad, muy nerviosa. 
-
No le pidas por favor, no se lo merece. 
-
… Me voy.- asiente, como si la decisión realmente la hubiése tomado él.- Pero voy a volver. Con una órden judicial.
-
¿Qué orden judicial, hijo de puta? ¡Dos juicios perdiste ya! ¿Querés otro, eh?
-
Dejálo que se vaya, Peter.- pide Lali y Pablo se va. Pedro se remueve, sacándose los brazos de su novia.
-
Dejáme solo, Lali.- entra en la casa y dá un portazo. Por supuesto que Mariana queda del lado de afuera.
Pero no se va, no. En vez, saca el teléfono de su mochila y se pone a escuchar música sentada en el banco de madera que había en el frente de la casa. Chusmea el twitter y el facebook. Descarga algunas canciones copadas, y siente que la puerta se abre.
Se gira y ve a Pedro, con una campera en la mano y las llaves del auto. Camina en silencio después de trancar la puerta principal y se sienta en el banco, después de que ella le hiciera un espacio.

-
Pensé que te habías ido.
-
No. 
-
Perdón, no te quería dejar afuera. Es que estaba tan furioso conmigo, que no quería pensar en ponerme mal después porque vos me hayas visto sacado. 
-
Ya sé. No importa... todos necesitamos estar solos  por un rato, a veces. 
-
Lali... No le digamos nada a Luz. Ni de lo que te hizo a vos, ni de lo que pasó ahora. Bastante angustia tengo como para sumarle que ella se ponga mal. 
-
Es tu decisión... Yo no tengo nada que ver. 
-
Es que no quiero que pienses que te digo a vos que no hagas cosas que yo si hago... Te pedí a vos que no mientas y yo si miento. Pero es que, mi madre se angustia mucho con estas cosas. Solo con lo que le dije, que mi padre había estado acá... Se puso muy nerviosa y no quiero que se ponga así otra vez.
-
¿Qué le vas a decir de los golpes? - le pasa una mano por la cara para sacarle sangre seca que tiene en el borde de la nariz.
-
… No sé. Después veo que le digo. ¿Vamos a comer? - se levanta y le estira la mano. 
-
Te amo mucho, mi amor. - lo mira desde su posición y él le sonríe.
-
Yo también.- la ayuda a levantarse y le besa la cabeza, mientras pasa el brazo por sus hombros. 
A veces, de la cal y la arena, se puede hacer una mezcla. Puede que haya angustia... puede que haya amor. Pero el amor siempre triunfa. 

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