miércoles, 29 de agosto de 2012

CAPITULO 52.




De las 9 materias, tres se las había mandado Euge, tres Cande, dos María y una Rochi. Las pasó rápido, después de todo no era tanto. Terminó y decidió salir a tomar aire para despejar la cabeza, y ya aprovechar a comprar los regalos para las chicas, que la re habían bancado toda la semana. Terminó y fue a tomar algo para despejarse, hace mucho que no salía.

Y las cosas raras, incómodas sucedieron cuando estaba afuera del bar, esperando a un remis.

- Hola ¿Podemos hablar con vos?- se acercaron dos hombres.
- Disculpen ¿Los conozco?- los miró mal. No tenía miedo porque, la avenida estaba muy transitada.
- No, pero nosotros a vos sí. Sos la novia de Peter Lanzani ¿No? - y ella se puso seria, solo un segundo.
- Já. Ojalá.- Se rió. Tenía que implementar su mejor actuación.
- No es necesario que mientas, lo sabemos.- habló el otro hombre.- Mirá, tenemos fotos.- le pasó una gran cámara y le mostró fotos, habían de diversos momentos.
- Esa no soy yo... de todas formas, esas fotos no aparecieron en los medios ¿Por qué no las suben?
- Estamos esperando para tener mucho material y hacer todo un programa dedicado a ésto... Se nota que estás atenta a los medios.
- Soy fan de Peter, como la mayoría en ésta ciudad... Es obvio que sigo todo lo que tenga que ver con él.
- Que inteligente ¿Eh? Hacerte pasar por una fan... Solo queremos confirmar unas cosas. - sacó una libreta.- Te llamás Mariana Espósito, tenés 17, vas al mismo colegio que tu novio, trabajas en Ideas del Sur como asistente coreográfica, y hace poco tuviste un accidente.- y se encargó de mirar el yeso.- Por eso Peter Lanzani entraba y salía tanto del hospital, era en el que vos estabas internada ¿No?
- No. Si tuve un accidente, si trabajo en Ideas, si tengo 17, si me llamo Mariana Espósito... y si voy al mismo colegio que mi novio, que no es Peter.
- El Mandalay College es el mismo colegio al que va Pedro ¿Lo sabías?
- Por supuesto.- y fingió emoción.- Le rogué a mis padres todo el verano para que me anotaran en ese colegio solo porque el estaba ahí.
- Y ahí se conocieron y empezaron a salir ¿No? - sonrió. Ese hombre no se cansaría hasta sacarle la verdad.
- Escuche lo que estoy diciendo. Peter Lanzani no es mi novio, ojalá lo fuera, lo deseo como todas porque es un caño... soy una fan de él como cualquier otra ¿Por qué apuntan hacia mí?
- Porque te vimos salir de la misma casa de la que salió él.
- ¿Hablan de la que me vieron salir en auto? ¿Por eso inventaron toda esa historia? Yo soy amiga de amigos de Peter, pero con él no hay ningún tipo de relación, de verdad.
- Ajám... hasta hace unos minutos eras solo una fan.- sonrió, victorioso.
- Lo sigo siendo. Estoy diciendo la verdad... Si Peter fuera mi novio, saldría a gritarlo por todos lados, si es un caño chicos, por favor...- se rió, como si estuviera despreocupada. Recién entonces se percató de que el otro hombre, el que no hablaba, tenía una cámara encendida entre sus manos.- No, por favor. Apagá la cámara.- solicitó.
- ¿No te interesa crear un romance con Pitt Lanzani? Digo, si sos fan, te encantaría aparecer en la tele por él.
- ¿Por una mentira? No, gracias.- y le hizo un gesto a un taxi que transitaba por la calle de enfrente. No podía seguir esperando al remis.
- Escuchá. Solo queremos la primicia... no podés mentirnos a nosotros ni a ningún otro medio... Éstos datos los tienen la mayoría de los periodistas. Solo fue necesario ir a tu colegio, y consultar por éstos datos.
- Basta, por favor. No soy la novia de Peter.- y abrió la puerta del taxi, que ya había girado.
- Esperá, Mariana.- y la sostuvo por el brazo.- No te estamos preguntando si sos la novia, hay bastantes pruebas de eso. Te estamos dando las chances de aclarar las cosas... No vas a tener una cámara enfrente siempre que quieras.
- Okay, entonces ahí va mi aclaración.- volvió a salir del taxi y miró la cámara.- No soy la novia de Peter.- subió al taxi cerrando puerta y puso el seguro. Le indicó la dirección al taxista.

- Hola.
- Apa, menos mal que no me ibas a llamar ¿Ya me extrañás?
- Un...- y miró hacia atrás en el taxi para ver al auto plateado.- Un hombre... dos hombres con una cámara están persiguiendo el taxi en el que voy, saben muchas cosas de mí, estoy asustada.
- ¿Qué? ¿Cómo que te están persiguiendo?
- Si... me agarraron del brazo y querían que confesara adelante de la cámara que estaba de novia con Peter Lanzani, les dije que era una fan, pero no me creen...
- Los voy a matar... ¿En dónde estás?
- Yendo a casa, en un taxi.
- Okay, voy a llamar a Ricardo para ver que hacemos. Vos no te asustes ¿Si? Es normal. Y cuando salgas del auto, no hagas ningún tipo de comentario, no digas absolutamente nada. Más tarde te llamo, cuidáte.
- Chau.- colgó, y secó la comisura de sus ojos. No podía llorar, sino habría evidencia. Ahora que pensaba todo más detenidamennte, había dado muchos detalles, había confirmado casi todas las cosas que habían dicho, menos una. Definitivamente aquéllos hombres, eran muy engañosos.
.................
- Hola mi amor ¿Cómo estás?
- Preocupada, Peter. Siento que dije muchas cosas que no tendría que haber dicho... Ahora hay gente en la puerta del edificio y no se va.
- Ya sé, acabo de pasar por ahí. Lali, no te preocupes. Ricardo ya se está encargando y lo va a solucionar. No te preocupes.
- Tengo miedo, Peter. Estoy sola acá, Emilia se fue a Uruguay y voy a estar sola... Ni siquiera puedo llamar a Pablo porque está en Brasil.- porque ese había sido el pedido de cumpleaños del morocho, y se había ido a las hermosas playas de Río de Janeiro con su familia y su hermana: Él disfrutaba de su cumpleaños de otra manera.- No sé que hacer.
- Te ofrecería ir para allá, pero creo que es demasiado peligroso. Te dejo, me llama Ricki, más tarde te llamo.
- Chau.

Prendió la tele para despejarse un poco. A los minutos le llegó el mensaje de Eugenia.
Te estoy yendo a buscar en el auto de mamá, aprontáte, te venís a quedar en casa, Peter ya me avisó.
Armó un bolso rápido, con las cosas del día siguiente para el colegio y una muda de ropa. Se puso una campera con capucha.
Estoy en el subterráneo, bajá.

- No sé como en ésta vida, voy a poder agradecerte. - subió al auto y besó su mejilla.
- No te preocupes, pasé por ésto. A mí también me quisieron relacionar con Pitt el año pasado, pero no hubieron pruebas y la dejaron por esa. Agarrate, eh.- solicitó y aceleró para salir. Una avalancha de fotógrafos se pusieron contra el auto, y Eugenia hacia lo posible por acelerar. Mariana, Mariana ¿Hace cuánto que estás con Peter? ¿Por qué no lo aclaran? ¿Tu accidente fue por algo relacionado con él? ¿Él te metió en Ideas del Sur? preguntas ilógicas salían de la boca de los periodistas. Finalmente pudieron marcharse.
- Ay, tengo mucha verguenza de aparecer así frente a tu mamá.- confesó, mientras prestaba atención a los periodistas que corrían a sus autos. Seguramente comenzarían a seguirlos.
- No está mamá. Se quedó en la casa del novio.- revoleó los ojos. La madre de Eugenia hace poco había empezado una relación nueva, después de tres años como divorciada.

Llegaron a la casa de Eugenia, Mariana estaba en un ataque de nervios importante. Entró con las luces todas apagadas, y cuando las prendió se encontró con la presencia de tu novio.

- ¡Peter!- lo miró asustada.
- Voy a traer algo de comer.- anunció Euge sacándose la campera y fue hacia la cocina.
- ¿Cómo estás?- puso las manos en su cara.
- Estoy asustada Peter. No me gusta ésto... el hombre ese que me habló, estaba sacado, no sé, me agarró re fuerte del brazo ¿Siempre son así?
- Generalmente. Pero se ponen un poco irritables cuando no obtienen las respuestas que quieren...
- Me dijo que había ido al colegio y le habían dado todos mis datos, Peter, estoy asustada.- repitió.
- Calmáte. Del colegio no puede ser porque hay códigos de privacidad, si los infrigieran habría una demanda muy grande, no creo que corran ese riesgo por unos simples chimentos.
- ¿Y entonces? ¿De dónde sacaron mis datos, Peter?
- No sé, Ricardo va a averiguar todo.
- ¿Qué hacés acá? ¿No es peligroso, ésto?- quiso saber.
- No, está bien. Eugenia distrajo a todos cuando fue a tu casa y yo pude venir a acá sin problemas. Fui muy cuidadoso.
- ¿Te vas a quedar?
- Si.
- ¿Y cuándo salgamos de acá, de mañana?
- No sé, ya lo arreglaremos. Me pareció importante estar acá ahora.- agarró sus manos con fuerza.
- ¿Puedo?- Eugenia se asomó desde la cocina con una bandeja, ella asintió. Se sentó en el sillón y dejó la bandeja en la mesita.- Amiga, vos tenés que descansar ¿No? No dejes que éstos tipos te pongan nerviosa, tenés que recuperarte.- le recordó.
- Imposible no ponerse nerviosa, Eu.
- Bueno, ya sé, pero estamos acá, y no pueden entrar.- sonrió.- Te vas a acostumbrar, no te preocupes.
- Que ganas de cagarlos a trompadas...- confesó Peter.
- Y vos ayudáme, nene. Calmáte también, que sino ella se va a poner más nerviosa.- lo miró Euge.
- Si, perdón mi amor. - la abrazó y su cabeza quedó en su cuello.
- Chicos...- los miró sonrojada.- Va a venir Benja a quedarse... ¿Les molesta?
- ¿Arreglaron las cosas?- la miró Peter, mientas agarraba una galletita del plato.
- Si, yo que sé... estamos viendo que onda.
- ¿Qué onda de qué? ¡Si está clarísimo que se re aman!- se quejó.
- No los presiones, mi amor.- se rió Peter.- Yo me voy a bañar, Euge. Cuando me llamó Lali estaba en el gimnasio.
- Yo voy a buscar a Benja que se le rompió el auto otra vez, y ya aprovecho para traer la cena.
- ¿Vas a estar bien con la prensa?- quiso saber.
- Si, no te preocupes amiga.- sonrió.- Vos descansá y sentite en casa...bah, no sé para qué te lo digo si sabes que estás en casa. Ya vuelvo.- agarró las llaves, la campera y salió.

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viernes, 24 de agosto de 2012

CAPITULO 51.



- Hola.- entró en el consultorio. Roberto la esperaba en el interior.
- ¿Cómo te sentís?
- Muy bien.
- Veo que caminas... Sentáte.- señaló la silla.
- Si, camino desde que salí... lo tengo que pensar, no es tan fluído, pero sirve.
- Claro. ¿Tuviste dolores de cabeza, náuseas en éste tiempo?
- Disculpá, pero ¿Me vas a entender vos? Habíamos echo un trato con tu hermano... quedamos en que Cristóbal me iba a atender rigurosamente para ver si podía descontarme días de la licencia y puedo volver a bailar, fue el único que lo atendió.
- Si. Cristóbal no te va a poder atender. ¿Viniste sola?
- Me trajo mi novio y se fue, pero me va a volver a buscar ¿Por qué?
- Nada, puramente médico. Entonces ¿náuseas, dolores de cabeza?
- Náuseas no, estuve comiendo bien y todo eso, descansé lo normal. Ya no me siento tan cansada como cuando estaba en el hospital. Dolor de cabeza tuve los primeros tres días, pero fueron muy suaves comparados con los que sentí cuando estaba acá.
- Okay... Vamos a examinar la cadera, vení, sentáte acá.- tanteó la camilla y deshizo la venda.- Ah, pero estás mucho mejor. Se nota que te estuviste cuidando
- Si, quiero curarme rápido.
- Perfecto. ¿Te duele ésto?- pasó su mano muy suavemente por sobre la mancha amarillosa en su cadera.
- Apenas.
- Entonces, vamos a hacerte un rayo X para ver como está la fisura, aunque por como se ve parece que ya sanó.- anotó en una libreta.
- ¿Y la muñeca?
- No, para la muñeca todavía tenés un par de semanas.- se rió.- Hagamos una prueba, pero tenés que responderme sinceramente ¿Okay?
- Si.
- Vamos a sacarte el cuello ortopédico... Ante el más mínimo mareo, me tenés que decir para que te lo vuelva a poner porque puede ser peligroso.- puso sus manos alrededor del cuello y lo sacó. Era una sensación rara no tener aquéllo apretándola.- ¿Cómo te sentís?
- Bien, normal.
- Entonces vamos a hacerte una nueva tomografía, para ver si disminuyó el derrame o se mantiene. Por el momento, lo vamos a dejar puesto.- lo volvió a poner.

Después de la tomografía y los rayos X, esperó a que estuvieran los resultados.

- Wow, qué recuperación.- sonrió entrando con las dos placas.- La fisura ya está curada, no vas a tener que usar más vendajes. Y el derrame se disminuyó casi a la mitad... ¿Te mareaste en éste rato?
- No, para nada.
- Entonces también vamos a sacar el cuello.
- Buenísimo.
- El antiséptico no lo uses más... No es necesario.- señaló la cadera.- Si te llega a doler la cabeza, descansá, pero evitá las pastillas para el dolor de cabeza ¿Si? Cuanto menos de esas tomes, más posibilidades de reducción del derrame.
- Perfecto.
- Eso es todo... gran mejoramiento. Podés irte.
- Espere y... ¿No me pueden reducir los días de licencia?
- Sos la única persona que pediría eso.- se rió.- Mirá, por la placa, para la muñeca todavía tenés mínimo, una semana más. Por el derrame, te voy a mandar tres días más de reposo... aunque no tan reposo, solo de descanso. Si salís a tomar aire mejor.- escribió todo en el historial. - Okay. En una semana y media, volvé que te voy a revisar otra vez. Si hay otro mejoramiento, prometo reducir el descanso.
- Gracias.- le sonrió y abrió la puerta. Cruzó el pasillo textéandole a su novio para avisarle que ya había llegado, él había ido a arreglar un asunto del viaje de la semana siguiente. Chocó de frente con alguien.
- ¿Así cuidás tu derrame cerebral, vos?- levantó la cabeza.
- Cristóbal, hola.- le sonrió.
- ¿Ya te revisaron?
- Si, tu hermano. Me dijo que vos no podías.
- No. ¿Cómo estás?
- La fisura ya sanó y el derrame se redujo a la mitad... tengo que volver en diez días para ver como estoy de la muñeca.
- ¿Y tu novio? No me digas que te dejó sola.
- No, nada que ver. Ya me está viniendo a buscar. No le resultó gracioso lo que escribiste sobre el contacto físico en las indicaciones médicas.
- Ah, le falta sentido del humor, se ve. - Llegué. de: Peter.
- Me voy, ya me vinieron a buscar.
- Nos vemos.
- Sí.- beso su mejilla.- Eh... ¿Tu hermano te dió la notita, no?
- Si. La tengo muy en cuenta. Que te mejores, Lali.- era la primera vez que usaba su apodo.
- Gracias.

- Hola...- le sonrió subiendo al auto.
- Hola.- sonrió.- Veo que tu consulta fue buena.
- Si. Lo único por lo que tengo que preocuparme ahora es por sacarme éste yeso lo más rápido posible. Me dieron tres días más de descanso, aunque me dijeron que es bueno si salgo a tomar aire.
- Bien, eso es bueno.
- Si. Igual éstos días de reposo los voy a pasar en mi casa.
- ¿Por?
- Porque en tres días te vas, y no quiero extrañarte tanto.
- Okay.- se rió.- Tengo una noticia sobre eso... pero te la doy mañana cuando confirme.
- Bueno. Voy a hacer de cuenta como que no tengo intriga ni nada.
- Yo tengo una muy buena manera de sacarte la intriga... y festejar tu mejora.- la miró con picardía.- Me dijiste que tu tía está trabajando ¿No?
- Si... Y también te puedo decir que tengo que hacer un montón de cosas para mañana.- él se rió. Bajó por la rampa del estacionamiento de su edificio, su bolso estaba en la parte trasera.- Así que dejáme acá así me concentro.- solicitó.
- Ey, no me heches, porfa.- hizo puchero.
- Lo tengo que hacer. Si te quedás, no voy a hacer nada de todo lo que tengo que hacer.- confesó.
- Pero te voy a extrañar...- hizo un movimiento y quedó a horcajadas de su cuerpo.
- Y yo a vos.- sonrió.- Pero tengo que acostumbrarme. Falta una semana para junio, las chicas me dijeron que en junio desapareces... cuanto menos contacto ahora, menos te voy a extrañar. Solo espero que no te toque ningún viaje para el siete, porque es mi cumple.- agarró el cuello de su camisa y dejó un beso en su boca.
- Espero que no. Y si me tocara, no creo que vaya. No me perdería tu cumpleaños por nada ¿Ya sabés lo que vas a hacer?
- No quiero hacer nada, me gusta pasarla tranqui.
- ¿Puedo armar planes para nosotros dos, aunque sea un ratito de ese día?
- Claro. - le sonrió.- Llamáme más tarde.- dejó otro beso en su boca y agarró el bolso, bajó.- O no. No, no, no, mejor no me llames.- él la miró mal.- No, no me llames. Yo te llamo, o no. Depende de cuan rápido termine de hacer todo. Las chicas se repartieron las materias y me mandaron los apuntes de todas las materias ¿No son un amor? Después voy a salir y les voy a comprar un regalito para llevarles mañana.
- Te amo, histérica habladora.- le sacó la lengua.
- Y yo a vos.- dejó otro beso en su boca.- Chau.

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lunes, 20 de agosto de 2012

CAPITULO 50.




A la mañana siguiente amaneció sola; Peter no estaba en la cama, y así parecía enorme. Bostezó al sentarse en la cama, y bajó las escaleras con mucha cautela; desde el living podías sentir las risas.

- No, pará... ¡Tanto no, mamá!
- A Lali le gusta lo dulce, yo sé lo que te digo, ponéle mucha azúcar.- señaló Luz.
- Apa ¿Ahora conocés más vos que yo a mi propia novia? - Luz y su hijo estaban preparando un desayuno en la cocina.
- Por supuesto. Nos hicimos muy amigas cuando te fuiste de viaje.
- Si, qué miedo. Ojo con lo que le contás.
- Epa ¿A qué le tenés miedo? ¿Que le cuente de todas tus borracheras, o de todas tus aventuras amorosas? - quiso saber, y Lali tuvo que taparse su boca para no dejar escapar la risa. La escena era demasiado tierna como para interrumpirla.
- Ayer le conté sobre porque terminé con Belén.
- ¿Si? ¿Qué te dijo?
- Nada, que no iba a hacer más chistes sobre infidelidades. Me parece que la cagué, un poco.
- ¿Por?
- No sé. Capaz que piensa que Belén me importa o algo.
- ¿Y por qué no se lo preguntas?
- Porque no me va a decir si piensa eso. Lali oculta todas sus desconfianzas para satisfacerme. A mí no me va tan bien con eso.
- Okay ¿Y cuál es la ocasión para hacerle el desayuno? A tu otra novia nunca le hiciste cuando se quedó.
- Quizás eso sea porque mi otra novia no era tan especial como Lali. No sé, te juro que todos los días... la miro, y me pregunto en donde estuvo todo éste tiempo, y porque creí que quería tanto a Belén.
- La querías, hijo.
- Bueno, si, pero no sé. A Lali la amo ¿Entendés? Es... no sé. ¿Viste esa pelotudez que dicen todos de las mariposas en la panza, esa en la que yo nunca creí?
- Si. Decías que si la gente sentía mariposas, entonces tendría que tener náuseas por tener insectos en el estómago. - y ella rió suavecito.
- Claro. Bueno, ahora lo siento así, no sé. Cuando estoy con ellas me dan ganas de reír todo el tiempo.- sonrió.- Y con ella no me da verguenza decir que la amo, no me molesta que los chicos me digan que soy pollerudo. Con ella, no me importa nada.
- Eso es porque tus amigos todavía no saben lo que es el amor, ellos no saben como te hace sentir. Cuando lo entiendan te vas a poder vengar.
- Ojalá algún día lo entiendan.
- El amor solo se entiende cuando se vive... Por eso es que no entiendo que le tengas tanto miedo a mostrarla públicamente, Peter. Creo que nunca vi una complementación tan perfecta, son como dos partes de un puzzle, encajan perfectamente.
- Vos porque no viste su cara cuando fue al desfile, mamá. Se baboseó con todos mis compañeros. Mirá si empieza a conocer gente famosa cuando esté conmigo y me abandona por uno más lindo.
- Ay, Peter. Es una mujer, tiene ojos ¿No puede mirar a otros chicos lindos? ¿Me vas a decir que vos no mirás chicas?
- Bueno, pero yo lo disimulo un poco más.
- No deberías. Ella no lo disimula porque no quiere ocultarte cosas... Además ¿Te pensás que ella está con vos solo porque sos lindo? Yo te digo, en cuanto vos le hagas algo o la dejes ir, te prometo que no tenés hijos, Juan Pedro.
- ¿Y si ella me hace algo a mí? ¿No le vas a hacer nada?
- Confío más en ella que en vos.
- Ah, gracias, eh. Mirá que tu hijo soy yo, no ella.
- ¿Te estás poniendo celoso de tu novia? Tendrías que agradecer que tenemos ésta relación de tanta confianza.- sonrió y le pasó la bandeja.
- ¿Perdoná? ¿Y esa cara?
- ¿Cara de qué?
- De que sabés cosas de Lali que yo no sé. - Lali empezó a subir las escaleras, pero prestando atencion, la charla podía oírse desde arriba.
- Sé cosas de Lali que vos no sabés.- y prestó más atención.- Pero para tu desfortuna, vas a seguir sin saberlas.
- Pero para, decíme ¿Qué sabés?
- Que te ama con todo su corazón, y que si le hacés algo la matarías. Andá, ya debe de estar por despertarse. - suficiente. Lali aceleró sus pasos y llegó hasta la cama. Se acostó, y Pedro tardó bastante en subir.
- Ey, estás despierta...- dejó la bandeja en el escritorio y le sonrió. Ella miraba por la ventana, pensando en todo lo que había escuchado.- ¿Te despertaste hace mucho?
- No, hace poquito.
- ¿Cómo te sentís?
- Mejor que nunca.- lo mira y le sonríe.
- Amaneciste pensativa, parece.- y conocía todas sus caras.- ¿En qué pensás? Me intriga. - se sentó en la cama y puso la bandeja en sus piernas.
- En todo. En el amor, en el pasado... en nosotros. - se sentó en la cama y lo miró, él le sonrió. No entendía mucho, pero no preguntaría. Si los decía en voz alta, dejaban de ser pensamientos. - ¿Sabés en que pensaba, sobre todo?
- ¿En qué?- la miró mientras ponía mermelada en una tostada.
- En lo que tenés que me vuelve tan loca.
- ¿Qué es?
- Que querés lo mejor para mí... que querés tanto bien para mí como yo para vos. En que estás conmigo desinteresadamente, cuando te necesito y cuando no, también. Que abro los ojos y vos me estás mirando con esa cara tan linda, con los ojos brillosos y eso me da ganas de llorar de felicidad. Tu cara avergonzada cuando me decís cosas íntimas que tienen mucho valor para vos... Cuando me abrazas y nos quedamos en silencio, siento como te late el corazón y eso te pone nervioso. Porque me querés tanto, que te dá miedo que lo sepa y que me aproveche de eso...- y se le mojaron los ojos, pero de emoción.- En que vos me dejás hacer cosas que no le dejás hacer a otras personas... como conocer a tu mamá, o el simple hecho de dejarme verte dormir. Y en que vos también hacés cosas por mí que no hiciste por nadie... como quererme tanto. No sé, en eso pensaba. En todo. En las mil y un razones que tengo para quererte. - él se mordió el labio.
- Pensaste mucho.- sonrió.- ¿Y sabés que es lo bueno? - dejó la bandeja otra vez en la mesa.
- ¿Qué?
- Que acertaste en todas y cada una de las cosas que dijiste... Te amo, Lali. Te amo como nunca amé a nadie en mi vida, y no sé si algún día las palabras van a alcanzar para que lo entiendas... pero es el resúmen perfecto, creo. Te amo. - juntó sus labios con los suyos, y sintió su cara mojada. No había nada que pudiera ser más perfecto que ese momento.
..................

- Me gusta ésto ¿Sabés?
- ¿Ésto qué?- sacaste la cabeza fuera de la ducha.
- Eso.- señaló el estante debajo del espejo, en el baño. Miró y pudo ver sus cosas mezcladas con las de él.
- ¿Qué, el desórden que armé en tu baño?- volvió a meter la cabeza para ponerse el cuello ortopédico, después de que él se lo hubiera alcanzado.
- No. Me gusta ver nuestras cosas entreveradas, como si viviéramos juntos.
- Es que, prácticamente, vivimos juntos, Peter.
- Y, no. Si viviéramos juntos, estaríamos solo y no saldríamos de la cama.
- ¿Eso es lo único que te interesa?- se rió y se puso la bata. La había declarado de su posesión después de usarla por tercer día consecutivo. Aquél ya era el quinto.
- Y bueno, es que hace mucho no estamos juntos.
- Desde el viernes a la mañana, Peter. Hace una semana, tampoco seas exagerado.
- Bueno. Pero después del domingo...
- Después del domingo voy a estar muy ocupada recuperando mis clases.
- Sos corta mambo, eh. - se calzó las pantuflas y salió de la ducha. La mancha en su cadera había dejado de ser de un morado intenso, para hacerse más bien naranja. Ahora se podía curar y vendar sola.
- Me encanta tener el poder de la relación.- dejó un beso corto en su boca y agarró la crema de peinar.

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martes, 14 de agosto de 2012

CAPITULO 49.




A la mañana siguiente se despertó con la noticia de que le habían dado de alta.
Le dieron su ropa y pudo vestirse sola, después de descubrir que su cerebro estaba invertido: si le pedía que moviera la pierna derecha, movía la izquierda, así que ahora le pedía lo contrario y despacito funcionaba

- ¿Y Cristóbal? - miró a Roberto.
- No puede venir.
- ¿Vos también sos Espósito?- entonces empalideció.
- ¿Qué? No, yo soy Scarone... Tenemos distinto padre.
- Ah... ¿Le podés dar ésto? - le pasó un papel.
- Si, claro. Nos vemos en una semana, hacé mucho reposo y cualquier cosa a las órdenes.- sonrió, y salió.

- Cristóbal, acá estás... ¿Me explicás porque mariana te dejó esta carta? - y se la pasó.- ¿Se lo dijiste?
- No... solo el apellido.
- ¿Estás loco? ¡Todavía es menor!
- No por mucho tiempo. Perdón pero no me aguanté... No podía ignorarla, era una señal.
- Sabés que no creo en eso.
- Yo si. No tiene nada que ver con vos, ésto.
- Pero sí con mi mamá. No entiendo porque insistís en revolver todo ésto.
- Porque la quiero... Y veo muchas cosas mías en ella.
- Robert, te llaman de las 221.
- Andá, te buscan.
- Más tarde vamos a seguir hablando de ésto.- salió, y Cristóbal desdobló la hoja.

Conozco a mi papá, y sé quien es, no te culpo. Cuando estés listo para aclarar las cosas, llamáme, voy a estar esperando. Gracias por todos los cuidados, sos un gran doctor, aunque fastidioso.
Lali, la paciente histérica.
.................

Llegó a su casa... caminaba muy despacio. Se apoyó en el marco de la puerta: Peter dormía en su cama, abrazado a su almohada. Sonrió: era muy gratificante saber que lo tenía en su cama.
Se arrimó despacio. Alcanzó su espalda y la llenó de besos. Él se giró sorprendido, pero sonrió al verla.

- Ey, te dejaron salir...
- Si...- se acostó.
- ¿Por qué no me llamaste? Yo te quería ir a buscar...
- ¿Con toda la prensa? Si, claro. ¿Vamos a algun lado? Necesito aire.
- No. Peter, el médico le mandó reposo... Yo me voy a trabajar ¿te encargas?
- Si, claro. Emi ¿Te molesta si se queda en mi casa? Allá está mamá y va a estar más cuidada.
- No, me parece una buena idea. Cualquier cosa tenés mi teléfono ¿No?
- Si.
- Perfecto, me llamás. Pórtense bien, y ojo con salir, Lali.
- Te detesto, quiero que lo sepas.- avisa. Sintió su risa y luego el sonido de la puerta cerrarse.
- ¿Qué vas a llevar a mi casa?- abrió su placard y sacó su bolso. Por la actitud, él lo llenaría a su gusto.
- Algunos pantalones deportivos, remeras de manga larga, dos camperas... ¿Querés que elija la ropa interior?
- No, dejáme a mí... De última yo voy a ser quien te lo saque.
- Ey, estoy inválida.- señala.
- Ché, ¿Con el tema del yeso y el cuello para bañarte, como es?
- Tengo todo anotado acá.- abrió la bolsa de medicamentos y sacó el papel.- El yeso me lo tengo que tapar con una bolsa. El cuello me lo saco, dice que debo tener cuidado. Y las vendas me las saco y al salir de la ducha, me pongo al antiséptico con isótopos y una venda nueva...- le mostró la caja de antiséptico.- Prohibido los besos en la boca y cualquier otro contacto físico, con otro hombre, sobre todo pelado y con lunares. Certificado hasta los 25. La edad de la paciente es incorrecta para éste tipo de actividades adultas.- él la miró, consultando que pavadas estaba inventando.- Mirá, está escrito acá... Tiene la firma de Cristóbal.- se rió.
- Ah bue ¿Y a ese medicucho que le importa lo que hacés conmigo? - se sentó en la cama.
- Es un chiste, supongo... pegamos buena onda ¿No te cayó bien?
- Si, yo que sé... Está bueno que hablaba con palabras fáciles, no como todos los médicos.
- Se graduó hace poco, me dijo.
- ¿Cuándo?
- Cuando me estaban enyesando.
- Menos mal que te lleva como 10 años, sino me pondría celoso.
- Y... sacá la cuenta, la carrera es de 9 años, se graduó hace 2, y por el bocho no debe de haber recursado ni nada... 29 años.
- Mucho cálculo estás haciendo.. Mejor descansá la cabeza.- la miró mal y ella se rió.
- Vamos, mejor ¿No?
- Buscamos las cosas del baño y vamos.
..........

- Lali querida ¿Cómo estás?- Luz le abrió la puerta.
- Hola, bien ¿Y vos?
- Bien... veo que estás caminando, estás mucho mejor.
- Si... tengo que pensar como caminar, es un poco raro, pero... ¿No te molesta que me quede acá?
- No, claro que no... Las circunstancias no son buenas, pero me gusta que estés acá y sos siempre bienvenida... Cociné pescado.
- Ay, me muero, gracias.- sonrió.
- ¿Vamos un rato arriba, amor?
- Si... ¿Me puedo bañar?- lo mira avergonzada.
- Claro...- y la dejó subir sola las escaleras, despacio, a pesar de que su cara decía que moría por ayudar.
- Ordenó todo el cuarto.- se rió al verlo pulcro.- me gusta verlo desordenado, tiene tu esencia.- pasó su mano por el escritorio, era lo único desacomodado.
- A mí me gusta verte a vos acá, y revisando mis cosas. Me hace sentir que sos una parte de mí.- y ella le sonrió.
- Me voy a bañar.- caminó hasta la cama y abrió el bolso.- ¿Podés... entrar al baño y quedarte, por si me pasa algo?
- Si, dale.- entró en el baño, bajó la tapa del váter y se sentó.

Se metió en la ducha de mamparas azules y de a poco se fue sacando la ropa, el cuello y las vendas; el yeso ya se lo había envuelto con una bolsa.
Reguló el agua. El shampoo se lo puso y sacó en silencio, el acondicionador también, hasta que Pedro habló.

- Vos no te podés imaginar el esfuerzo que tengo que hacer para ver ésto y quedarme quieto.- confesó y se rió.
- Si la cabeza no me diera vueltas, te invitaría a entrar con mucho gusto... Yo también tengo ganas.
- Bueno, listo. Demasiada incitación, calláte.- y ella se volvió a reír.
- Eso no es nada.
- ¿Ah, no?
- Peter... ¿Me enjabonarías la espalda? - abrió un poco la mampara y mostró su figura desnuda de espaldas.
- Okay, ya entendí, eso no es nada. Cerrá, cerrá.
- Terminé.- anunció girando el grifo. Se secó el cuerpo con cuidado, envolvió el pelo con una toalla y lo primero que hizo fue ponerse el cuello. El conjunto de ropa interior y la bata de su novio. Se recostó en la cama y le pidió que le pasara el antiséptico. No solo hizo eso, sino que la vendó.

- Me gusta como te queda mi bata.- sonrió.
- A mí me gusta usar tu ropa.- dejó un beso en su cuello.- Decime... ¿Cuántas más usaron ésta bata?
- Y... tampoco la pavada, no las cuento.- le pegó en el brazo.- Chiste, chiste. Nunca vino ninguna a casa.
- ¿Ni Belén?
- Belén vino solo dos veces, y se quedó nada más porque era tarde. A mamá no le gustaba que fuera más grande que yo.
- Y encima TAN grande.
- Vos calláte que Gastón te lleva 8.
- Es cierto. Igual se mantiene en forma... lo voy a llamar después, a ver como está del esguince.
- Yo voy a llamar a Belu, a ver como está.
- Por mí, llamála. Por teléfono no puede hacerte nada.
- Y, por teléfono podemos arreglar para vernos a escondidas.
- Yo con Gastón ni siquiera tengo que hacerlo a escondidas. En los ensayos nos tocamos todo, y en la ducha... puff, mejor ni te cuento porque me acaloro.
- Sos una tarada. No me gusta que pongas esas imágenes en mi cabeza.- la miró serio.- Los mayores verdades se dicen en joda.
- Te amo con todo mi corazón. Y eso no lo tengo que decir en joda para que sea una gran verdad.- le sonrió, él a ella.
- Perdoná que me ponga así, es que... Nunca se lo dije a nadie, pero Belén me engañó. Por eso terminó todo.
- ¿Enserio?
- Si. Con el que supuestamente era su mejor amigo. Por eso soy tan celoso y desconfiado. Y por eso los chicos dicen que pirateé tanto.... estaba dolido.
- Ay, no sabía, perdonáme... No hago más estas jodas, perdonáme.
- Claro. No le digas a los chicos ¿Si? Es que se enojarían bastante.- ella asintió.
- Queda entre nosotros.- y entrelazó sus dedos con los suyos.- Creo que no hay una imágen que me guste más que ésta.- miró sus dos manos unidas.
- Saquemos una foto.- solicitó y agarró la cámara Nikon de arriba de la mesa de luz.
- ¿Qué hace mi cámara acá?
- Me la prestaste cuando fui a España y nunca te la devolví, de ahí salieron las fotos nuevas.- señaló la pared en donde estaba pegando fotos. - Mi madre está un poco enojada, dice que voy a dañar la pared, pero bueno. - sacó las fotos de sus manos.
- Ah, pero qué lindas fotos...- burló unas fotos que tenía con Clara.- Que buenos paisajes.
- Si, está bueno España.
- ¡Chicos, bajen a comer!- habló Luz desde la escalera.
- Pará, una foto...
- ¡No, Peter! Estoy horrenda con el cuello... Otro día sacamos una mejor.- él se rió, y bajaron a comer.

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jueves, 9 de agosto de 2012

CAPITULO 48.



Se sentó en la cama de golpe y se mareó. Peter estaba dormido a tu lado, Emilia no estaba.

  • Peter... Peter...- lo movió y él se sentó enseguida.- Lleváme al baño por favor, quiero vomitar.- solicitó. Él se paró, la levantó en brazos y caminó hasta el lugar solicitado, abrió la tapa del váter y la dejó allí, pero no vomitó. Peter solo esperó, parado a su lado.- Andá a dormir, dejáme acá.
  • ¿Eh? No quiero dormir, son las tres de la tarde. ¿Cómo te voy a dejar acá?
  • Si. Así si vuelvo a tener ganas de vomitar, ya tengo el water al lado.
  • No seas tonta ¿Querés? Es solo náuseas fuertes por el golpe, el doctor lo dijo. – la levantó en sus brazos dirigiéndola hacia la cama.- Estás un poco caliente… Creo que tenés fiebre.- confesó.
  • Estoy bien. Solo necesito… no. Ahora no necesito nada, no quiero comer ni dormir.
  • Voy a buscar al médico
  • Te estoy diciendo que estoy bien.
  • Ya vuelvo.- salió y ella bufó.

El médico volvió y le dijo que tenía 38 grados de fiebre; anunció que no era grave, solo un síntoma. Y entonces dio el golpe de gracia “Por como estás, no creo que salgas mañana” Y eso la puso furiosa, quería irse a casa. El doctor se fue después de unos minutos y la habitación se quedó en silencio.

- ¿Me odiás?- Peter la miró, sentado en el sillón.
- Si, te odio. Estoy bien, necesito irme a mi casa. Pero no, vos tenías que llamar al médico ¿No? Para que me dijera que no salgo mañana. – bufó cruzándose de brazos, y aunque el yeso le heló el otro brazo, no lo iba a sacar. Cuestión de orgullo.
- Lali es por tu bien.
- Vos no sabés cual es mi bien. Yo sí sé. Y mi bien, es estar en mi casa, con mis cosas, en paz. No metida acá adentro con todas éstas agujas, y todo éstos aparatos malditos.- y se le mojaron los ojos.
- Mi amor, aguantá. Va a estar todo bien ¿Si? Cuando vuelvas a casa, vas a estar mucho mejor. No podemos correr el riesgo de que te pase algo estando allá y que haya que traerte de emergencia para acá. No quiero que te pase nada.
- Me quiero ir a casa, Peter. No me banco más estar acá encerrada, de verdad.- lo mira suspirando.
- Ya sé, mi amor.- apoyó la cabeza en su pecho.
- Hace un día entero que lo único que veo son estas cuatro paredes blancas, necesito salir a caminar, necesito estirar las piernas.- él la miró suspirando.
- Bueno, está bien. Vamos, pero yo te voy a sostener por las dudas ¿Sí? – ella asintió. Él la ayudó a pararse y empezó a caminar.

En teoría, sabía caminar: un pie adelante del otro consecutivamente. Pero su cuerpo no; los pies estaban totalmente descoordinados.

- Me cansé. No quiero intentar más.- se sentó en una silla en el pasillo, él a su lado.
- Vas a mejorar, solo tenés que dejar que pase el tiempo ¿Si? – asintió.
- Te amo.
- Yo también.- sonrió.- Me dio tremendo miedo cuando tu mamá dijo que te iba a llevar para allá.
- No me va a llevar. No la voy a dejar. – negó apoyando la cabeza en su hombro.- Mi mamá siempre me dio muchas cosas materiales, todas las que yo quisiera… Pero no sé por qué, en cuanto a los afectos siempre fue mucho más reservada. Creo que por eso me llevo tan bien con tu mamá… no sé, es la madre perfecta.
- Es cierto, lo es.- sonrió orgulloso.- Pero creo que hay otros hijos que van a tener una mamá todavía más perfecta… tus hijos.
- Dijiste que no te gustaba hablar de eso.- lo mira sorprendida.
- Cada vez me gusta más la idea de que vos seas la mamá de mis hijos. – no puede evitar morderse el labio.
- Sos más tierno…- él se rió.
- Te tengo que contar algo, ahora que estás más tranquila.- confesó.
- ¿Qué?
- Salieron más fotos de nosotros… ahora están circulando en la tele.- lo mira fijo y suspira.
- No puedo decir que no me la ví venir. No fuimos lo suficientemente cuidadosos.
- Lo bueno es que de acá, no salió nada, al menos por el momento. Ayer cuando tu compañero me llamó estaba tan asustado que salí echo un loco, ni siquiera me fijé si alguien me estaba persiguiendo o algo. Por suerte, acá adentro no puede entrar la prensa… no libremente.
- ¿Libremente?
- Y… en la recepción tiene que pedir la tarjeta de visitante diciendo el nombre de la persona a la que vienen a ver. No saben quien sos, así que no pueden saber. Dentro de todo, es seguro éste hospital.- sonrió.
- ¿Y hay prensa afuera?
- Sí.
- ¿Y cuando te vas, te preguntan?
- Ayer me preguntaron… hoy no.
- ¿Qué te preguntaron, qué respondiste?
- Me preguntaron porque venía acá, si estaba mal de salud. Les respondí que no estaba mal de salud, nada más.
- ¡Ah, es buena esa! Evadiste la pregunta del porque venías.- señaló y él se rió. - ¿Vamos al cuarto? No me gusta estar así, toda fea en el pasillo.- él se paró.- Lleváme, no... no quiero ver que no puedo caminar.- la levantó entre sus brazos.
- Me gusta llevarte, igual. Es una onda príncipe azul.
- Si, con una princesa descalabrada.- él se rió.- ¿Cómo te bancas todo ésto? Yo si te viera en éste estado no sé, me sacaría de quicio.
- Ni tanto. Yo tengo la tendencia a pensar siempre lo peor. Cuando Diego llamó... no sé, pensé que estabas en terapia intensiva.. Y cuando llegué, vi que de última no fue tan grave.- la dejó en la cama, tapándola.- Lo único que me molesta de todo ésto es que alguien pueda intentar decir cosas malas de ésto. Por un lado... me gustaría que todos sepan de ésto tan lindo. Y por otro lado, no sé, siento que no estás lista para todo ésto.
- ¿Por qué?
- No es que vos no seas capaz... en realidad creo que yo no estoy listo, es por mí. Te van a llegar propuestas de todo tipo y sé que no me la voy a bancar... Lo más probable es que te inviten a programas, te pongan ropa que no me va a gustar, y te hagan desfilar enfrente de muchas cámaras.
- Mirá si me van a hacer desfilar, con lo fea que soy.- él la miró mal.
- Eso es un golpe a mi buen gusto.- se quejó.- Sabés que me pareces la más linda del mundo
- ¿Y ahora? ¿Con cuello, yeso y ojeras, sigo siendo la más linda?
- Si. No importa lo que hagas, siempre sos hermosa.
- Mm, a cuantas le habrás dicho ese chamuyo...
- A unas cuantas...
- Ah, bue...
- Pero a las otras les mentía, a vos te lo digo enserio.
- ¿Y cómo sé yo eso? - se rió.
- Sabés como comprobarlo.- agarró una de sus manos y la puso en su pecho.- Sos la única que me importó lo suficiente como para ponerme nervioso, a la única que le presenté a mi mamá y... ah, a la única que no denuncié por robarme el perfume. Ayer lo busqué, no lo encontré, mi mamá me dijo que no sabía donde estaba y cuando fui a dormir a tu casa lo encontré.
- ¿Yo? Yo no te robé ningún perfume, no tengo ni idea de como llegó a casa...- se rió avergonzada.- ¿Quién va a querer poner tu exquisito perfume en el ambiente para tenerte cerca? A nadie se le ocurrió.
- ¿Lo usaste de perfume de ambiente? Vos no tenés ni idea de lo que vale ese perfume ¿No?
- Después te compro uno... Es que los perfumes de hombre me vuelven loca, y el tuyo es riquísimo.
- Me lo regalaron cuando hice la campaña.
- ¿Hiciste una campaña de polo? ¡Los más caños la hacen!
- Si, la del año pasado.
- Pará, pará... Jodéme que ¡Ay si! ¡Vos eras el caño de la chomba verde! ¡Ay Peter, me muero, eras vos! - él se rió y asintió.- Okay, lo dictamino. No se te ocurra ir a Inglaterra, porque mis amigas pasaban jodiendo con el caño de la chomba verde.
- Si voy con vos, podés hacer alarde.- juntó su nariz con la suya.
- Me encantaría.- se mordió el labio y lo besó. Había algo de él que la volvía loca.
- Estem, con permiso.- el carraspido los separó.- Veía a ver como seguías de la fiebre.- le pasó el termómetro y ella lo colocó bajo su brazo.- ¿Te duele algo?
- La panza, pero de hambre.- Peter se levantó y salió.
- ¿Cómo está tu papá?- miró las pantallas despreocupadamente.
- ¿Mi papá?
- Salvador Espósito, lo conozco.
- Está bien, en Inglaterra ¿De dónde lo conocés?
- Es muy cercano a mis padres.
- Ah...
- Por eso la relación confianzuda, yo ya te conocía, aunque eras la chica la última vez que te vi.
- No es raro que no me acuerde de vos. Las personas tan fastidiosas son olvidables. - él se rió.- Ná, hablando enserio, me olvide de muchas cosas de acá cuando me mudé.
- Igual... vos nunca me viste, aunque yo a vos sí. Tu burbujita rosa te impedía ver más allá de la vereda de tu casa.
- Ey, no me agredas. Siempre fui muy consciente de que tenía mucho más que otras personas.
- Es verdad. Una Espósito menor de edad trabajando.. que deshonra para la familia, no sé como te dejaron.
- No entiendo como me... nos, conocés tanto.- le entregó el termómetro.
- 37. Bajó la fiebre... estás mejorando.- sonrió.- Vuelvo más tarde.
- Esperá ¿Cómo te llamás? Así le pregunto a mi papá.- él se giró en la puerta.
- Me llamo Cristóbal. Cristóbal Espósito.- sonrió y salió.


............

- ¿Te pusieron alguna droga nueva? Estás ida.- la miró.
- No... dijeron que estoy mejorando.
- ¿Qué te pasa?
- Nada... ¿Hoy te vas a quedar?
- No, Emilia quiere quedarse ¿Por?
- No, por saber. Quería hablar con ella.
- ¿Puedo saber sobre qué?
- Un temita familiar.- frunció la nariz, restándole importancia.
- Ah, mejor no me meto.


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SATURADAAAAA

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