CAPITULO 47.

- ¿Y Lali, por qué no vino? ¿Y tu mochila?- se acercó Eugenia al ver llegar a Peter.

- Lali tuvo un accidente, está internada. Yo vine a buscar una cosa que le tengo que llevar y me voy.

- ¿Cómo que un accidente, qué le pasó?

- Se cayó del caño.

- Ay, pobre ¿Y está bien?

- Y... tiene tres quebraduras en la muñeca, una fisura en la cadera y un derrame cerebral, pero parece que va a estar bien.

- Ay, no ¿Un derrame cerebral, no es re grave eso?

- Si, pero en el caso de Lali no tanto. Avísale al resto ¿Si? Y si quieren vayan a verla más tarde, le va a hacer bien.

- Ay, si. Gracias por avisar... Y decíle que se mejore.

- Claro. Nos vemos, Euge. - dejó un beso en su mejilla y subió al auto.

Llegó al hospital y después de que le hicieran la tarjeta de visitante, entró en la habitación de su novia. Raramente estaba sola, cosa que le molestó; él no la dejaría ni un momento. Estaba dormida, a pesar de que ya eran las once de la mañana. Su cara se veía muy cansada, evidentemente no había tenido una buena noche.

Pasó una mano por su cara delicadamente, asegurándose de que no se despertara. Acercó una silla para poder mirarla más de cerca: el ángel que imponía dormida era incluso mayor al de cuando estaba despierta. Su solo andar era todo una obra de arte, pero dormida... dormida era su estado más inocente, no había forma de encontrarla en un estado más puro.

- Mm...

- Perdón ¿Te desperté?

- No, está bien.- agarró su mano y la apretó fuerte.- ¿Estás bien?

- Si ¿Vos?

- Bastante. El médico me volvió a subir las dosis porque no pude dormir nada, ahora me siento como nueva.- sonrió despacito, y entrelazó sus dedos con los suyos.- Te extrañé.

- Yo también.- sonrió.- Tuve que ir a tu casa para poder dormirme ¿Sabías? Dormí en tu cama, aproveché que me habías dado las llaves. - se mordió el labio.

- Hace mucho que no te doy un beso... por éste maldito cuello.- lo aprieta molesta.- Es re incómodo.

- Ya me vas a poder dar todos los besos que quieras cuando te mejores. Por el momento es mejor que descanses... ¿Cómo te sentís?

- Mejor. Todavía tengo las náuseas y el dolor de cabeza, pero la cadera ya no duele tanto.

- Qué bueno ¿Ya te dijeron cuando salís?

- No, espero que pronto. Quiero irme a casa.

- La, sobre eso... Pensé que a lo mejor te gustaría la idea de estar en mi casa... Digo, Emi tiene que trabajar ¿No? Por eso no está acá.- y miró a su alrededor con molestía.- En casa siempre vamos a estar mamá y yo, creo que va a ayudar.

- Pitt... no sé si quiero ir a joder a tu casa.

- Sabés que no jodés... mamá está de acuerdo.- y corrió un mechón de pelo de su cara.- ¿Mirá? Te traje algo.

- Decime que es una tableta de chocolate o algo así...- él se rió.

- No. Pasé por el colegio y te traje el papelito... mamá se movió rápido ayer con los papeles y ya te tramitaron la validez de consideración.- le mostró el papel.- Gabriela te deseo que te recuperes pronto... y hablé con Euge, le dije que le avisara al resto.

- Gracias, sos tan lindo conmigo.- sonrió.- ¿Me traes algo de comer, por fa?

- Si, obvio.- sonrió.- Ya vuelvo. - se dió media vuelta para marcharse, pero se volvió a girar y sonrió. Deshizo dos pasos, y acercó su boca a la suya. Unió sus labios con los suyos, en un beso suave, pero que fue aumentando de ritmo. La pantalla emitió un pitido, Peter la miró y había subido dos números, los dos se rieron.

- Ahora hay pruebas científicas de que hacés que se me acelere el corazón.- sonrió dejando un beso corto en su boca. El cuello no era TAN incómodo, más bien soportable.

- Okay, suficiente por el momento.- sonrió.- Voy a buscarte comida ¿Qué querés?

- Algo que tenga chocolate... y café.

- El médico dijo que no podés tomar esas cosas que te afectan a la cabeza.

- Quiero un café cortado, dejáte de joder.- lo mira mal y se rió.

- Voy a ver que puedo hacer. Ya vuelvo.- salió de la habitación.

Volvió al rato y la encontró llorando sentada en la cama. Dejó la bandeja en la pequeña mesa y la miró.

- ¿Qué pasa, mi amor?- quiso saber.

- Me quise parar para ir al baño... y me caí.- lloró, con una cascada de lágrimas.

- ¿Cómo que te paraste? Mi amor, el médico dijo que no podías hacer eso.- recordó.

- Ya sé, quería ir al baño nada más.

- ¿Querés que te lleve? Puedo...

- No, no quiero, quiero ir sola...

- Pero no podés, Lali.- le recordó y llora más fuerte.- No seas así, no llores por favor, me parte el alma...- le secó las lágrimas. - Dale, yo te llevo. Cuanto más rápido te convenza, más rápido podés volver a tomar un café cortado espumoso y una torta de chocolate con dulce de leche. - sonrió, y ella se mordió el labio.

- Tu infinita paciencia me irrita.- confiesa y él se rió.

- Dale, boba, te ayudo...- la agarró entre sus brazos, y la llevó hacia el baño. La ayudó, y luego volvieron, la dejó sobre la cama y puso la bandeja. - ¿Qué pasa, no te gusta? - consultó. Él también había aprovechado para traerse una porción de torta, pero ella todavía no habías tocado tu desayuno.

- Si... estaba pensando, nada más.

-´¿En?

- No sé, en lo rápido que giran las cosas... ayer cuando me levanté estaba bien... y ocho horas más tarde me accidento, hoy me levanto en un hospital y no puedo caminar.- suspira.

- Podés caminar... solo estás descoordinada. Sé que no sirve de mucho consuelo pero, tenés que pensar que todo ésto podría haber sido más grave... estás un poco confusa, no estás parapléjica o peor... tenés que pensar en que estás.

- Te amo... a vos y a tu positivismo.- deja un beso corto en sus labios.

- Volví... ah, hola Peter. - Emilia entró con un montón de carpetas en las manos.- ¿Cómo estás, corazón?- dejó un beso en la mejilla de los dos.

- Bien.

- Estuve hablando con tus padres mientras venía para acá.

- ¿Les dijiste?

- Y si, no podía no avisarles. Estaban... claramente, muy asustados, sobre todo tu padre. Dijeron que van a ver la forma de venir a visitarte.

- ¿Cómo?

- Si. No ahora, claramente no pueden dejar todo y venirse pero... ya están planeando venir a visitarte en un tiempito. Y tu madre me pidió que trajera la computadora y le hicieras una video llamada, dice que quiere comprobar con sus propios ojos que estás bien.- le mostró el estuche con la computadora.

- Tengo que estar internada para que se preocupen...

- Sabés que no es así. Es muy difícil hablar con vos sabiendo que estás lejos, con toda la situación que hay allá.- le recordó.

- Pasáme la compu.- solicita y ella la apoyó en la mesita, después de que Pedro sacó la bandeja.- No, quedáte.- mira a Peter.- Quiero que te conozcan.

- ¿Por chat, te parece la mejor forma?

- Va a ser solo mi madre. Mi padre de seguro está trabajando.- señaló.

- Okay.- suspiró y se volvió a sentar. Se conectó y enseguida le llegó la solicitud de video llamada de su madre.

- Hola, mamá.

- Ay hijita, miráte, estás toda lastimada... ¿Cómo estás, cómo te sentís, estás bien?

- Si, estoy bien, mamá. No te preocupes, fue... fue solo el susto, voy a estar bien.

- No, no fue solo el susto. Tu tía me dijo ¿Fracturas, fisuras, derrames? ¿Vos sabés lo grave de todo eso? Evidentemente no estás bien allá.

- Estoy mejor que nunca.- miró a Peter, atribuyéndole dicha acción.- Lo que me pasó fue un accidente, me caí desde alto ensayando, nada más. Estoy en perfectas condiciones, en un mes voy a volver a bailar y todo va a continuar.

- No sé, Lali. Con tu padre estuvimos considerando la idea de que vuelvas para acá... vos no necesitas ese trabajo.

- ¿Qué? Mamá, no, no me pienso ir.- avisa.

- Lali, no seas terca. Sabés que tenés que pensar en tu bien, no en lo que querés.

- Estoy pensando en mi bien. No me puedo ir de acá, si me sacás de acá te juro que me muero. Acá está todo lo que quiero... Él es Pedro, mamá. Es mi novio.- entrelaza los dedos con la mano de tú Pitt.

- ¿Novio? ¿Cómo novio? ¿Cómo no me contaste, hace cuánto?

- Y... ya estamos yendo para los tres meses. - sonríe.

- ¿Tres meses? Hace tres meses estás allá Lali ¿Te pusiste de novia con él en cuanto llegaste? ¿Es uno de tus amigos de los que conocías de antes, o ni lo conocés?

- Si lo conozco, pero no de antes. Calmáte mamá, acá está todo perfecto. No necesito nada, nada más que estar acá.

- Si, eso lo vamos a ver. Tu padre va a terminar la próxima obra y vamos a ir para allá, lo antes posible. Vamos a comprobar nosotros mismos si estás bien, y sino, vas a venir para acá.

- Eso depende... ¿Cuando termina la próxima obra?

- Calcula que si apura a la constructora, en un mes o menos.

- Okay. Si es en un mes, va a estar difícil que me saques de acá porque voy a tener 18 años.- y Pedro la miró sorprendido. Hasta el momento, no sabía de su fecha de cumpleaños.

- Ah, bueno. Se te subieron los humos en la cabeza. Me voy, tengo que hacer unos trámites. Que te mejores, hija.

- Gracias, mamá. Mandále saludos a papá y decíle que estoy bien, me dijo Emi que estaba preocupado.

- Como siempre.- revoleó los ojos.- Chau, hablamos luego.- se desconectó.

- Uf, listo. No fue tan grave.- cierra la computadora y se la devuelve a Emilia, ella se rió. Se había traído mucho trabajo y lo desarrollaba sentada en el sillón.

- Es un poco...

- ¿Densa? Sí.- mira a Peter.

- Iba a decir sobre preocupada.- se rió.- ¿Cómo estás?

- Con un poco de sueño ¿Puedo dormir?

- ¿Me estás preguntando si podés dormir? Claro que podés dormir.- se rió.

- Vení, acomodáte al lado mío.- solicita y él se recostó.- Cantáme.

- ¿Qué?- miró a Emilia con las mejillas encendidas.

- Que me cantes...- se acurrucó en su pecho.

Estoy enamorado,

Estoy contando todo,

Y no me estoy preocupando por lo que dirán,

Amar no es pecado,

Y si estuviera errado,

Que se dañe el mundo,

Solo te quiero a tí.

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