miércoles, 28 de marzo de 2012

CAPITULO 11.



Salió del aula después de la última hora. Ella estaba sentada en el pasillo.

- ¡Ey, Peter! - lo para deteniéndolo con una mano.- ¿Me podés explicar qué te pasa?
- ¿A mí? Nada...
- ¿Ah, no te pasa nada? Nada más me besaste bajo la lluvia y me dejaste de hablar. No tenés derecho a besarme y desaparecer así.
- Lali yo no...
- No, ahora me escuchas. No soy tan ilusa como para pensar que ahora somos algo, pero por lo menos aprendé a disimular, porque cada vez que llegué a donde estabas, te fuiste. Si tenés algún problema conmigo o es tu estilo con las chicas, decímelo.
- No tengo ningún problema con vos.- explicó, caminando a la salida.
- Mejor. ¿Por qué no me hablas?
- Porque...- suspiró.- Me ilusiono muy rápido con las personas, Lali. Y el beso bajo la lluvia me gustó... vos me gustas. Y creo que somos muy diferentes como para que haya algo.
- ¿Diferentes? ¿Diferentes cómo? Yo creí que hasta éramos parecidos...
- Lali, yo soy el tipo más tranquilo del mundo, y vos sos hiperactiva.- se rió.
- Okay, entonces el problema es que yo bailo ¿No? Mi trabajo.
- No tiene que ver solo con vos... es conmigo, también. Vos le tenés ganas a Gastón y pasas ocho horas al día con él, todos los días...
- Todo lo que estás diciendo tiene que ver conmigo, no con vos. ¿Qué es lo que te hace tan distinto a mí?
- No te lo puedo decir, Lali.- llegaron a la puerta.
- Okay, entonces quedamos así.- asiente y saca el celular del bolsillo.
- ¿Querés que te lleve a algún lado? Tengo un auto que me prestaron.
- No, gracias.
- Dale Lali, no quiero que te enojes conmigo...
- ¿¡Me estás jodiendo, Peter?! Estuviste una semana sin hablarme y cuando lo hacés ¿Me decís ésto? Me echas la culpa a mí de todo y no me decís cual es tu culpa...
- Te juro que no te puedo decir, Lali. Es mejor así.
- Okay, si es mejor así, dejáme llamar un remis y me voy tranquila.
- ¿Vas a gastar en un remis? Dale, te llevo.- pasó el brazo por su cintura y la guió.
- No... ¡Soltáme!- se queja.- No quiero que me lleves, dejáme sola.
- Te llevo y después te dejo sola.- abrió la puerta del auto azul.

Se sienta de brazos cruzados, él se ríe al verla.

- ¿Cómo sabés en donde ensayo? - consulta al llegar.
- El otro día pasé por acá y te vi llegar.
- Ah. Gracias por traerme.- sale del auto.
- Lali...- se gira y él había bajado.
- ¿Qué? - llegó hasta ella y deja un beso en su boca, uno dulce, suave, lindo.
- Que te vaya bien en tu ensayo, y que Gastón no te manosee mucho.- dejó un beso corto y volvió al auto.

- Hola Lali.
- Hola, Gas.- suelta el bolso y busca el celular.
- Si querés saludáme, eh...- lo mira y tenía la mejilla esperando un beso.
- Perdón.- lo saluda.- Es que estoy preocupada por algo y quiero arreglarlo antes de que llegue el primer coach.- porque tenían uno cada dos horas.
- ¿Te puedo ayudar en algo?
- No, no te preocupes.

No soy un muñequito para que me beses cuando quieras. Para: Peter.

- Buen día...
- Hola...- le sonrieron los dos, ella elongaba las piernas con el celular entre manos.

Ya sé, no lo pensé tampoco. A que hora salís de tu ensayo? De: Peter.

A las 10, 10 y 30 como mucho. Para: Peter.

Hablamos a esa hora, entonces. Un beso. De: Peter.

- ¿Empezamos?- sonrió el hombre, y los dos asintieron.

..............

- ¿Y el truco ese? ¡Genial!
- Si. La verdad no sabía que los coreógrafos podían ser tan creativos.
- Bueno, llegamos, Lali.- sonrió frenando el auto.
- Gracias por traerme, como siempre. - deja un beso en su mejilla.
- De nada. Y te dije que también te puedo ir a buscar a tu colegio, pero al parecer no te gusta la idea. Vos y yo nos debemos una charla ¿No?
- No. Gastón, yo te dejé las cosas bien claras y creo que no hay nada más para hablar, solo te pido respetar el ambiente de trabajo.
- Bueno. Por eso, no me estoy sintiendo cómodo.
- No sé, Gas. Mejor mañana ¿Si? Que tengo más tiempo libre porque es viernes, hoy tengo muchas cosas para hacer.
- Dale, me gusta más esa respuesta.- sonrió.- Hasta mañana.
- Cuidate.

Baja del auto y sube los escalones buscando las llaves en el bolso.

- Hola.- una voz le habló muy de cerca.
- Ay, la re con...- levanta la cabeza y Peter la miraba, apoyado contra la baranda, de cejas fruncidas y brazos cruzados.- Pitt, me asustaste la re puta madre... ¿Qué hacés acá?
- Te dije que íbamos a hablar ¿No?
- Si, pero pensé que me ibas a llamar... ¿Desde que hora estás acá?
- Diez y cuarto, toqué el timbre y no atendió nadie.
- Estás hace media hora acá Pitt ¿Estás loco? - suspira.- ¿Querés que entremos?
- Prefiero que hablemos acá ¿Puede ser?- se sentó en el primer escalón.
- Bueno...- suelta el bolso y se sienta a su lado.
- Em... bueno. Me gustas, eso ya te lo dije ¿No?- asiente.- O sea, me pareces una re buena mina y todo, pero...
- Y ahí se arruina todo lo anterior que dijiste.
- No digo que tengamos un noviazgo, ni nada por el estilo... Pero relacionarnos, como quiero que nos relacionemos, es muy complicado.
- ¿Por?
- Porque vos no estás en todo el día, Lali. Te veo solo en el colegio, y no quiero que estemos ahí. Después llegas a tu casa a las once ¿Cuándo se supone que nos vamos a ver?
- No sé, Pitt. Pero cuando dos personas se gustan, se encuentra el tiempo, y se aprovecha. Vos también me gustas... mucho.
- ¿Y Gastón?
- Y Gastón...- supira.- Estás pesado con el tema Gastón así que te lo aclaro. Gastón es mi compañero de trabajo, nada más.
- ¿Y cómo te puedo creer yo eso?
- No sé, creéme y punto. Además si vamos a tener una relación “no-noviazgo” me parece que no sos quien, ni yo soy quien, para andar impidiéndole al otro estar con alguien más. Eso no quiere decir que vaya a estar con Gas porque no es mi plan.
- Podríamos... probar algo, pero... que no se entere nadie...
- ¿Por?
- Sabés como son los chicos, etiquetan mucho y no quiero que etiqueten mal.
- Okay... - asiente.
- Vas a ir a la fiesta el sábado ¿No? Esa va a ser una buena oportunidad de estar juntos.
- Si, dale.- vuelve a asentir.- Va a ser mejor que entre Pitt, tengo muchas cosas que hacer y estoy cansada.
- Okay.- él se para y la ayuda a pararse, como todo un caballero.
- Hasta mañana ¿Te paso a buscar?
- Si, dale. Yo le aviso a Rochi que no venga.
- Dale.- sonrió. Junta el bolso del suelo y al levantarse otra vez tenía su boca pegada a la de él.

Los besos de Pedro eran de esos extraños, difíciles de encontrar. No eran besos ansiosos, de esos que esperan algo, sino tranquilos. No eran nerviosos, más bien suaves, no de los que te dejaban sin aire. Eran tiernos, y cada uno dejaba espacio para el siguiente, y luego el siguiente.

Un carraspido se escuchó y los dos se separaron.

- Hola, tía.- se ríe nerviosa.
- Hola, chicos.- la rubia tenía dos bolsas en la mano.- Traje la comida y está caliente ¿Por que no entras?- solicitó.
- Si, eh... dame un minuto que ya entro, llama al ascensor.
- No tardes.- entró y les dio la espalda al tocar el ascensor.
- ¿Me parece a mí o es un poco cuida tu tía?
- No, nada que ver.- se ríe.- Se hace la mala, nada más, pero cuando la conozcas te vas a dar cuenta de que es una re buena persona.
- Tenés que entrar ¿No?- recuerda.
- Si...
- Nos vemos mañana.- sonrió y dejó otro beso dulce entre sus labios.- Que descanses.- dejó otro más y bajó las escaleras a saltos.
- Vos también.- le sonríe. Ella no lo ve, pero él se muerde el labio y la mira con una sonrisa mientras entra. Porque esa chica morocha no le puede poder un poquito más.  

lunes, 26 de marzo de 2012

CAPITULO 10.



- ¡Piiiiiiitt!- sintieron la voz al otro lado de la calle y enfrente había un parque enorme. Habían entrado en un barrio privado, y en la plaza habían muchos chicos, de los cuales conocía a la mayoría.

Mientras se acercaba, después de cruzar la calle, divisa más claramente a las seis personas, sentadas sobre una gran manta a cuadros, con una bandeja en el medio, una guitarra a un costado y el mate en manos de Candela.

- Lali ¿Qué hacés acá?- Eugenia la miró sorprendida cuando se sienta a lo indio al lado de Peter.
- Yo la invité.- sonrió Pitt, orgulloso.
- ¿Pasa algo de que haya venido?- consulta.
- No, obvio que no. Solo que no te esperábamos...- sonrió Rocío.- Ellos son María y Benja, son mellizos y van al cole, no sé si los viste.
- No, no presté mucha atención. Un gusto, soy Mariana pero me dicen Lali.
- Igual.- sonrieron los dos.
- Agustín y Vico habían ido a comprar facturas, estaban por volver así que se van a volver locos...- sonrió Euge.
- Si, eso espero, ni siquiera se aparecieron por el colegio ésta semana...
- La vagancia en persona...
- ¿Hablaban de mí? - Agustín y Victorio se sentaron con una bolsa entre manos, despistadamente.
- Si, su amiga nos estaba contando de lo vago que eran y complementábamos la opinión diciendo que lo siguen siendo.- sonrió Meri.
- ¡Na, jodéme! ¡Volviste petiza!- Agustín atravesó la manta arrodillado, llegó hasta ella y la abrazó.
- ¿Vos me estás jodiendo, Agustín? ¡Te mandé como mil mensajes avisándote de que volvi!
- Lo tengo sin batería petisa, estoy desconectado de la sociedad.
- ¿Cómo estás loca?- Victorio la levanta y la gira por los aires.
- ¡Ay para Vico! Jajaajaja pará, basta, me vas a hacer arrojar todo. - se ríe y él la baja.
- Yo si tengo batería, y a mí nunca me llegó ningún tipo de mensaje avisando que volviste. Sino sabés que sería el primero en estar ahí.
- Pero el primero fui yo.- se enorgulleció Poli, que tenía un pan con grasa y el mate entre manos.
- Y no me avisaste nada, cara rota.- le dejó un golpe pequeño en la nuca antes de sentarse y sincharla a ella de la mano para que se sentara a su lado.
- Es que supuse que alguien te iba a avisar... pero parece que no fue tan relevante el hecho de que volviera después de tres años ¿No? - lo mete al pasar. - Ayer no me avisaste que no pasabas por casa, Ro.
- Si, es que me quedé a dormir en la casa de Cande, y nos dormimos, para cuando me desperté me pareció que ya debías de estar en el cole hace horas.
- Ah... ¿Vos también te quedaste Euge?
- No. Yo me dormí a secas, en mi camita.- Eugenia + Cama = Un solo corazón.
- Chicos ¿Ustedes piensan arrancar el año así? ¿Ustedes con una semana de faltas?
- Bueeno, las reponemos y no faltamos a fin de año.
- Si, los quiero ver. Mientras yo esté durmiendo, empezando mis vacaciones una semana antes porque voy a faltar como siempre, ustedes van a estar yendo a clase.
- Ah, pero volviste más filosa que cuando te fuiste, eh... - se rió Agustín.
- Bueno, basta, estoy muy cansada de hablar, charlen ustedes mientras yo descanso.- se tira hacia atrás, apoyando la cabeza en las rodillas de Vico.
- Volviste menos fiestera también, eh... Aunque siempre fuiste la menos fiestera del grupo.
- La más cuidadosa del grupo.
- Ah, si. La invité a la fiesta del sábado que viene, también.- sonrió el que, se enteró, se llamaba Pedro en realidad.
- Bueno, la estás invitando a muchos lados vos ¿Qué anda pasando?- Eugenia lo miró con picardía.
- Y nada, como tiene unas amigas que no le dan ni bola, yo la invito para que se sienta bienvenida ¿viste?
- Ay... ¿Te sentiste muy sola? - Eugenia estiró su mano hasta acercarla a la suya.
- Si, un poco... nada grave.- negó.
- ¿Nada grave? Si no llegaba yo se tiraba por la terraza del colegio, más o menos.- se rió Peter. Le pasaron el mate pero lo siguió hacia Rocío, sentada a su lado.
- Ah bue, ah bue, ah bue ¿Me vas a cobrar toda tu vida el hecho de haberme acompañado por un día?
- Sh... estoy intentando hacerlas sentir mal.- le habló bajito, pero obviamente todos escucharon.
- Ah... Ah, bueno, dale, dale nomás.- los dos se rieron.
- Y ahí viene la parte en la que nos confiesan que están perdidamente enamorados el uno del otro, se acercan en cámara lenta, desaparecemos todos de cuadro, las hojas secas se levantan en el aire y se besan ¿No?- que imaginativa que podía ser la flaca Candela.
- Si, claro.- se ríe.
- No, aparte parece que Lali ya tiene un candidato al final de película, eh...- lo mira de ojos grandes, apreta los dientes rogando que se callara y él se ríe.
- ¿Y eso?
- Nada, pavadas que inventa.
- ¿Ah, si? No sonó muy a pavada.- y Rocío conocía a su amigo para saber cuando inventaba y cuando no.
- Nada, presenció media discusión con mi compañero de trabajo y cree que puede enjuiciarme.- le sacó la lengua y él se rió.
- ¿Tu compañero de trabajo? ¿El bailarín?
- ¿Bailarín?- María te miró sorprendida.
- Soy asistente coreográfica general.- y se sentía mucho mejor de llamarse así.
- Hasta hace dos días eras “bailarina de prueba” - se rió Euge.
- Bueno, pero ahora encontré un nombre más técnico. Nada, hubo un... algo así como un roce con él y nada, después no sé que le pasó que se puso re loco porque le dije que no me tenía que llevar porque iba para el otro lado.
- ¡Jodéme que se puso celoso! - Candela tenía la bombilla entre sus labios delgados (como el resto de su figura) y parecía presenciar todo como una película.
- El caso es que no puede ponerse celoso porque lo conozco hace cuatro días y lo único que hubo fue un beso... o bueno, dos.
- ¿Coreográficos o Reales?- levantó las cejas Victorio con recelo.
- Co... - todos la miran.- Bueno si, fueron besos reales, que quieren que les diga...
- ¿Y se puso celoso el flaco ese? ¿Le dijiste que venías para acá?- cuestionó Agustín.
- No, le dije que no iba para mi casa, tampoco le voy a contar lo que hago y dejo de hacer en mi vida.
- ¡Esa!- Euge levantó su mano y la chocó con la suya, era la mujer que tenía más cerca después de María. Benjamín la miró y ella se sonrojó completamente.
- ¿Perdón? ¿Me perdí de algo?- se vuelve a sentar con la espalda recta, habían demasiadas cosas interesantes como para poder descansar.
- ¿Eh?- la miró ella.
- La mirada de rubios ¿Por algo en particular?
- Otro que roce... - Pablo metió un comentario entre tosidos falsos y Mariana ríe. Siempre ríe.
- ¿Estuvieron barra están juntos? - los mira, primero al que no conocía y luego a su amiga de años.
- No pasó nada.- los dos al mismo tiempo, con voz rápida y alta.
- Ah bue, ese no pasó nada me sonó a “pasó todo” - se ríe, y algunos más la acompañan.
- Desliz en un boliche con mucho alcohol de por medio. Los chupones los vimos todos, menos ellos que no se acuerdan.- explicó Meri.
- Ah, pero entonces no vale si estaban en pedo.
- ¡Esa!- Benjamín chocó su mano.
- ¡Ay por dios! ¡Se tienen las re – ganas! Para mí que se acuerdan y se hacen los boludos, si se sonrojan todos cuando se habla del tema.
- No te olvides de las fotos, Cande.- se rió Agustín cuando le pasó el mate.
- ¿Ay fotos? ¡Ay yo las quiero ver!- habla con la boca un poco llena, una factura de dulce de leche que Vico le había pasado.
- En éste momento estoy tan feliz de que hayas vuelto...- ironizó la rubia de pelo corto.
- ¡Mala! - todos se rieron.

Y la tarde continuó así; entre risas, anécdotas sobre algún boliche o salida, algún relato de Inglaterra.
El cielo empezó a nublarse como a las ocho y media, así que prefirieron levantar las cosas e irse antes de que empezara a llover.
Victorio se fue a dejar a Cande – la que vivía más lejos – y Meri que era su vecina, junto a Rochi, Pablo y Agus; Eugenia, Peter y Mariana viajaron con Benjamín en dirección a tu hogar.

Y empezó a llover torrencial.
Y el auto dejó de funcionar a dos cuadras del edificio.

- ¡Mi3rda!- se quejó Benja y golpeó el volante con las dos manos.
- ¿Otra vez la batería? No seas amarrete y lleva el auto al taller, querés..- se quejó Peter.
- ¿Lo empujamos a lo de Lali y llamamos para que nos den energía?
- ¡Yo no pienso bajarme!- Euge se cruzó de brazos, Benja bufó.
- Dejá, Benja. Yo acompaño a Lali a la casa así no se queda acá al pedo. Llamá que yo ya vengo. ¿Vamos La?- consultó y la morocha asiente. No dice nada, pero le encanta que le diga La.


Bajaron del auto y corrieron las dos cuadras al edificio. Llegaron bastante más secos de lo esperado.

- ¿Querés pasar?- lo mira cuando se quedó en la puerta.
- No te diste cuenta ¿No?- se rió.
- ¿De qué?
- Lo hice para dejarlos a solas..
- Ah.- se ríe.- que buen amigo sos, mojarte para ayudar a Benja...- Suelta el bolso y las llaves en el suelo, y se sienta a su lado bajo el techado.
- En realidad, lo hago más que nada por Euge. Le gusta posta pero se pone muy nerviosa y no sabe que hacer...
- Te llevas muy bien con las mujeres...
- Al estar solo con mamá aprendí que es lo que una mujer necesita, como tiene que ser tratada.
- ¿Y no tenés novia, dijiste?
- No. - se rió, miró la lluvia.- ¿Por qué las mujeres se vuelven locas por un beso bajo la lluvia?- y te mira.
- No sé, nunca me besaron bajo la lluvia.
- Lali...
- ¿Qué?
- Tu compañero... Gastón ¿te interesa?
- ¿Cómo hombre, decís? - él asintió.- Hasta ayer, si. Hoy no quedamos en la mejor situación, así que hoy, no. ¿Por qué? - él se paró y estiró la mano.
- ¿Qué hacés?- se levanta, él la sincha despacio hasta bajo el agua.- ¡Estás loco!- se encoge por el frío.
- Hay que aprovechar hoy... Quiero saber que tiene de especial un beso bajo la lluvia.- sonrió y con mucha suavidad, juntó sus labios con los de ella.


Una descarga eléctrica bajo y volvió a subir, desde su pecho hasta los pies unas cuantas veces. Sus manos fueron a los hombros de él, las suyas estaban en las suaves de ella.
Sentía paz, infinita, y una explosión en el estómago, algo que la quería hacer reír, pero, la situación era linda como para arruinarla así.

- ¿Y? ¿Qué se siente ser besada bajo la lluvia?- se separó después de unos minutos y sonrió.


- ¡Lali! ¿Qué te pasó?- apoya su cuerpo empapado en la puerta, después de cerrarla.
- Ser besada bajo la lluvia es la cosa más increíble que me pudo pasar.- se muerde el labio y sonríe.
- ¿Me estás jodiendo? ¡Te vas a agarrar una neumonía!
- Sonaste como mi madre, Emilia.
- ¿No tiene veinticinco años? ¡Un poco más de responsabilidad, ché!
- Eh... si...
- ¿Y ese tono de voz dubitativo?
- Eh... en realidad no fue Gastón el que me besó bajo la lluvia.
- ¿Cómo?- la miró sorprendida.- ¿Quién fue?
- Pedro, un compañero del colegio...- entra en el cuarto sacándose la ropa.
- Mira mi sobri... saliste ganadora, eh... ¡Pero no importa! Sabés que si te enfermás y tenés problemas respiratorios te puede traer muchos problemas con el baile.
- Tenés que pedirle a alguien que te bese bajo la lluvia, tía. A Nicolás.
- ¿Estás loca? Es mi jefe, y está casado.
- ¿Ah, enserio? Bueno, conseguí a alguien que te bese.
- ¡Desubicada!
- ¡Te amo! 

viernes, 23 de marzo de 2012

CAPITULO 9.


8.30
- ¡Buen día! - Mariana se tira en el sillón.
- ¿Cómo puede ser que estés de tan buen humor a ésta hora?- se rió. Tenía un pote de yogurt en las manos, y Lali prepara uno igual, pero con cereales multifruta dentro.
- ¿Por que la vida es linda? ¿Por que la semana que viene ya empiezo con los ensayos de baile y la otra con los de canto? ¿Por que hoy salgo a las tres y tengo toooda la tarde libre? ¿Por que no tengo tarea, ya que las terminé todas ayer? ¿Por que...?
- Okay, okay, entendí.- se rió.- ¿Te levantaste verborrágica?
- De buen humor me levanté ¿Y sabés qué? Tengo ganas de comer facturas y como tengo tiempo de sobra voy a ir a la panadería a comprar las más ricas que vea.
- ¿Te sentís bien Lali?
- ¡Estoy de buen humor!- se rie mientras sale de la casa. Baja las escaleras al trote para empezar el día con más ejercicio.

Avanza las cuadras hasta la panadería. Entra y se queda en la fila esperando a que la atendieran, mientras de reojo visualizaba todas las facturas y elegía las que se veían más apetitosas.

- ¿Lali? Hola.- le habló una voz a tus espaldas y al girar se encuentra con la cara de Peter.
- Hola, Peter.- le da una sonrisa y deja un beso en su mejilla, se corre un poco para darle un espacio a su lado lado.- ¿Qué hacés tan temprano levantado?
- Tengo unas cosas que hacer.- asintió convencido, como si realmente aquéllo fuera una respuesta.- ¿Vos?
- Tengo gimnasio.
- ¿A ésta hora?
- A las diez tengo que estar allá.
- Ajám ¿Y a qué hora salís?
- A las tres ¿Por qué?
- Nos vamos a juntar todos en un parque que hay cerca de lo de Candela, pensé que a lo mejor querías ir.
- ¿Quiénes se juntan?
- Euge, Rochi, María que no sé si la conocés... Victorio, Pablo, Agustín y Benja.
- Ah, las chicas no me dijeron nada.
- ¿Siguen sin hablar?
- No se dignaron a llamarme, yo no tengo tiempo.
- A lo mejor ellas saben que no tenés tiempo y prefieren molestarme.
- Si, no sé...
- ¿Qué te sirvo?
- Una docena de facturas con dulce de leche.
- ¿Cuantos viven en tu casa?
- Solo dos, pero tengo mucha hambre y me gustan mucho las facturas con dulce de leche.- explica.
- Ah.- se rió.- ¿Por qué no venís? Así van a poder charlar tranquilas.
- ¿A qué hora se juntan?
- A las tres.
- Yo recién voy a estar saliendo... no sé si voy a llegar.
- ¿A qué gimnasio vas?
- Al Prestige ¿Sabés cual es?
- Si, queda de pasada a la casa de Cande, si querés te paso a buscar y vamos juntos.
- ¿Enserio harías eso por mí?
- Obvio.- sonrió.
- Okay, entonces pasa por ahí. - le sonríe. Paga la cuenta.- Nos vemos, Peter.- deja un beso su mejilla y vuelve a casa con el mismo buen humor.

9.50
Gastón pasa a buscarla. Sale a la puerta y él la esperaba fuera del auto; le sonrió y fue nerviosismos por parte de ambos al no saber como saludarse. Ella toma la iniciativa por primera vez y deja un beso en la comisura de su boca, él la movió un poco y dejó un beso en sus labios.
Se dieron una sonrisa y subieron al auto. El viaje transitó en silencio, hasta que se sorprendieron al llegar, por una serie de cámaras.

- ¿Qué está pasando?- consulta a Jimena al entrar.
- Vinieron a hacer unas tomas y entrevistar a los chicos sobre su preparación para el certamen.
- ¿Nosotros tenemos que estar acá?
- Y digo, son parte del certamen...
- Mi contrato no dice nada de exposición pública.- recuerda.
- No es obligación... Pero si vas a evitar la exposición te perdés como una hora de training.
- Okay, me pongo en un rinconcito...- se sostiene el pelo en una cola y se pone en una corredora contra la esquina.

La hora se transformó en tres; las cámaras seguían a uno por uno, le hicieron preguntas en vivo a la mayoría, incluso a Gastón que se presentó como “Ayudante coreográfico general” nombre bastante más formal que “bailarina de prueba”.
En el corte de los móviles el periodista se acercó.

- ¿Y vos? ¿No vas a dejar de hacer ejercicio?
- Estoy en un gimnasio, para algo vine ¿No?
- ¿Cuál es tu rol en todo ésto?
- Soy ayudante coreográfica, igual que Gastón.- no dejaba de hacer abdominales, uno atrás del otro, contaba el 309.
- Ah... ¿No querés un móvil?
- No, la verdad que no... No me gusta la televisión.
- ¿Y qué hacés acá?- se rió.
- Soy el tras bambalinas del show.


- Bueno ¿Vamos?- salió Gastón.
- No, me pasan a buscar. Mirá que resultaste cholulo con las cámaras, eh...
- ¿Te molesta?
- Es tu cara la que aparece, no la mía ¿Por qué me molestaría?
- ¿Por qué te viene a buscar alguien? ¿Te sentís incómoda por lo de ayer?
- No, nada que ver... ¿Hola?
- Lali, soy Peter. Estoy a unos minutos, hay mucha gente en la calle.
- No te preocupes, te estoy esperando.
- Dale, nos vemos.
- ¿En qué estábamos?
- En que estabas incómoda por lo de ayer y por eso le pediste a alguien que te venga a buscar.
- Nada que ver, yo no dije eso.- niega.
- ¿Quién te viene a buscar?
- ¿Importa?
- Si te lo pregunta es porque me importa. - obvió.
- No me gusta el tono en el que me estás hablando, Gastón, y quiero dejar las cosas claras.- se para mejor ya que hasta el momento había estado apoyada en la baranda de la escalera.- Que nos hayamos besado ayer, no sé que significó para vos, pero para mí no significa que puedas hacerme algún tipo de planteo sobre con quien estoy. Nos conocemos hace cuatro días pero por lo que sé de vos, parece que tenemos muy pocas cosas en común. Trabajamos en el mismo lugar y no quiero dramas ¿Okay? Quiero poder trabajar tranquila, y no me parece que vaya a pasar con nosotros en ésta situación.
- Lali, hola...- momento justo. Peter llegó con una sonrisa y a pie.
- Hola Peter ¿Vamos?- le devuelve la sonrisa y empieza a bajar los escalones.
- ¿No me vas a dejar hablar a mí, ahora?- la voz de Gastón hizo eco. Ella se gira apenas unos grados.
- No tengo tiempo ahora, Gastón.

Baja los escalones y empieza a caminar junto a Peter.

- ¿Algún problema?- miró hacia atrás y luego a ella.
- Nada grave.
- ¿Tu novio?
- ¿Qué? No nada que ver.- se ríe.- Es mi compañero de baile.
- ¿Qué, no es lo mismo?- se rió.- La mayoría de los que bailan juntos, terminan juntos.
- No es mi caso.- suspira.- ¿A cuánto estamos de donde sea que vamos?
- Como a siete cuadras... No te preocupes, a la vuelta nos trae Benja en el auto. Es el único que tiene dieciocho y puede manejar.
- ¿Desde cuando hay tanta corrección en el grupo? Victorio manejaba auto desde antes que me fuera a Inglaterra... ¿Vos no tenés auto?
- No. Lo voy a usar cuando lo necesite, ahora tengo todo cerca, el colegio, la casa de mis amigos, todo.
- Vos me debes una charla ¿No?
- ¿Qué?
- El otro día te conté mucho de mí y vos nada de vos...
- ¿Qué querés saber?
- No sé, algo. ¿Con quién vivís?
- Con mi mamá.
- ¿Tu viejo?
- Se divorciaron hace tres años y se fue a vivir lejos.
- Ah... - asiente.
- Dale, largá lo que sea que quieras preguntarme.
- ¿Qué?- se ríe.
- Las mujeres hacen una cara muy graciosa cuando quieren preguntar algo y no se animan.
- Me animo sí...- ¡se vuelve a reír.- No te lo quería preguntar porque no tiene relevancia, pero ya que vos también preguntaste... ¿Novia?
- No, por ahora no.- negó.
- ¿Por ahora?
- Uno nunca sabe.
- Dale, contáme algo más.
- Bueno. Vivía en Córdoba, pero me tuve que mudar hace tres años y...
- ¿Cuál es tu pasión?- interrumpe. Que desubicada.
- ¿Qué?
- Es una pregunta que le hago a todas las personas que conozco. ¿Qué es lo que te apasiona?
- Em... la música.
- ¿Si?- le sonríe y el asiente.- Me gusta tu pasión.
- También me gustan los deportes, pero no practico mucho, salvo partidos con los chicos. Me gustan mucho los desafíos.
- ¿Desafíos?
- La vida ésta llena de retos y me gusta sortearlos de la forma más ingeniosa posible. Me pone orgulloso.
- ¿Pasaste todos los desafíos de tu vida?
- No, todavía me quedan algunos... los tengo anotados.- se rió.- Pero todavía tengo mucho tiempo para auto-desafiarme.
- Me gusta esa forma de ver el mundo... aunque en realidad yo no me tomo nada como desafío, sino como que todo es sencillo y fácil de conseguir... se hace mucho más accesible.
- O sea que, pensas que es fácil... ¿Y lo conseguís?
- La mayoría de las veces... pero sé que para todos no es igual, yo tuve la suerte de nacer con privilegios y no los perdí nunca.
- Ah ¿Tenés consciencia social también?
- Por supuesto, sé que hay mucha gente que no tiene nada, no soy ciega...
- ¿Y una enfermedad?
- ¿Qué?
- Vos decís que pensas en que todo es sencillo y accesible ¿Y si tenés una enfermedad?
- Generalmente suelo cuidarme mucho para no enfermarme... pero si me enfermo, me curo con un té y un día de cama, o se me va solo... no me gusta estar en cama.
- ¿Y si es una enfermedad muy grave? ¿Algo incurable o difícil de curar?
- Pará ¿Ese es tu desafío? ¿Estás enfermo grave? - deja de caminar para mirarlo.
- No, nada que ver.- negó.- Me gusta preguntar, para cuestionar y ver que tan seguras están las personas de sus convicciones. Al parecer no tenés respuestas a una enfermedad.- le sonrió, como aniquilando.
- Es que vos mismo me diste la respuesta. Si es incurable ¿Cuál es el problema? No voy a hallar una cura. Si tiene una cura ¿Para qué preocuparme, si la cura va a llegar? Lo que no haría sería quedarme tirada en mi cuarto llorando, en cualquiera de las dos ocasiones, porque si hay algo que no vale la pena, es terminar tu vida, creyendo que no valió la pena... valga la redundancia.
- Parece que tuvieras una respuesta para todo.- sonrió.
- Tengo una cabeza para pensar, así que busco las respuestas, de eso se trata la vida, de disfrutar mientras buscamos las respuestas a nuestras preguntas.
- Qué linda...- se rió.

jueves, 22 de marzo de 2012

CAPITULO 8.



La charla se prolongó por las siguientes dos horas. Lo que menos hacían era comer, porque el caso era que ambos estaban muy interesados en conocer datos y anécdotas sobre el otro.

- Gastón...
- ¿Qué?
- ¿A cuánto estamos del gimnasio?
- Cómo a veinte minutos ¿Por?
- Porque son siete menos cinco.
- Jodéme.- se puso serio.
- ¡Vamos a llegar tarde Gastón! - tse queja. Él rubio levantó la mano y enseguida vinieron, pagó y cruzaron la calle corriendo.

Llegaron al gimnasio y Jimena los esperaba sentada en el suelo.

- Te juro que no fue intencional.- ella se excusa.- Se nos pasó el tiempo, enserio, disculpa.
- Ahora no hay problema, porque van a tener que quedarse más tiempo... pero cuando tengan ensayos, cada minuto es muy valioso. Ténganlo en cuenta, porque es muy importante. Hoy empiezan a entrenar los soñadores, no sé si estuvieron siguiendo los castings por televisión, pero son reconocidos, responsables y exigentes, así que van a tener que estar al ritmo.
- ¿Los soñadores, enserio?
- Si. Ah, y van a tener que venir cinco horas mañana, a menos que quieran venir dos mañana y tres el domingo.
- ¿Cinco horas?- la molestia de Gastón se hizo notar.
- Si ¿Algún problema?
- No, Gastón no tiene ningún problema ¿Por qué no empezamos? Para no gastar más tiempo ¿O tenemos que esperar a los otros chicos?
- No, no hay que esperarlos, vienen en media hora. Empiecen a calentar, a ver si le sacan ventaja.

A la media hora empezó a llegar gente. La mayoría era masculina, y en total, eran 10; el gimnasio constaba de dos pisos, y al segundo se fueron otros diez, con otro personal trainer.
Lali teníaa a Julieta y Judith a sus costados; por parar la oreja se entera de que los dos chicos junto a Gastón se llamaban Facundo y Leandro.
Las cosas se hacían más amenas cuando estaban de a muchos; ver al de al lado trabajar motivaba, pero también desanimaba: Mariana encuentra que su cuerpo no era tan trabajado, ella apenas tenía marcas de los músculos, cuando Judith tenía abdominales marcados.

- Ah... me duele, me duele...- se quejó Gastón.
- Sos flojo, eh...
- ¿Flojo? ¿Vos me estás jodiendo? ¿Vos viste todo lo que nos hizo hacer? Lali, entramos acá a las siete y son las once y media de la noche ¡Cuatro horas y media en el gimnasio!
- Y mañana tenemos cinco.
- ¿Vos estás buscando que pongan un bailarín de prueba remplazo?
- No, estoy buscando hacerte caer en la realidad. Hay que trabajar, Gastón, vos mirále el lomo a todos los soñadores y miranos a nosotros... si queremos llegar a algún lugar, vamos a tener que laburar, no queda otra.
- ¿No te duele nada?
- Todo. Pero pensálo de ésta manera, vos llegas a tu casa y no tenés nada que hacer. Yo tengo una millonada de deberes para la semana que viene.- recuerda.
- ¿Cómo podés con todo?
- Ésto es lo que quiero. Lo elegí yo, nadie me obligó, entonces no tengo derecho a quejarme. - sube al auto y se abrocha el cinturón, después de cerrar la puerta.- Llegó a mi casa, hago todas las tareas, como bien, descanso, y mañana voy a estar como nueva. Quejarme no me sirve de nada.
- Si, esperemos... yo creo que ni como y paso directo a la parte de dormir.
- ¿Estás loco? ¿Cómo no vas a comer? Te vas a levantar re mareado y débil.
- ¿Cómo sabés tanto?
- Me interesa mucho la salud. Siempre dije que voy a estudiar comunicaciones, y talvez después estudie nutricionismo.
- Tenés muchos planes para tu vida...
- Claro ¿Vos no?
- Mi plan es triunfar en la música... pero para eso no hay una facultad ni nada por el estilo.
- Deberías elegir una carrera. No todos llegan al mundo de la música y es bueno tener una segunda opción... - él la miró un segundo antes de doblar – No digo que vos no lo vayas a lograr, no puedo juzgarte porque no te escuché cantar todavía... Pero es muy difícil llegar, Gastón.
- ¿Siempre tenés ese tipo de respuestas?- se rió.
- ¿Qué?
- Esas respuestas tan... que dejan contenta a la gente, pero dicen lo que pensas.
- Yo digo lo que pienso... y no siempre dejo contenta a la gente. Pero prefiero ser honesta a mi misma, y a quién soy.
- Bueno, a mí el solo hecho de que seas así me deja contenta... Me gusta como sos, que pienses así... Me gustas.
- ¿Ah si? - menos mal que ya había salido con los cachetes rojos del gimnasio, si no sería demasiado evidente. Le da una sonrisa tímida.
- Si.- detuvo el auto en la puerta del edificio.- Me gustó mucho pasar el día con vos hoy... me divertí mucho.
- Yo también.- ella sonríe mucho. - ¿Nos vemos mañana, entonces? Tenemos gimnasio a las diez.
- No me hagas acordar que ya me siento mal.- se rió.- Te paso a buscar ¿No?
- Si querés...
- Si, quiero. - sonrió.- Nos vemos mañana.- aumentó su sonrisa. Acerca la cara para dejar un beso en su mejilla, pero él la corrió en el último segundo y entonces chocaron sus labios.

La acción fue principalmente de él; fue un beso con ansiedad, un beso con nervios, pero un beso lindo. Se separaron al minuto, y ella enseguida baja los ojos al fondo del auto.

- Nos vemos mañana.- habla más bajito saliendo del auto. Sube los escalones hasta la puerta del edificio, se gira y él recién estaba reanudando la marcha. Ambos se dieron una sonrisa, y él se marchó.

Entra en el edificio flotando en una nube. Sube a escaleras, tenía algo así como hiperactividad. Llega al tercer piso, la puerta estaba abierta para atrás, y Emilia sentada en el sillón, de espaldas. Cierra la puerta abierta, y ésta hizo un poco de ruido.

- ¡Ay! - Emila se giró y la miró.- Lali, dios mío ¿estás bien? - se levantó y caminó hacia ella.
- En mi mejor momento ¿Por qué?
- ¿Cómo por qué? Son las doce de la noche ¿Desde cuándo se supone que llegas a ésta hora?
- Tuve doble entrenamiento.
- ¿Y por qué no me avisaste? - se quejó, pero más calmada.
- Como siempre llegas muy tarde pensé que ni siquiera te ibas a dar cuenta, no creía que fuera a hacer alguna diferencia.- se encoge de hombros.
- ¿Es un reproche?
- No. Me dejaste muy en claro cuando llegué que no ibas a tener tiempo para estar acá y no me quejo, bastante agradecida estoy de que me dejas estar en tu casa.
- ¿Cómo no te voy a dejar acá? Sos mi única sobrina...- sonrió.
- Me voy al cuarto. Tengo mucha tarea y mañana tengo cinco horas de gimnasio temprano, así que quiero descansar.
- ¿Qué querés comer?
- ¿Algo liviano, puede ser? Ensalada o algo por el estilo.
- Okay, ya te preparo.- sonrió.
- Tía ¿Mamá no llamó, de casualidad?
- No que yo sepa ¿Por qué?
- Nada, por saber. Desde que llegué no hablo con ella.
- Debe de estar tensa la situación allá ¿No?
- Con la comunicación nunca hubo problemas... pero no importa.- sonríe.

Entra en el cuarto, deja el bolso. Revisa todos los cuadernos en busca de cuales tenían tarea, los deja apartados. Saca tres libros de los cuales tenía que sacar información, hace los resumenes en la computadora para mayor agilidad, y los pasa al cuaderno.

- Acá tenés, preciosa...- dejó el plato de ensaladas enfrente.
- Gracias, tía.- le sonríe.
- ¿Te puedo ayudar en algo?- titubeó.
- Te quedaste preocupada porque dije que no estás nunca ¿No?- la mira.
- Cómo me conocés, eh...- pasó una mano por su pelo, despeinándolo.
- Enserio tía, no te preocupes. No tengo ningún tipo de reclamo que hacerte, es más, casi nunca estoy yo tampoco en casa...
- Contáme en que andas.
- ¿Ahora? Estaba haciendo unos deberes de...
- No, no pregunto que haces ahora... pregunto en general.
- Y... hoy tuve entrenamiento con soñadores, y la verdad me decepcioné un poco de mi misma... creí que tenía un buen cuerpo ¿No? Que tenía músculo, todo, pero los vi a ellos y, wow, tienen muchísimo más cuerpo.
- Convengamos que ellos deben de llevar mucho más tiempo que vos trabajando de ésto ¿No? Y además vas a sacar mucho más cuerpo cuando empieces con los ensayos.
- ¿Cómo sabés?
- Por que te das cuenta, como empiezan todos el certamen y como lo terminan, con cuerpo mucho más desarrollado.
- Si, puede ser.- sonríe dejando el lapiz sobre el cuaderno.
- ¿Hay algo más que quieras contarme?- levantó los ojos.
- Gastón... mi compañero de baile... hoy me besó.
- ¡AHH! ¿Cómo que te besó? - Emilia podía ser tan chiquilina cuando quería.
- Si, yo que sé... me invitó a que vayamos a almorzar juntos, pasamos toda la tarde juntos conociéndonos... y cuando me trajo a casa después de entrenar, me besó.
- ¿Y estuvo bueno? ¿Cómo te sentiste? Contame.
- No sé... nerviosa, supongo.
- ¿Nerviosa? ¿Nada más?
- Ay, yo que sé, tía... me agarraste estudiando historia, ya me olvidé.
- Ah, o sea que el beso no significó nada.
- Si, me dejó contenta, yo que sé... subí las escaleras de la euforia.
- Ah, esa respuesta me gustó más.
- Pero...
- Ahí viene la parte mala.
- No sé, por una parte me parece que es muy grande para mi, tiene 25 años.
- ¿¡25 años?! ¡Esa parte nunca me la contaste!
- Me gusta porque es como más decidido ¿No? Más hombre... pero por otra parte puede que a lo mejor él quiera cosas que yo no.
- Y bueno, fijáte Lali, dejá que pase el tiempo. Ahora lo importante es que no te hagas ilusiones, porque un beso no significa lo mismo para todos.- apoyó las manos en sus piernas.- Y mañana vas a ver como reacciona, si hace como que no pasa nada, si demuestra interés... y ya sos bastante grandecita como para darte cuenta de que cosas está buscando o esperando alguien de vos.
- Tenés razón.
- Cométe esa ensalada con churrasco que estás muy flaquita, y termina tus trabajos lo antes posible así descansas. Tenés una vida intensa, Lali.
- La elegí yo. Pero no te preocupes, solo tengo que pasar éstos resúmenes a los cuadernos y listo.
- ¿Eso es un resúmen? ¿Por qué es tan largo?
- Porque ES un tema largo. No te preocupes, es un toque.
- Okay. Cualquier cosa voy a estar en mi cuarto.
- Dale.
- Que descanses.
- Vos también.

Come la cena mientras pasaba las cosas. Termina a las dos y media, acomoda las cosas y se acuesta, muerta de sueño.