miércoles, 28 de marzo de 2012

CAPITULO 11.



Salió del aula después de la última hora. Ella estaba sentada en el pasillo.

- ¡Ey, Peter! - lo para deteniéndolo con una mano.- ¿Me podés explicar qué te pasa?
- ¿A mí? Nada...
- ¿Ah, no te pasa nada? Nada más me besaste bajo la lluvia y me dejaste de hablar. No tenés derecho a besarme y desaparecer así.
- Lali yo no...
- No, ahora me escuchas. No soy tan ilusa como para pensar que ahora somos algo, pero por lo menos aprendé a disimular, porque cada vez que llegué a donde estabas, te fuiste. Si tenés algún problema conmigo o es tu estilo con las chicas, decímelo.
- No tengo ningún problema con vos.- explicó, caminando a la salida.
- Mejor. ¿Por qué no me hablas?
- Porque...- suspiró.- Me ilusiono muy rápido con las personas, Lali. Y el beso bajo la lluvia me gustó... vos me gustas. Y creo que somos muy diferentes como para que haya algo.
- ¿Diferentes? ¿Diferentes cómo? Yo creí que hasta éramos parecidos...
- Lali, yo soy el tipo más tranquilo del mundo, y vos sos hiperactiva.- se rió.
- Okay, entonces el problema es que yo bailo ¿No? Mi trabajo.
- No tiene que ver solo con vos... es conmigo, también. Vos le tenés ganas a Gastón y pasas ocho horas al día con él, todos los días...
- Todo lo que estás diciendo tiene que ver conmigo, no con vos. ¿Qué es lo que te hace tan distinto a mí?
- No te lo puedo decir, Lali.- llegaron a la puerta.
- Okay, entonces quedamos así.- asiente y saca el celular del bolsillo.
- ¿Querés que te lleve a algún lado? Tengo un auto que me prestaron.
- No, gracias.
- Dale Lali, no quiero que te enojes conmigo...
- ¿¡Me estás jodiendo, Peter?! Estuviste una semana sin hablarme y cuando lo hacés ¿Me decís ésto? Me echas la culpa a mí de todo y no me decís cual es tu culpa...
- Te juro que no te puedo decir, Lali. Es mejor así.
- Okay, si es mejor así, dejáme llamar un remis y me voy tranquila.
- ¿Vas a gastar en un remis? Dale, te llevo.- pasó el brazo por su cintura y la guió.
- No... ¡Soltáme!- se queja.- No quiero que me lleves, dejáme sola.
- Te llevo y después te dejo sola.- abrió la puerta del auto azul.

Se sienta de brazos cruzados, él se ríe al verla.

- ¿Cómo sabés en donde ensayo? - consulta al llegar.
- El otro día pasé por acá y te vi llegar.
- Ah. Gracias por traerme.- sale del auto.
- Lali...- se gira y él había bajado.
- ¿Qué? - llegó hasta ella y deja un beso en su boca, uno dulce, suave, lindo.
- Que te vaya bien en tu ensayo, y que Gastón no te manosee mucho.- dejó un beso corto y volvió al auto.

- Hola Lali.
- Hola, Gas.- suelta el bolso y busca el celular.
- Si querés saludáme, eh...- lo mira y tenía la mejilla esperando un beso.
- Perdón.- lo saluda.- Es que estoy preocupada por algo y quiero arreglarlo antes de que llegue el primer coach.- porque tenían uno cada dos horas.
- ¿Te puedo ayudar en algo?
- No, no te preocupes.

No soy un muñequito para que me beses cuando quieras. Para: Peter.

- Buen día...
- Hola...- le sonrieron los dos, ella elongaba las piernas con el celular entre manos.

Ya sé, no lo pensé tampoco. A que hora salís de tu ensayo? De: Peter.

A las 10, 10 y 30 como mucho. Para: Peter.

Hablamos a esa hora, entonces. Un beso. De: Peter.

- ¿Empezamos?- sonrió el hombre, y los dos asintieron.

..............

- ¿Y el truco ese? ¡Genial!
- Si. La verdad no sabía que los coreógrafos podían ser tan creativos.
- Bueno, llegamos, Lali.- sonrió frenando el auto.
- Gracias por traerme, como siempre. - deja un beso en su mejilla.
- De nada. Y te dije que también te puedo ir a buscar a tu colegio, pero al parecer no te gusta la idea. Vos y yo nos debemos una charla ¿No?
- No. Gastón, yo te dejé las cosas bien claras y creo que no hay nada más para hablar, solo te pido respetar el ambiente de trabajo.
- Bueno. Por eso, no me estoy sintiendo cómodo.
- No sé, Gas. Mejor mañana ¿Si? Que tengo más tiempo libre porque es viernes, hoy tengo muchas cosas para hacer.
- Dale, me gusta más esa respuesta.- sonrió.- Hasta mañana.
- Cuidate.

Baja del auto y sube los escalones buscando las llaves en el bolso.

- Hola.- una voz le habló muy de cerca.
- Ay, la re con...- levanta la cabeza y Peter la miraba, apoyado contra la baranda, de cejas fruncidas y brazos cruzados.- Pitt, me asustaste la re puta madre... ¿Qué hacés acá?
- Te dije que íbamos a hablar ¿No?
- Si, pero pensé que me ibas a llamar... ¿Desde que hora estás acá?
- Diez y cuarto, toqué el timbre y no atendió nadie.
- Estás hace media hora acá Pitt ¿Estás loco? - suspira.- ¿Querés que entremos?
- Prefiero que hablemos acá ¿Puede ser?- se sentó en el primer escalón.
- Bueno...- suelta el bolso y se sienta a su lado.
- Em... bueno. Me gustas, eso ya te lo dije ¿No?- asiente.- O sea, me pareces una re buena mina y todo, pero...
- Y ahí se arruina todo lo anterior que dijiste.
- No digo que tengamos un noviazgo, ni nada por el estilo... Pero relacionarnos, como quiero que nos relacionemos, es muy complicado.
- ¿Por?
- Porque vos no estás en todo el día, Lali. Te veo solo en el colegio, y no quiero que estemos ahí. Después llegas a tu casa a las once ¿Cuándo se supone que nos vamos a ver?
- No sé, Pitt. Pero cuando dos personas se gustan, se encuentra el tiempo, y se aprovecha. Vos también me gustas... mucho.
- ¿Y Gastón?
- Y Gastón...- supira.- Estás pesado con el tema Gastón así que te lo aclaro. Gastón es mi compañero de trabajo, nada más.
- ¿Y cómo te puedo creer yo eso?
- No sé, creéme y punto. Además si vamos a tener una relación “no-noviazgo” me parece que no sos quien, ni yo soy quien, para andar impidiéndole al otro estar con alguien más. Eso no quiere decir que vaya a estar con Gas porque no es mi plan.
- Podríamos... probar algo, pero... que no se entere nadie...
- ¿Por?
- Sabés como son los chicos, etiquetan mucho y no quiero que etiqueten mal.
- Okay... - asiente.
- Vas a ir a la fiesta el sábado ¿No? Esa va a ser una buena oportunidad de estar juntos.
- Si, dale.- vuelve a asentir.- Va a ser mejor que entre Pitt, tengo muchas cosas que hacer y estoy cansada.
- Okay.- él se para y la ayuda a pararse, como todo un caballero.
- Hasta mañana ¿Te paso a buscar?
- Si, dale. Yo le aviso a Rochi que no venga.
- Dale.- sonrió. Junta el bolso del suelo y al levantarse otra vez tenía su boca pegada a la de él.

Los besos de Pedro eran de esos extraños, difíciles de encontrar. No eran besos ansiosos, de esos que esperan algo, sino tranquilos. No eran nerviosos, más bien suaves, no de los que te dejaban sin aire. Eran tiernos, y cada uno dejaba espacio para el siguiente, y luego el siguiente.

Un carraspido se escuchó y los dos se separaron.

- Hola, tía.- se ríe nerviosa.
- Hola, chicos.- la rubia tenía dos bolsas en la mano.- Traje la comida y está caliente ¿Por que no entras?- solicitó.
- Si, eh... dame un minuto que ya entro, llama al ascensor.
- No tardes.- entró y les dio la espalda al tocar el ascensor.
- ¿Me parece a mí o es un poco cuida tu tía?
- No, nada que ver.- se ríe.- Se hace la mala, nada más, pero cuando la conozcas te vas a dar cuenta de que es una re buena persona.
- Tenés que entrar ¿No?- recuerda.
- Si...
- Nos vemos mañana.- sonrió y dejó otro beso dulce entre sus labios.- Que descanses.- dejó otro más y bajó las escaleras a saltos.
- Vos también.- le sonríe. Ella no lo ve, pero él se muerde el labio y la mira con una sonrisa mientras entra. Porque esa chica morocha no le puede poder un poquito más.  

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