domingo, 18 de marzo de 2012

CAPITULO 4.


- Hola, Rochi.- le sonríe cuando llegó a la puerta del edificio donde la rubia la esperaba, después de avisar por mensaje que ya había llegado.
- Hola ¿Qué es esa sonrisa?
- ¿Por qué no debería sonreír?
- ¿Por que son las siete y media de la mañana, y vamos a hacer lo más tedioso del día, estudiar?
- Por lo menos tengo la oportunidad de estudiar... hay gente que no tiene esa chance. Y no creo que se pueda llegar muy lejos sin estudiar.- empezaron a caminar.
- Bueno, yo pienso triunfar como cantante cueste lo que cueste, y no creo que estudiar me haya ayudado en nada.
- Tenés que tener cultura general si pensas recorrer el mundo, y poder entender lo que pasa afuera para no ser ignorante. Mirá si un día en una conferencia de prensa te preguntan “¿Qué opinas de la crisis mundial actual? ¿Estás de acuerdo con la solución momentánea que Estados Unidos le dio, deteniendo la deuda?” Y vos ni siquiera vas a ser capaz de saber porque empieza una crisis, como afecta y cuales son las soluciones.
- ¿El positivismo es inyectable? ¿Te lo inyectaron en Londres, es muy caro?
- No, no es inyectable. Es solo ver las cosas buenas de la vida, quejarse no sirve de nada. - te reíste y procedieron a hacer el camino al colegio.

Una vez llegadas fueron directo al aula. Eugenia dormitaba sobre el primer banco, la/el profesor/a todavía no había llegado. Se ubicó sentada en una de las mesas, Rocío en las de al lado. Atrás Euge con Candela, una chica muy buena onda que había entrado al colegio el año anterior y con la cuál se habían hecho buenas amigas.

- Hola chicas ¿Cómo andan?- una voz habló de espaldas y se giró por inercia. Un morocho de ojos claros, pelo despeinado y mochila en un solo hombro las miraba con una sonrisa de flash.
- Hola, Peter.- Rocío fue la primera en dejar un beso en su mejilla, con una sonrisa.
- Hola. ¿Igual de somnolienta que siempre, Euge?- la rubia apenas levantó la mano para saludar, sin sacar la cabeza de entre el hueco de sus brazos. Dejó un beso en la mejilla de Candela y la miró a ella, la más pequeña del grupo.- ¿Te conozco?- levantó las cejas.
- Soy Lali... algo así como que nueva ¿Yo te conozco a vos, Peter? - frunce las cejas. - Tu cara se me hace familiar.
- Ah, es que soy una cara común.- le dio una sonrisa de costado. - ¿Algo así como que nueva?
- Me fui de viaje por tres años... pero estudié acá antes.
- Si. Peter llegó el mismo año en que te fuiste, por eso nunca llegaron a cruzarse.- respondió Rocío.
- Disculpen, pero... ¿Ustedes dos son algo?- los señala a ambos.
- Muy amigos.- Rocío cruzó sus brazos alrededor del cuello de él, que sonrió.
- Ah, me alegro entonces... - pone la cola en el asiento ya que la profesora había entrado, con su mejor cara de mala onda.

- Me contas ya que onda con el morocho ese...- termina de comprar la barra de chocolate y mira a la rubia, mientras empezaban a caminar.
- Es mi amigo.
- Ay si claro, y yo nací en Croacia.
- ¿Enserio?
- ¡Dale Rochi!
- Enserio que no pasa nada Lali... es mi amigo, de verdad. Es un pibe muy buena onda... estaba re solo cuando llegó y yo fui la primera persona en acercarme. En realidad pasa más tiempo con nosotras que con los chicos.
- Y a todo ésto ¿Victorio, Agustín, Pablo? No los vi desde que llegué.
- Los muy giles se fueron de acampada el fin de semana, tuvieron un problema con el auto y recién llegan hoy. Para encubrirse con sus madres todos dijeron que se quedaban a dormir en la casa del otro, así que por ahora no tuvieron muchos problemas.
- Son tan tarados...- y sonríe, recordando lo mucho que le hacían reír aquéllos chicos a los que llamaba amigos.- ¡No me cambies de tema, nena! ¿Enserio son amigos? Porque se miraron raro cuando les pregunté si eran algo.
- Es que todo el mundo piensa que somos algo, por la relación que tenemos... pero no es así. Nos queremos muchísimo, como si fuéramos hermanos. Creo que Peter es el único que entendió realmente lo difícil que es para mí todo el proceso de grabar el disco, de conseguir entrevistas y todo eso.
- ¿Las chicas no te entienden?
- Candela y Eugenia están fascinadas con que sea medio reconocida acá. Yo amo cantar Lali, y lo sabés, pero a veces puede ser muy agotador estar todo el día metida adentro de un estudio de grabación... a veces ni siquiera tuve tiempo de estudiar. Y ellas no entienden eso, piensan que es una cosa re fácil cantar bien.
- Te entiendo... Es muy cansador estar todo el día intentando alcanzar las notas más altas... yo me quedé sin voz muchas veces hasta que pude aprender a respirar bien...- suspira.- O es como el baile, que muchas veces hay un movimiento que no te sale, y lo intentas mucho hasta que te sale pero después estás re cansado... a simple vista parece el movimiento más sencillo del mundo.
- Exacto.- le sonrió.- Me gusta que estés metida en el mismo mundo que yo, Lali.
- No es el mismo mundo... yo no soy la cara visible de nada, me imagino que para vos debe de ser muy difícil mantener la imágen todo el tiempo por si te agarran los fotógrafos en algún lado... mi tía me dijo que te habían relacionado con un modelo que es compañero de clase ¿Quién es?
- Ah, mañana te lo muestro.
- ¿Te querés quedar a comer Rochi? - llegaron a la puerta del edificio.
- No, mejor otro día, gracias... tengo que ir a grabar unas propagandas para el concierto que doy en unas semanas, así que no vas a encontrar a tu tía.
- No te preocupes, lo dejamos para otro día... pero si me voy a enojar, si no tengo una entrada para tu concierto.
- Obvio.- se rió.- Nos vemos mañana, o charlamos más tarde.
- ¡Rochi!- sintió el grito y luego los pasos acelerados.
- Pitt ¿Qué hacés acá?- el morocho llegó agitado.
- La campera, tarada.- le pasó la campera negra.
- ¡Ay, gracias, sos re tierno! - le dio un abrazo pero enseguida se alejaron. - Me voy chicos, tengo los minutos contados hasta la productora. ¡Los amo! - se alejó varios pasos acelerados, y en la esquina paró el remis para que la llevara.
- Em...- deja de mirar hacia la esquina y mira a Pedro con un poco de incomodidad.
- ¿Así que vivís acá? - el sacó el tema.
- Si... en realidad antes de irme de viaje a Inglaterra vivía en una casa en Recoleta, pero ahora vivo acá con mi tía.
- ¿Y tus padres?
- Se quedaron allá, por sus trabajos.
- Ah...- asintió.- ¿Qué pasa?
- Nada, tu cara me parece muy familar, nada más... debe de ser una pavada.
- A lo mejor nos conocemos de otra vida.- se rió.- Me tengo que ir, llego tarde. Nos vemos mañana, - Lali. - dejó un beso en su mejilla.
  • Dale, nos vemos mañana. - lo saluda con la mano mientras él se alejaba algunos pasos.

Entra en el edificio y sube hasta su piso. Deja la mochila en el sillón, se cambia para ya quedar pronta para la hora de ir al gimnasio, deja el bolso con las cosas necesarias prontas y se sienta a comer los sándwiches de lechuga, tomate y jamón que Emilia le había dejado preparado en la heladera. Y estaba mirando un poquito de tele, para enterarse de lo que acontecía en el mundo: la situación de Inglaterra era igual de violenta, y eso le hacía agradecer que estaba en Argentina, y que sus padres estaban lo suficientemente lejos y protegidos para que no les pasara nada.

Y el timbre sonó, directamente en la puerta. Fue a abrir extrañada de alguna presencia, que seguramente era para su tía.

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