- ¡Lalonga, arriba! - la
voz de la tía la despertó.
- ¿Ya es hora?- ella se
sentó en la cama, con voz completamente ronca y el pelo enredado
alrededor de su cara.
- Ahá. Pone esa música
linda que pusiste ayer, tiene mucho power.
- ¿Cuánto tengo hasta el
desayuno?
- Nada.
- ¿No me puedo bañar?
- Te bañas de noche. ¡Dale
nena! Que te hice un re desayuno, aprovechalo porque no va a hacer
siempre así.
- Okay, ya me levanto...
Abrió el placard, estaba
demasiado acomodado para ser ella. Un jean, unas sandalias con un
poco de altura, una remera suelta y un saquito, al ser temprano
todavía hacía un poco de frío. La mochila ya estaba lista desde el
día anterior, y la deja sobre el sillón del living antes de
sentarse en la mesa.
Emilia, como se llamaba la
tía, miraba la tele con concentración mientras untaba tostadas sin
mirar.
- ¿Qué miras?- toma el
café, su tía solía hacerlos muy cargados.
- Nada, estoy esperando las
noticias del espectáculo. Salió un rumor sobre uno de nuestros
cantantes y quiero saber si lo pudimos detener o se filtró.
- ¿Qué rumor?
- Nada, Rocío se encontró
con un modelo compañero de ella en el colegio, y ya salieron los
rumores de que andaban juntos. Lo asociaron enseguida, los
periodistas saben donde mirar.
- ¿Rochi con un modelo del
colegio? Debe de haber entrado después de que yo me fui, porque la
verdad no lo conozco.
- Te fuiste un tiempo
largo... seguramente van a haber muchas personas a las que no
conoces... - sonrió.
- ¿Cómo le está yendo a
Rochi? En Londres todavía no se le escuchó mucho acerca de ella...
- ¡Pará! Recién arrancó
el año pasado, le queda mucho tiempo de carrera para llegar. - se
rió.- Es una cantante de putamadre, super dedicada ¡tiene una voz!
- No me sorprendió
enterarme de que había llegado...
- A mí me sorprendió
cuando me dijiste que la conocías... ella en ningún momento me dijo
nada sobre vos, ni nada.
- Si, es que no le gusta
llegar a ningún lugar por medio de otros... me acuerdo de que la
llamé cuando me enteré y me dijo que no quería que la eligieras
por ser conocida mía.
- Es tan humilde...
- Bueno, bueno ¿Querés que
ella sea tu sobrina, y no yo? - la rubia se rió, los celos eran
comunes en Mariana.
- Dale, come que se me hace
tarde...
- Me puedo quedar comiendo
sola perfectamente, eh...
- Pero te voy a llevar...
- Emi, queda a cinco
cuadras...- y se ríe, obvio.
- Bueno, pero es tu primer
día devuelta, quiero acompañarte...
- Okay... - toma el último
sorbo y agarra una tostada.- Vamos, miss ocupada... ¿No era que
estabas de vacaciones?
- Si, pero tengo que ir a
chequear unos demos... Vacaciones totales totales, no creo que tenga
nunca hasta que me jubile.
- Qué horror...- sale
comiendo la tostada y quejándose de aquél trabajo, tan importante
para muchos.
En la puerta del colegio
estaba el bullicioso general de los lunes, más teniendo en cuenta
que las clases habían arrancado recién una semana atrás.
Besa la mejilla de María
Emilia y baja, algo incómoda... las cosas no eran como hace tres
años, podía perfectamente pasar por enfrente de uno de sus amigos y
no reconocerlo. Las fotos no siempre hacían justicia a la imágen
real de una persona.
Lo que si seguía siendo
igual era la ubicación de los salones. Encuentra el salón del
último año re fácil y se ubica en uno de los pupitres del medio;
ni muy adelante, cosa de que el profesor viera todo lo que hacías,
ni muy atrás para distraerse con los arma líos del fondo: esa era
la forma de rendir más.
Y pasaron dos horas; la
cabeza le latía como bombo cuando salió de clase de historia. Busca
la cafetería, para comprar algún que otro snack: estudiar daba
hambre.
- ¡LALI!- siente a alguien
gritar su apodo, y cuando gira cuatro brazos la tenían rodeada. Dos
cabelleras rubias le hicieron entender claramente que eran sus
amigas.
- ¡Ay me muero, volviste!-
eran tan parecidas las dos rubias, que uno podía llegar a decir que
eran hermanas.
- Si, volví...- se rió.-
Tenía miedo de no encontrarlas chicas, no las vi en clase... y hacia
un tiempo largo que no hablaba con ustedes, los horarios son un poco
diferentes...
- Ay, si me imagino... ¿Cómo
estás?
- Bien, no sé.- volvió a
reí; era de esas personas que reían porque si, porque hacía bien.
- ¿Cuándo volviste?
- Ayer al mediodía.
- ¿Y por qué no nos
avisaste?
- No sé, me pareció que
era muy de sopetón... no me di cuenta de avisarles con tiempo,
cuando todavía estaba allá.
- ¿Y eso que tiene que ver?
¡Nos tenías que avisar en cuanto pusiste un pie en Argentina! Te
extrañamos, queríamos verte... - Eugenia era de avivar a la gente a
gritos.
- Si, te extrañamos mucho.
Nunca más se te ocurra decir que te vas por un año y se alargue
tanto, tarada...- Rocío volvió a darle un abrazo, era el factor
ternura del grupo.
- Bueno, es que Londres me
gustaba, y mis padres no querían dejarme volver...
- ¿Cómo los convenciste de
que te dejaran?
- Primero por el trabajo que
conseguí ¿Les llegó mi mail? No tuve tiempo de revisar para ver si
habían respondido.
- Si, nos llegó, pero no
entendimos mucho. Después vas a tener que explicar mejor como es eso
de “bailarina y cantante de pruebas”.
- Bueno, hay tiempo. Y
además... vieron que violento que se puso Londres, por lo del
estudiante que murió y por la crisis mundial... Si bien los barrios
en los que pasaron todas las cosas estaban bastante lejos de mi
barrio, mis padres estaban un poco asustados por mí, se pusieron
bastante paranoicos en el último tiempo. Y como acá las cosas están
mucho más tranquilas... me dejaron venir. Mi tía me ayudó a
convencerlos, también.
- Emilia no me avisó nada
de que venías, tampoco...- recordó Rocío.
- Si, es que fue todo muy de
golpe. La llamé una semana antes, los convenció, marqué pasaje,
empaqueté y después de despedirme de la gente de allá me vine.
- Conta ¿Estuviste con
muchos ingleses? ¿Cómo es la onda?
- ¿Por que no vamos a
comer, después de clases, y les cuento? Aprovéchenme, es mi semana
libre. La próxima ya empiezo con el trabajo.
- Si, dale... Ahora vamos a
clase, bastante con haber faltado a las dos horas anteriores en la
segunda semana de clases, Eu.
- No cambian más ustedes,
eh...- se ríe, para acompañarlas dentro del aula.
Claramente, las horas se
hicieron más rápidas cuando estuvo con sus amigas. Ellas le
contaban algunas cosas en las entre clases, pero había sido tanto
tiempo con tan poco contacto, que no había tiempo suficiente. A la
salida, cruzaron al mini bar que había, y después de pedirse
milanesas al pan, comenzó la charla.
Y palabras van, anécdotas,
recuerdos, se hizo la hora para ella de irse.
- Bueno chicas... muy lindo
todo pero yo me tengo que ir.
- ¿Cómo que te tenés que
ir? ¿A dónde?
- A las cinco tengo
gimnasio... tres horas. Tengo que ponerme en forma para las
coreografías, además voy a conocer al chico que va a bailar
conmigo.
- ¿Tres horas de gimnasio?-
Eugenia por poco escupe el café que se había pedido.- ¡Es un
suicidio!
- Algunas no tenemos el don
de comer y que no nos salga panza, viste como es... - se ríe la
morocha del equipo.
- Calláte, si estás
flaquísima, Lali...- se rió Rocío.
- Si, es que desde que me
ofrecieron el trabajo, tuve que hacer un mes de entrenamiento con una
rutina que me mandaron por mail... estar todo el día bailando tiene
mucha demanda física y cuanto más resistencia tengamos, menos
posibilidad de lesiones.
- Me encanta como hablas,
toda copada...- se rió Eugenia ésta vez.
- Bueno, me voy... nos vemos
mañana.
- ¿Te paso a buscar para ir
al colegio?- Rocío era la que vivía dos cuadras antes que ella,
Eugenia vivía a la vuelta del colegio.
- Si, dale. Chau, chicas.-
besa la mejilla de las dos y se toma el remis que la dejaría en el
gimnasio.
Ai amei que lindo espero que el companhero seja peter besos...
ResponderEliminarMe encanta la nove
ResponderEliminarGenial!! Sigue subiendo!! :D
ResponderEliminarMaría
Me gusta,quiero saber cómo sigue!
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