- Ay,
pobrecita, está toda lastimada...- la voz la despertó.
-
Sh... Déjenme dormir...- se dio vuelta.- Ay...- se dio vuelta para
volver a quedar apoyada del lado derecho.
-
Lali... ¿Cómo te sentís?- entornó los ojos.
-
Hola, tía.- ella estaba parada a su lado, a los pies de la cama
Peter.
-
Hola, mi amor...- le sonrió.
-
¿Cómo estás, querés comer? - quiso saber Peter.
- No,
tengo ganas de vomitar.- una mano la puso en el estómago, otra en la
cabeza.
- No
comés nada hace horas, La.- le recordó, intentó sentarse y él la
ayudó.
- No
quiero nada... ¿Qué hacés acá, tía?
-
¿Cómo que hago acá? Peter me llamó y vine lo más rápido que
pude...
- ¿Y
tu trabajo?
-
Camilo me va a cubrir por el resto del día... vos no te preocupes
por nada ¿Si? - asintió.- Qué golpazo, linda... cuando Peter me
llamó casi me muero del susto.
- Si,
yo también me asusté.- explicó, bostezando dificultosamente por el
cuello que la apretaba.
- Hora
de los antisépticos...- entró Cristóbal.
- ¿No
tienen enfermeras que se encarguen de éstos trabajos?- consultó
Peter.
-
Trabajamos unipersonalmente con los pacientes. Las enfermeras no
saben como es cada paciente... una enfermera no sabría que Espósito
es muy histérica... Con permiso, eh.- sacó la venda de alrededor de
su cadera.- Mmm... está un poco hinchado ésto.
- Ay
mi amor, qué golpe...- Emilia se impresionó con el enorme hematoma
negro en su cadera.
- Como
ya estás acostumbrada a que te dé malas noticias, lamento
informarte que te voy a tener que inyectar Cortisona. - avisó,
abriendo un cajón.
- ¿No
le están dando muchas drogas? ¿No le va a hacer mal ésto cuando
salga del hospital?- Peter se preocupaba demasiado.
- No,
sino no se lo daría.- obvió, y su novio se encargó de mirarlo mal.
Se tapó la cara mientras la inyectaban, Emilia puso cara de dolor.
- ¿No
vas a gritar, nada?- la miró su tía y Cristóbal rió.
- Es
un pinchazo, no la exageren cagones.- todos se rieron.
- ¿Qué
has echo en el tiempo que no estuve acá? ¿Cuánto comiste, cuánto
dormiste?
-
Dormí, todo. Comí, nada. Tengo un revoltijo espantoso en el
estómago, siento que si como voy a devolver todo.
- No,
no, eso está muy mal... Tenés que comer, sino ahí sí te pueden
hacer mal los medicamentos. Comé, y comé bastante, ya que estás...
sos muy flaca y por más que comas, esos abdominales no se te van a
ir, bailarina.
- Voy
a buscar de comer...- Emilia salió volando de la habitación.
-
Vuelvo en un rato a ver tu progreso, y espero que hayas comido más y
dormido menos. Nos vemos.- salió.
- Sos
tan valiente...- se sentó a su lado y apoyó la espalda en el
respaldo.- Yo detesto las agujas.
- No
hacen nada.- se acomodó mejor. - ¿Qué hora es?
-
Nueve y media.- miró el reloj de pulsera.
-
Pitt... te quiero pedir algo, pero no sé si está bien.- él juntó
las cejas.- Si vos no querés o te parece que está mal, decíme.
- Dale
¿Qué?
-
Quiero pedirte que te quedes acá hoy.
-
Em... mirá, yo ya había dicho que me iba a quedar, pero Emilia dijo
que no, que se tenía que quedar ella porque era tu responsable y no
sé que más.- suspira.- Yo preferí dejarla que se quede. No sé, me
dijo que se sentía muy culpable, porque no tiene tiempo de prestarte
atención y eso.
- No
entiendo porque todos insisten en echarse la culpa. La culpa fue mía,
que me resbalé como una tarada y caí mal.
-
Volví...- Emilia entró con una bandeja.- Comida para vos.- la puso
en sus piernas.
- Mirá
que me caí, no estoy embarazada ni nada por el estilo...- mira la
comida, pensando en como haría para comerse todo aquéllo.
-
Cristóbal dijo que tenías que comerte todo eso.
-
¿Disculpá? ¿Cristóbal con toda esa confianza?- se rió.
-
Calláte, si sabés que estoy para otra cosa.- le golpeó el brazo y
ella se quejó.- Ay, perdón.
- ¿Así
que te vas a quedar acá hoy? - ella asintió con una sonrisa.- ¿No
te van a decir nada en tu trabajo?
- Ya
te dije que no tenés que preocuparte por eso. Camilo va a cubrirme
mientras lo necesita, y ya encontraré una forma de retribuírselo
después.
- Si,
me imagino...
Pasó
otra hora con los dos, mientras comía. Al terminar, y realmente
sintiéndose mucho mejor, Emilia fue a buscar algunas cosas para
pasar la noche, según ella había un sillón "que
va a quedar con la marca de mi cuerpo".
Al volver, fue a buscar la cena, y a Peter se le hizo muy difícil
despedirse de ella, le pidió que cualquier cosa lo llamara y es más,
se encargó de dejar el celular en la diminuta mesa de luz.
Cristóbal
fue una vez más a la habitación y bajó las dosis de todas las
drogas, después de darle una nueva inyección de Cortisona. Sin más
que hacer, y con mucho cansancio, se durmió.
....................
Se
despertó y tuvo que apretar los dientes fuerte para no gritar. El
dolor le estaba consumiendo el cuerpo, entero; excepto el brazo en el
que tenía el yeso. Le dolía absolutamente todo: la cabeza, el
estómago, el cuello, los hombros, las piernas... sobre todo la
cabeza.
Emilia
dormía bastante cómoda en un sillón mediano, no quería
despertarla, ya era suficiente con todas las dificultades que le
estaba causando.
-
Hola,
perdonáme ¿Te desperté? Es que no puedo dormir, estoy preocupado
por vos.
-
No, ya estaba despierta...
-
¿Te pasa algo que ponés esa voz?
-
No me banco el dolor, es insoportable. - apretó
los ojos fuerte.
-
¿Querés
que vaya?
-
No, no... quedáte en tu casa mejor.
-
Te juro que me dá mucha impotencia no poder ayudarte de alguna
forma.
-
Si me ayudás... tu voz me calma, enserio. El dolor es porque el
doctor me bajó las drogas... ya que tanto te preocupaba que me estén
drogando tanto, te cuento. Lo que más me molesta es el dolor de
cabeza. Dormí ¿Si? Mañana te quiero fresquito para mí.
-
Okay, voy a intentar.
-
Olé lavanda, tu mamá me dijo que es bueno para dormir.
-
Es cierto. Mañana temprano voy ¿Si?
-
¿Y el cole?
-
No, mañana no voy, quiero estar con vos. No me voy a poder
concentrar estando tan preocupado.
-
No puedo decirte que no me alegra la idea de que estés al lado mío
todo el día.- confesó.- Dale, dormí. Te amo, Peter.
-
Cualquier cosa, llámame. Te amo.
Y el
resto de la noche solo podía moverse tratando de encontrar una
posición que la hiciera dormirse, pero no halló ninguna. A eso de
las nueve Emi se despertó... con todo el dolor del mundo le dijo que
se sentía bien, y por eso la rubia anunció que se daría una vuelta
por la productora para asegurarse de que estuviera todo en órden.
-
¿Cómo está mi paciente más histérica?- entró Cristóbal,
radiante como una lechuga. Como lo envidiaba.
-
Bien.
- Qué
raro... ¿No me vas a hacer ninguna crítica? - la miró con
sospecha.
- No
pude dormir casi nada. Estoy muy adolorida, doc. Menos el yeso, me
duele todo. Sobre todo la cabeza.
- ¿Por
qué no me avisaste antes? Lo que más tenés que hacer es descansar.
Debe de ser porque te bajé la dosis de opioides... Te lo voy a subir
devuelta, pero poquito, cosa de que el cuerpo se acostumbre... cuando
salgas del hospital no vas a poder inyectarte todas éstas cosas.-
apretó unos botones.- Okay. ¿Algún problema con la muñeca?
- No.
- Lo
único que podemos hacer por el momento es vigilar la cadera. El
cuello ortopédico lo vas a tener que llevar hasta que vengas dentro
de una semana.- sacó las vendas.
-
¿Enserio?- bufa.
- Si.
Buenas noticias, desinflamó.- sonrió.- Ahora el color va a
desaparecer gradualmente, aunque voy a anotar para darte un
antinflamatorio por si cuando estás en tu casa pasa algo. No vas a
necesitar más cortisona, así que eso es una buena noticia.
- Al
fin algo positivo.
- Esa
es la actitud. ¿Querés que te traiga algo de comer? Raro que estés
sola, ayer nadie se despegó de vos ni un segundo.
- No,
no quiero comer. Voy a intentar dormir un rato.- se giró para el
lado derecho.
- ¿Te
hago una recomendación? Dormíte boca arriba, es más fácil.- se
acomodó como él le dijo.
-
Gracias.- le sonrió.
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