CAPITULO 71.

Cuando llegaron del colegio, ella temblaba. Él la sostenía de la mano y la obliga a entrar cuando quiere retroceder. Gimena está sentada con Emilia. Salvador en algún punto de la casa, y no aparece en el living hasta que Cristóbal está en el sillón.
La cara de la madre se va transformando a medida que escucha la historia. Cristóbal se presenta y le cuenta todo. Lali no quiere hablar mucho porque le duele. Solo explica que quiere decirle la verdad pero, que ella decidirá que hacer. 
Y pasa un minuto de silencio. Gimena mira a Salvador y a Cristóbal alternativamente. Había que admitir el parecido. Hasta que estalla. Empieza a gritar entre llantos y se levanta decidida a matar a aquél hombre. Le pregunta por qué y lo golpea en el pecho tan fuerte que lo da contra la pared. Emila la quiere detener, pero Gimena va al primer estante y tira contra su marido todas las cosas de vidrio que encuentra. Los trozos de cristal vuelan por los aires y Peter pone las manos alrededor de Mariana para protegerla.
Ella no aguanta más y aprieta los ojos fuerte, hundiendo la cara en el pecho de su novio. No soporta ver aquéllo. Aprieta las manos fuertísimo contra sus orejas, Peter pone sus manos por encima para amortiguar más el sonido.
- ¡Calmáte, le haces mal a tu hija! Grita el padre, ¿Ahora pensás en tu hija, pelotudo? ¡Mirá lo que le hiciste vos!- contesta ella. 
Y cuando todo se silencia y los gritos se acallan, lo que se escucha es el llanto de Lali, ahogado en el pecho de su amor. Sigue llorando mientras Peter la saca de la casa, a consejo de Emilia. Llora mucho rato hasta que se calma, pero sigue temblando entre brazos.
En todo el rato, Pedro le acaricia el pelo y le seca las mejillas coloradas.

- Vamos a casa.- la levanta en brazos y la saca de allí. Luz queda impactada cuando ve el estado de su nuera. La lleva a la cama porque tiene fiebre y le acaricia la cabeza hasta que se duerme.

Cuando despertó estaba sola. Se quedó unos minutos en silencio, pero cuando sintió voces en el piso de abajo, se envolvió en un acolchado y se asomó al barandal de la escalera.

- Por suerte los corte son son profundos así que va a estar bien.
- ¿Y la mamá? - se escuchó la voz preocupada de Luz.
- Se quedó con Emilia... pide que Lali se quede acá hasta mañana, le mandó sus cosas... Es para tener tiempo y reponer lo que se rompió, así no causa tanto impacto... Bueno, Gimena se quedó en la casa y Salvador se queda en un hotel. 
- Gracias por avisar.
- Ahora me voy, me quedé sin niñera y un amigo está cuidando a mi hijo.
- Si necesitás ayuda yo te lo puedo cuidar... No trabajo así que tengo tiempo.- avisó Luz.
- Si, obvio. Cualquier cosa que precises... Yo voy a ver si me corren la gira para poder quedarme con Lali, si lo logro contá conmigo.
- Muchas gracias, lo mismo digo. Déjenle mi saludo a Lali.
- Te acompaño.- Luz otra vez.
Peter sube cinco escalones y se encontró con su novia sentada al final de la escalera.

- ¿Hace mucho estás ahí? - se arrodilló un escalón más bajo.
- Más o menos. No cambies tu gira... 
- Es que ya mañana de tarde me voy y no quiero dejarte así, enferma, mal... 
- Voy a estar bien. Por más que duela se que hice lo correcto... Solo hay que esperar para que las cosas mejoren. No gastes tiempo, no jodas a Ricardo... 
- Es que me quiero quedar. Quiero estar con vos...- pasa su nariz por una mejilla de ella.- Quiero apoyarte en lo que necesites. No quiero irme y dejarte acá pasándola mal.
- Peter, tu trabajo no influye en nuestra relación.- levanta los ojos y lo mira.- Porque vos te vayas veinte días no quiere decir que yo voy a pensar que me descuidás ni nada por el estilo. - él se muerde el labio. A veces siente que le lee el pensamiento. - ¿Vamos al cuarto? Estoy un poco cansada ¿Me acompañas?
- Si, dale.- le da una sonrisita y la abraza por la cintura para ir a la habitación grande. 
- Chicos, ¿Bajan a cenar? Fue la voz de Luz la que se encargó de despertarlos. Después de terminar con los ravioles – y obligar a Lali a comer, vuelven al cuarto. Peter la aprieta fuerte de la cintura y la tiene contra su pecho. 

- Te voy a extrañar...- confiesa, dibujando formas en su pecho. Se sabe que Pedro, a pesar de que haya grados bajo cero va a dormir en cuero.
- Yo a vos también, mucho. 20 días es un montón de tiempo, parece que Ricki me lo hiciera a propósito. - deja un beso de esos lindos en su boca y la mira a los ojos. No tiene que hablar para  que ella sepa que es lo que quiere.
- Hoy no quiero, Pitt.- confiesa.- Hoy me siento fea.- y él la mira mal.
- ¿Otra vez?
- Bueno, me siento así. Me da vergüenza que me veas desnuda.- él se ríe.
- Mi amor ¿Cuántas veces te vi desnuda, ya? No tenés nada por lo cual sentir vergüenza.
- Ay Peter, por favor... 
- Bueno,  a ver, veni.- se levanta de la cama, la sincha de la mano y la pone frente al espejo. 
- ¿Qué? - ella se mira, avergonzada. Tiene una remera que le queda grande de hombros, pero corta. 
- Tenes los ojos más profundos que vi en mi vida. - la mira en el espejo.- Esos que miras y dicen mucho... que siempre tienen alegría. Tu nariz es perfecta para tu cara... Tu boca, es perfecta.- y se pierde mirando los labios rosados de la morocha en el espejo.- Es sensual... Da ganas de besarla todo el día. Tu pelo es hermoso.- y lo tira hacia adelante.- ¿Nunca te dijeron que el pelo largo le resulta muy sensual a los hombres? Porque se puede jugar con él... Y después es lindo meter la cabeza entre tu pelo y sentir el olorcito.- cierra los ojos y da un respiro, disfrutando del aroma. Lleva sus manos a los hombros de Mariana y saca la remera, que cae a sus pies, antes de que ella tuviera oportunidad de decir algo. Se tapa con los brazos, totalmente avergonzada.- Tus hombros tambien tiene mucha sensualidad...- deja un beso sobre uno de ellos.- Tenés un buen baúl y también una buena delantera... Ey, dale.- saca los brazos de Mariana y pone los suyos en su lugar.- Lali, sos perfecta. Tenés mucha sensualidad ¿Por qué te pensás que me pongo tan celoso? Sos muy hermosa y perfectamente se te pueden tirar mil tipos si yo no estuviera al lado. Tu cuerpo es solo uno de los motivos por los cuales estoy tan enamorado de vos. - ella se queda congelada mirando los ojos de Pedro en el espejo. Era una extraña mezcla de dulzura y deseo. - Si no querés... hoy no hacemos el amor. Pero no me digas que sos fea, porfavor.
- Te amo.- ella se gira y le da una sonrisa. Es la primera vez que sonríe desde que Salvador y Cristóbal se encontraron.- Ahora, tu amor es la única cosa que me hace bien.- lo tiene que abrazar. Para eso hace punta de pie. Él la aprieta fuerte contra su pecho y la lleva hacia la cama. 
Pero queda solo por esa. Se besan y se hacen caricias por debajo de las sábanas, pero nada más. Porque Pedro entiende cuando es un no, y la respeta, muchísimo. Y no le importa reemplazar el sexo por dormir abrazados. 

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