CAPITULO 34.

Se despertó cuando sintió el movimiento de Peter. Se levantó corriendo, cruzó la habitación, entró en el baño y lo sintió vomitar escandalosamente. Después sintió como se lavaba los dientes – el higiénico andaba con el cepillo para todos lados.

Salió de allí, con una mano en el estómago, otra en la cabeza y cara de asco. La cara cambió cuando la vio, acostada en el sillón y tapada con una frazada.

- ¿Qué hacés acá? - se sentó en la cama.

- Nos quedamos todos. Nadie se sentía muy bien, que digamos.

- ¿Se empedaron todos?- frunció el ceño.

- Vico, Cande, Agus y Pablo si. Rocío se fue porque tenía que organizar eso del show, Euge y Benja... quien sabe. Se fueron a media noche y todavía no volvieron.

- ¿María?

- Se fue hace un rato para la casa.

- ¿Y a vos qué te pasó?

- Me pidieron que compartiera cuarto con vos, porque tenías fiebre.

- ¿Te pidieron? ¿Vos no querías?

- No, la verdad que después de lo que hiciste, no quería. Quería irme a mi casa, pero tampoco me dejaron porque era muy tarde. Y no me mires así, yo no te desnudé. Fue Vico.

- Como si vos no me hubieras visto desnudo.- obvió.

- Ayer me sacaste ese derecho.

- Lali, si no sos un poco más explicativa no voy a poder ayudarte. No sé casi nada de lo que pasó ayer, tengo muchos lapsus.

- ¿De qué te acordás?

- Me acuerdo hasta la parte de que llegaste, después que estaba haciendo competencia de tragos con Agustín, y después no me acuerdo más nada, solo sé que tengo la sensación de que hice cosas... desastrozas..

- Te chapaste a una morocha... vomitaste en el baño, lloraste, te me abrazaste a las piernas. Vico te trajo, y quedaste acá fulminado. Volvimos a la fiesta, cuando terminó Rochi avisó que estabas volando de fiebre... bajamos a Vico con un café, y él te puso en bolas.

- Qué negro desubicado...- se quejó.- ¿Fuiste vos la morocha a la que me chapé? - la miró con una sonrisa.

- No. Fue una un poco más alta y menos complicada que yo.- obvió poniéndote los zapatos.- ¿Te sentís bien, necesitas algo?

- Si te digo que no ¿Te vas a ir?

- Y si me decís que si, también. Pero le avisaría a alguno de los chicos para que te ayude.

- ¿Qué somos?- la miró.

- Hasta ayer, éramos novios que se estaban tomando un tiempo. Hoy... somos ex - novios y compañeros.

- Pero ¿Por qué? Si estaba en pedo.

- Eso no te justifica.- se rió pero con mala gana.- Te dije que te alejaras, y chapaste a la otra mina. Tu inconsciente me quiso decir algo, Peter. Que vos no me vas a esperar. Igual, creo que lo entiendo ¿Sabés? Sos hombre.

- No. No digas la típica de que los hombres son todos iguales, porque no es así.- avisó.

- No, no voy a decir que son todos iguales. Algunos son peores que otros. - agarró el bolso y se paró. - Que te mejores.

- Lali, pará. No seas tarada...- caminó atrás de ella.

- No, no te preocupes. Hasta ayer era tarada, hoy ya no. - se volvió a reír, bajando las escaleras con cuidado.

- Dejáme que te lleve por lo menos, ya que no querés hablar.

- No, y no. Está clarísimo que no quiero hablar.

- ¿Pero por qué? Lali, perdonáme...- solicitó y llegaron a la planta baja.

- Si, te perdono.

- No, eso no es perdonar. Lali, hice todo lo que me pediste, me re banqué el estar lejos de vos por más que me mataba ¿No me merezco una chance?

- ¿Sabés que pasa? Me di cuenta de que no estoy lista, para ésto. Peter. Tus celos, mis celos, todo nos juega en contra y no nos está haciendo bien, por lo menos a mí no me está haciendo bien. Y si no me hace bien, me parece que hay que cortarla acá ¿No? La idea es que la relación sea para apoyarnos, para sentirnos bien. Y ya no me siento así.- le habló desde la puerta.

- ¿No me querés más?

- Sabés que si.- se dio vuelta para mirarlo.- Las cosas no son así de fácil, los sentimientos no son así.

- Entonces si me querés, no te vayas, por fa.

- Me tengo que ir, Peter.- salió y cerró la puerta.

Avanza por el jardín hacia la entrada pero dos cosas la hicieron detenerse: primero, una cámara que salía desde un auto de enfrente, segundo, el estallido de uno de los vidrios de la casa. Se giró y entró, asustada. Peter tenía la mano derecha cubierta de sangre, y habían vidrios por todos lados.

- Fue sin querer, te juro que fue sin querer.- tenía los ojos nublados.- Perdón.- se quejó.

- ¿Me estás pidiendo perdón por haberte cortado la mano, Peter? - la agarró muerta de miedo.

- Por todo, te estoy pidiendo perdón.- se pasó el puño sano por la cara para secarse las lágrimas.

- N-No llores... ¿Qué te pasa? - lo mira.

- Que soy un desastre, eso me pasa. No me sale una bien, La. - se quejó.

- No digas eso porque sabés que no es así. Veni, vamos a la cocina, hay que limpiarse... - porque ahora su mano también estaba llena de sangre.

Peter puso la mano bajo el agua y ella miraba por la ventana.

- ¿Qué pasa? - la miró con la mano sin tanta sangre, aunque por el corte emanaba más.

- Nada... hay un señor con una cámara, afuera, y estaba calculando por donde salir para ir a la farmacia a comprar algunas cosas.

- ¿Una cámara? - él se arrimó y miró atrás de la cortina.- No, qué mierda.- se quejó.- Igual, no es tan grave como para que haya que comprar algo en la farmacia. - Lo miró obvia.

- Hay que comprar Iodofón, Leuco y gasas. - avisa.

- ¿Cómo sabés tanto? - consultó. Se bajó la manga del vestido y le mostró una cicatriz en el hombro.

- ¿Cómo te lo hiciste?

- Me dormí una siesta en un sillón, giré dormida y me caí arriba de una mesita de vidrio. - explicó.- Y por eso sé que hay que desinfectarlo y aislarlo, sino puede complicarse mucho, podés volver a hacer fiebre.

- ¿Por qué habré echo fiebre? - preguntó al aire.

- No sé...- miró la mesa y agarró el canguro de Agustín.- Ya vuelvo.- avisa, mostrándole las llaves del auto de Agustín (o de su padre) que estaban en el bolsillo.

- Tené cuidado.

- Vos también, quedáte quieto. Y cuando vuelva, vamos a hablar.

Subió al auto, que estaba en el garaje, y salió. GRACIAS POR LOS POLARIZADOS, AGUSTÍN - pensó cuando salía-

Entra dando un portazo. Tira las cosas arriba de la mesa. Peter se recostó sobre el marco de la puerta de la cocina, y se exaltó al verla llorar.

- ¿Qué te pasó?- la miró sorprendido.

- ¡Nada me pasó, nada!- se tocó el estómago.

- Lali ¿Te sentís bien? - frunció el ceño.

- ¡No, no me siento bien! ¡Odio todo ésto, lo odio!- estaba totalmente embroncada.

- ¿Ésto qué?

- ¡Estar así! ¡Lo odio!- se secó la cara furiosa.

- ¿Te podés calmar? - ella se sentó en el sillón y se agarró la cabeza. Él se sentó a su lado y le acarició la espalda un ratito.

- ¡Ay, mirá! Ná, ¡Qué caño! Los fotógrafos lo hacen a drede ¿Eh?

- Obvio, Agus. Saben que así todos nos vamos a babear. Igual, con que sea Peter Lanzani solo me alcanza, eh, no importa la pose.- tuvo la necesidad de girarse. En el fondo del escaparate había una foto de una campaña publicitaria [ http://3.bp.blogspot.com/-AJSX7KLd-fM/ThwtmzfpaZI/AAAAAAAAP_k/2NLiuC9Dkfw/s1600/Kellan-Lutz-Calvin-Klein-Ad-Campaign.jpg ]

- Estaba... mirando unas botas que me quería comprar, cuando salí de la farmacia... y habías unas chicas baboseándose con una foto tuya en ropa interior...- explica.

- ¿Y por eso te pusiste así?

- Me agarró una cosa horrible en la panza...- señala la parte.- Mucha bronca me agarró, no sé, las quería matar, pero al mismo tiempo sabía que no tenía derecho a decir nada.

- Tenés derecho, si. Lo sabés.- apoya la cabeza en su pecho, él le acarició la espalda.

- No sé porqué dije esa gilada de que necesitaba tiempo... Yo no necesito nada, te necesito a vos.

- Bueno, pero no llores...- se rió.

- ¿De qué te reís?

- De nada, es que estoy contento.- sonrió.

- ¿Cómo te lastimaste la mano?

- Una trompada a la ventana.- se avergonzó.

- Bueno... te curo, y me voy.

- Quedáte.- pidió.

- No, me quiero ir. No me siento bien, me duele la cabeza.

- Bueno, dale...- puso la mano y ella lo curó. - ¿Pudiste salir bien con lo de la cámara?

- Si, Agus tiene vidrios polarizados...- él se rió.- ¿Qué?

- Las lentes de las cámaras profesionales están diseñadas para atravesar cualquier vidrio... Te re vieron, Lali...- y lo mira- A mí no me preocupa, debería preocuparte a vos. - e hizo un gesto de dolor cuando apretó el vendaje un poco más de la cuenta.

- No me preocupa... el video no es tan claro.

- Es de un celular de una chica de tercero.

- ¿Como sabés?

- Averigué, no me iba a quedar de brazos cruzados después que armó tremendo lío y te hizo sentir mal...- dejó un beso en su cabeza y ella lo abraza fuerte.

- ¿Vamos al cuarto?

- ¿Para?

- Veni.- lo toma de la mano y subieron las escaleras. Entraron y ella cierra la puerta.

- ¿Qué vamos a hacer?- consultó. Se giró con una sonrisa y se deshizo de su remera. Él se rió y besó sus labios. Las reconciliaciones siempre eran la mejor parte, y ésta no iba a ser la excepción.

- ¿Por qué estás tan enojada?- consultó, como dos horas después, al mirar su cara. Ella hacía dibujos sobre su pecho con el dedo índice.

- Estoy enojada conmigo... con mi orgullo. - él la miró sin entender.- Perdí más de dos semanas con vos por no atreverme a decirte que te necesitaba...- lo mira a los ojos.

- No parecías vos... no sé, estuviste diferente en éstos días.

- Es que no fui yo. No sé que me pasó.

- Ya pasó.- dejó un beso en tu frente.- No hagamos más éstas cosas ¿Si? Hablemos de frente. Te prometo que con el próximo problema, te voy a atender el teléfono y voy a pelearte para que no me dejes ni me pidas tiempo ni nada.

- Y yo te prometo que no voy a ser tan cobarde de hablar con la contestadora.- sonreí.- Perdonáme.

- No hay nada que perdonar. ¿Sacaste alguna conclusión sobre la exposición sin mí?

- Sigue sin gustarme... pero, creo que asumí que en algún momento me van a conocer... Si es que ésto dura.

- Va a durar, calláte...- la zamarreó un poco.- Te amo.- sonrió y dejó un beso en su boca.

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