CAPITULO 36.

- ¡Ah bueno! Un aplauso para los tórtolos que finalmente se dignaron a bajar las escaleras…- Benjamín aplaudió bien fuerte, María lo cayó de un manotazo. Le dolía la cabeza.

- ¡Un aplauso para Benjamín que apareció! – lo burla La puerta principal se abrió, y entró Agustín, con unas cuantas bolsas de comida y restregándose la cara.

- ¿Qué te pasó cache? – lo miró Cande.

- Nada, un paparazzi… me metió un flashazo en la cara que casi me deja ciego…- explicó, y ella lo miró sentada en el sillón más grande.- Bueno, traje helado, yogurt, leche chocolatada, cereales, las barras de chocolate que me pidieron… - y les pasó las barras a las chicas – Traje unas pastis para el dolor de cabeza, galletitas, pasé por la panadería y traje facturas.

- Qué insalubres que son. Son las tres de la tarde ¿Por qué no cocinamos algo para el almuerzo? Está mal comer todo eso de sopetón, Agus.- y a ella le salía la nutricionista de adentro.

- ¿Querés cocinar?- la miró y ella niega.- Entonces calláte y comé un par de facturas, que sos un esqueleto andante.

- Bueno bueno, tranquilizáte con mi novia. – le bajó los humos Peter.

- Mirá, vos, tendrías que estar besándome los pies pelado, porque si vuelven a sacar una foto mía como la de la otra vez, te juro que le digo a mi viejo que te haga un juicio.- avisó. El padre de Agustín era abogado penalista.

- ¿Qué foto?- lo mira.

- Una vez, dijeron que Peter estaba muy de parranda, y publicaron una foto en la que estábamos varios de nosotros… mi cara de escabio total, obvio.- revoleó los ojos.

- Ay mentira, si no sale nunca…- todos se empezaron a reír.

- Eso es porque ahora está atrás de tu pollera… El año pasado puff si habrá salido…- recordó Benja.

- ¿Por qué no se callan un poco?- los miró mal y se recostó en las piernas de su novia.

- Epa… ¿Qué pasa Lalita, no lo dejaste satisfecho y quedó de mal humor?

- Si, el segundo piso era intocable, no se podía subir que se escuchaban los gemidos y los golpecitos de la cama contra la pared.

- ¡Mentira!

- Te estoy diciendo que si, vos porque estabas muy concentrada y no te dabas cuenta.

- No.

- Si.

- No.

- Si.

- ¡NO!

- Agustín, no usamos la cama así que imposible que hayas escuchado eso.- se encargó de especificar Peter y ella lo mira para matarlo.

- ¡Ese es mi amigo! ¿Qué fue, contra el suelo? ¿En el escritorio? – le chocó la mano Pablo.

- Ay basta, no sean desubicados…

- Cómo se nota que recién volviste, amiga… Siempre hablan de eso y delante de nosotras, con cosas muy específicas… - revoleó los ojos Euge.

- Si, así que para que te vayas acostumbrando, contá Peter. ¿En dónde fue? – Agustín se acomodó como para que le cuenten una historia. Peter la miró a ella.

- Mejor… esto no lo cuento ¿Si?

- ¡Po-lle-ru-do!- al ritmo de los wachiturros.

- Ah no vale ¿Por qué?

- Porque está acá, no dá que cuente cosas de ella. Las veces que le conté fue con minas de una noche.

- ¡Ah eso es injusto!- se quejó Eugenia y Lali a miró sorprendida.- ¡Cuando yo estuve con Benjamín contaron todo, y en mi cara!

- Ay, ¿Tanto drama por eso? Lo hicimos en la ducha, punto.- avisa y Pedro la miró sorprendido.

- ¡Ná, jodéme! ¡Qué genial! ¿Está bueno? A mí me dijeron que es lo más, pero me parece re incómodo tener al agua jodiendo ahí en el medio…- opinó Candela.

- Bueno, vení. Arranquemos pa’ la ducha, y lo comprobás por vos misma.- Victorio la cargó en su hombro y empezó a subir las escaleras con la flaca gritando. Volvió hacia atrás y la dejó en su lugar.

- Bueno, listo, me está incomodando el tema, fue suficiente.- anuncia.

- Ay, ella toda inocentucha…- frunció su nariz Benjamín.

- Inocente no, no me gusta hablar de éste tema, me parece que son cosas privadas ¿No? Tanto si es con una mina de una noche o con tu novia, me parece que por un tema de respeto, las cosas quedan entre cuatro paredes. Sino, más fácil, estamos todos con todos, nos enteramos de como es cada uno en pelotas, y listo.- anunciaste.

- No está mal esa idea, eeh...- habló Agustín.

- Nosotros le dijimos lo mismo amiga. El problema es que dicen que es para tenernos más confianza.- revoleó los ojos María, que tenía el cuartito de helado sobre su falda.- Igual, lo bueno es que ahora Piti va a aflojar.

- Esperemos que si.- le pasa una mano por el pelo a su novio, que hace un rato largo le daba de punta a una tableta de chocolate. - Bueno, yo me voy chicos, quiero descansar tranqui en casa, sino mañana no rindo.- se levantó.

- Paráaaaa...- el novio la sostuvo la pierna para no dejarla caminar.- Comé algo, y después yo te llevo...

- Si, vos jurás que voy a subirme al mismo auto que vos con un fotógrafo enfrente ¿No? - obvía.

- Salís manejando vos y yo me escondo en el asiento, en un par de cuadras cambiamos.

- Bueno... - mira la mesa y agarra una barrita de cereal.- ¿Vamos?

- Vamos...- bostezó levantándose.- Nos vemos, pibes.- chocó la mano con los hombres, dejó un beso en la cabeza de las mujeres.

- ¿No volvés pollerudo? Venite a jugar un fulbito, dale.

- No, me quedo allá... hace mucho que no estoy con Lali y quiero aprovechar. Después se pone re paranoica con las cámaras y eso...

- Te estoy escuchando, estoy acá.- le hablaste desde la puerta del garaje y él se rió.

Sintió la mano cálida de Peter sobre su mejilla. Se había tirado a dormir una siesta. Él hablaba en susurros, al principio no lograba comprenderlo, pero después si lo hizo. Él jugueteaba con su pelo, y cada tanto pasaba sus dedos por su cara o por su brazo, dejando suaves caricias.

- Te confieso algo... cuando estábamos peleados... o, no sé, en ese tiempito que pediste, averigué cuál era tu perfume y lo compré... Y antes de dormir, lo ponía en la almohada, cerraba los ojos y me imaginaba que te tenía al lado. No era lo mismo, no sé, le faltaba tu olor natural... pero me era suficiente para dormirme contento...- y apoyó la mano en su cara, movió el pulgar para que fuera una caricia.- No sé que tenés, pero te hiciste tan importante... y te amo, y no te voy a dejar nunca... Qué cursi que soy ¿No?- se rió para si mismo.

- No.- y sostuvo su mano en su mejilla. Sonrió.- Sos increíble.

- Ey, estabas despierta... - amaba su voz avergonzada.

- Si...- sin abrir los ojos, se acercó para acurrucarse en su pecho.- Y ahora yo te confieso algo. No cambié las sábanas por una semana porque tenían tu olor... Cuando volví y Emi las había llevado a la lavandería, me puse muy mal. - él la abrazó más fuerte.

- Te tengo que decir tres cosas.

- ¿Qué?- lo mira.

- Una, es que... no sabes lo linda que sos cuando dormís.- se mordió el labio y ella sonrió. - La otra es que... el martes me tengo que ir de viaje.

- ¿Cómo de viaje? ¿A dónde? - apoya la cabeza en su propio brazo y lo mira.

- Tengo que ir a España a hacer una campaña con Clara...

- ¿Quién es Clara?

- Clara Alonso, la modelo española, mi amor.- lo mira desentendida.- ¿No la conocés?

- No ¿Cuánto tenés que estar allá? - juega con el cuello de la camisa.

- Me voy el martes al mediodía y llegó a acá el jueves de tarde.

- ¿¡Tres días?! Es mucho...- él asintió.

- Acostumbráte. A ésta altura del año me empiezan todos los viajes. Lo que pasa que allá está por empezar el verano y hacen todas las campañas.

- ¡Ay te vas a ir al verano! ¡Qué guacho!- le pega despacio en el brazo.- ¿Y la tercer cosa que me tenías que decir?- consulta.

- La tercera es... que lo pensé, y... Quiero que hoy vengas a quedarte a dormir en mi casa.

- ¿EH? ¿A tu casa? ¿HOY?

- ¿No querés?

- Si quiero pero no sé, me hubieras dicho antes para prepararme, no sé...

- ¿Prepararte para qué? Vas a dormir...- se rió.

- Psicológicamente, Pitt.- obvía.- Y físicamente también, no sé, me hubiera arreglado el pelo, algo...

- Bueno, pero ¿Venís?

- Si...- él sonrió.- Ay que nervios, voy a conocer a tu mamá.- mete la cabeza en su pecho.

- Ey, no te pongas nerviosa, va a ser una pavada, vas a ver.

- Bueno...- se levanta rápido de la cama y él se sobresaltó. Abrie el placard.- ¿Qué me pongo? ¿Qué le gusta tu mamá? ¿Le gusta hiper producida, onda, con tacos, o más natural con zapas? - él se reía.- ¡No te rías ayudáme!

- Mi amor, calmáte...- se rió levantándose.- Lo que te pongas va a estar bien. Tenés que ser vos, y le vas a caer tan bien como a mí, vas a ver...

- Bueno, pero decíme algo, estoy nerviosa.- hizo puchero.

- Que te amo... eso te puedo decir.- y a ella no le quedó más remedio que sonreír. 

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