Salió del aula después de
la última hora. Ella estaba sentada en el pasillo.
- ¡Ey, Peter! - lo para
deteniéndolo con una mano.- ¿Me podés explicar qué te pasa?
- ¿A mí? Nada...
- ¿Ah, no te pasa nada?
Nada más me besaste bajo la lluvia y me dejaste de hablar. No tenés
derecho a besarme y desaparecer así.
- Lali yo no...
- No, ahora me escuchas. No
soy tan ilusa como para pensar que ahora somos algo, pero por lo
menos aprendé a disimular, porque cada vez que llegué a donde
estabas, te fuiste. Si tenés algún problema conmigo o es tu estilo
con las chicas, decímelo.
- No tengo ningún problema
con vos.- explicó, caminando a la salida.
- Mejor. ¿Por qué no me
hablas?
- Porque...- suspiró.- Me
ilusiono muy rápido con las personas, Lali. Y el beso bajo la lluvia
me gustó... vos me gustas. Y creo que somos muy diferentes como para
que haya algo.
- ¿Diferentes? ¿Diferentes
cómo? Yo creí que hasta éramos parecidos...
- Lali, yo soy el tipo más
tranquilo del mundo, y vos sos hiperactiva.- se rió.
- Okay, entonces el problema
es que yo bailo ¿No? Mi trabajo.
- No tiene que ver solo con
vos... es conmigo, también. Vos le tenés ganas a Gastón y pasas
ocho horas al día con él, todos los días...
- Todo lo que estás
diciendo tiene que ver conmigo, no con vos. ¿Qué es lo que te hace
tan distinto a mí?
- No te lo puedo decir,
Lali.- llegaron a la puerta.
- Okay, entonces quedamos
así.- asiente y saca el celular del bolsillo.
- ¿Querés que te lleve a
algún lado? Tengo un auto que me prestaron.
- No, gracias.
- Dale Lali, no quiero que
te enojes conmigo...
- ¿¡Me estás jodiendo,
Peter?! Estuviste una semana sin hablarme y cuando lo hacés ¿Me
decís ésto? Me echas la culpa a mí de todo y no me decís cual es
tu culpa...
- Te juro que no te puedo
decir, Lali. Es mejor así.
- Okay, si es mejor así,
dejáme llamar un remis y me voy tranquila.
- ¿Vas a gastar en un
remis? Dale, te llevo.- pasó el brazo por su cintura y la guió.
- No... ¡Soltáme!- se
queja.- No quiero que me lleves, dejáme sola.
- Te llevo y después te
dejo sola.- abrió la puerta del auto azul.
Se sienta de brazos
cruzados, él se ríe al verla.
- ¿Cómo sabés en donde
ensayo? - consulta al llegar.
- El otro día pasé por acá
y te vi llegar.
- Ah. Gracias por traerme.-
sale del auto.
- Lali...- se gira y él
había bajado.
- ¿Qué? - llegó hasta
ella y deja un beso en su boca, uno dulce, suave, lindo.
- Que te vaya bien en tu
ensayo, y que Gastón no te manosee mucho.- dejó un beso corto y
volvió al auto.
- Hola Lali.
- Hola, Gas.- suelta el
bolso y busca el celular.
- Si querés saludáme,
eh...- lo mira y tenía la mejilla esperando un beso.
- Perdón.- lo saluda.- Es
que estoy preocupada por algo y quiero arreglarlo antes de que llegue
el primer coach.- porque tenían uno cada dos horas.
- ¿Te puedo ayudar en algo?
- No, no te preocupes.
No
soy un muñequito para que me beses cuando quieras. Para: Peter.
- Buen día...
- Hola...- le sonrieron los
dos, ella elongaba las piernas con el celular entre manos.
Ya
sé, no lo pensé tampoco. A que hora salís de tu ensayo? De: Peter.
A
las 10, 10 y 30 como mucho. Para: Peter.
Hablamos
a esa hora, entonces. Un beso. De: Peter.
- ¿Empezamos?- sonrió el
hombre, y los dos asintieron.
..............
- ¿Y el truco ese? ¡Genial!
- Si. La verdad no sabía
que los coreógrafos podían ser tan creativos.
- Bueno, llegamos, Lali.-
sonrió frenando el auto.
- Gracias por traerme, como
siempre. - deja un beso en su mejilla.
- De nada. Y te dije que
también te puedo ir a buscar a tu colegio, pero al parecer no te
gusta la idea. Vos y yo nos debemos una charla ¿No?
- No. Gastón, yo te dejé
las cosas bien claras y creo que no hay nada más para hablar, solo
te pido respetar el ambiente de trabajo.
- Bueno. Por eso, no me
estoy sintiendo cómodo.
- No sé, Gas. Mejor mañana
¿Si? Que tengo más tiempo libre porque es viernes, hoy tengo muchas
cosas para hacer.
- Dale, me gusta más esa
respuesta.- sonrió.- Hasta mañana.
- Cuidate.
Baja del auto y sube los
escalones buscando las llaves en el bolso.
- Hola.- una voz le habló
muy de cerca.
- Ay, la re con...- levanta
la cabeza y Peter la miraba, apoyado contra la baranda, de cejas
fruncidas y brazos cruzados.- Pitt, me asustaste la re puta madre...
¿Qué hacés acá?
- Te dije que íbamos a
hablar ¿No?
- Si, pero pensé que me
ibas a llamar... ¿Desde que hora estás acá?
- Diez y cuarto, toqué el
timbre y no atendió nadie.
- Estás hace media hora acá
Pitt ¿Estás loco? - suspira.- ¿Querés que entremos?
- Prefiero que hablemos acá
¿Puede ser?- se sentó en el primer escalón.
- Bueno...- suelta el bolso
y se sienta a su lado.
- Em... bueno. Me gustas,
eso ya te lo dije ¿No?- asiente.- O sea, me pareces una re buena
mina y todo, pero...
- Y ahí se arruina todo lo
anterior que dijiste.
- No digo que tengamos un
noviazgo, ni nada por el estilo... Pero relacionarnos, como quiero
que nos relacionemos, es muy complicado.
- ¿Por?
- Porque vos no estás en
todo el día, Lali. Te veo solo en el colegio, y no quiero que
estemos ahí. Después llegas a tu casa a las once ¿Cuándo se
supone que nos vamos a ver?
- No sé, Pitt. Pero cuando
dos personas se gustan, se encuentra el tiempo, y se aprovecha. Vos
también me gustas... mucho.
- ¿Y Gastón?
- Y Gastón...- supira.-
Estás pesado con el tema Gastón así que te lo aclaro. Gastón es
mi compañero de trabajo, nada más.
- ¿Y cómo te puedo creer
yo eso?
- No sé, creéme y punto.
Además si vamos a tener una relación “no-noviazgo” me parece
que no sos quien, ni yo soy quien, para andar impidiéndole al otro
estar con alguien más. Eso no quiere decir que vaya a estar con Gas
porque no es mi plan.
- Podríamos... probar algo,
pero... que no se entere nadie...
- ¿Por?
- Sabés como son los
chicos, etiquetan mucho y no quiero que etiqueten mal.
- Okay... - asiente.
- Vas a ir a la fiesta el
sábado ¿No? Esa va a ser una buena oportunidad de estar juntos.
- Si, dale.- vuelve a
asentir.- Va a ser mejor que entre Pitt, tengo muchas cosas que hacer
y estoy cansada.
- Okay.- él se para y la
ayuda a pararse, como todo un caballero.
- Hasta mañana ¿Te paso a
buscar?
- Si, dale. Yo le aviso a
Rochi que no venga.
- Dale.- sonrió. Junta el
bolso del suelo y al levantarse otra vez tenía su boca pegada a la
de él.
Los besos de Pedro eran de
esos extraños, difíciles de encontrar. No eran besos ansiosos, de
esos que esperan algo, sino tranquilos. No eran nerviosos, más bien
suaves, no de los que te dejaban sin aire. Eran tiernos, y cada uno
dejaba espacio para el siguiente, y luego el siguiente.
Un carraspido se escuchó y
los dos se separaron.
- Hola, tía.- se ríe
nerviosa.
- Hola, chicos.- la rubia
tenía dos bolsas en la mano.- Traje la comida y está caliente ¿Por
que no entras?- solicitó.
- Si, eh... dame un minuto
que ya entro, llama al ascensor.
- No tardes.- entró y les
dio la espalda al tocar el ascensor.
- ¿Me parece a mí o es un
poco cuida tu tía?
- No, nada que ver.- se
ríe.- Se hace la mala, nada más, pero cuando la conozcas te vas a
dar cuenta de que es una re buena persona.
- Tenés que entrar ¿No?-
recuerda.
- Si...
- Nos vemos mañana.- sonrió
y dejó otro beso dulce entre sus labios.- Que descanses.- dejó otro
más y bajó las escaleras a saltos.
- Vos también.- le sonríe.
Ella no lo ve, pero él se muerde el labio y la mira con una sonrisa
mientras entra. Porque esa chica morocha no le puede poder un poquito
más.